El baloncesto y las Islas Británicas nunca se han llevado muy bien. No es un deporte que figure entre las preferencias de los aficionados de aquellos lares, más volcados con otras modalidades. Pese a los reiterados intentos de la NBA con sus distintas paradas oficiales o de exhibición en Londres y alguna presencia al más alto nivel de la selección de Gran Bretaña, los equipos británicos apenas se han dejado ver por las competiciones europeas. Por eso, ver hoy en Miribilla a los Caledonia Gladiators resulta atractivo, aunque sea por la curiosidad que debe despertar lo que no deja de ser una rareza. El rival del Bilbao Basket y los London Lions, ese proyecto creado con la intención de acabar algún año en la Euroliga que juega la Eurocup, son los únicos clubes de las islas que compiten en Europa. De hecho, los Gladiators también tienen a su sección femenina en la Eurocup Women con un técnico catalán, Miguel Ángel Ortega, al mando.  

El matrimonio formado por Steve y Allison Timoney, empresarios del sector energético, ha realizado una gran inversión para convertir a los Caledonia Gladiators en la referencia del baloncesto escocés, en una alternativa a los Lions y en otra opción dentro de los deportes en sala ante el dominio del fútbol y el rugby. Los dueños proyectan dedicar 20 millones de libras a la construcción de un nuevo pabellón en Glasgow, donde ha acabado una entidad que nació hace 25 años como Edinburgh Rocks, en 2002 pasó a llamarse Scottish Rocks, en 2009 tomó el nombre de Glasgow Rocks y en 2022 ya, con la nueva propiedad, se instaló en East Kilbride, ocho kilómetros al sudeste de Glasgow, como Caledonia Gladiators.

Jugar la FIBA Europe Cup es un primer paso en esa implantación y desarrollo del único club que disputa la British Basketball League. Los otros nueve son ingleses. El Bilbao Basket se enfrentó hace dos veranos en un amistoso al Sheffield Sharks, así que se puede hacer una idea de lo que se va a encontrar. La influencia americana se deja ver en un equipo que preconiza el run and gun, correr y tirar sin demasiadas complicaciones tácticas. Hay licencia para todos. Su jugador más destacado es el escolta Patrick Whelan, internacional con Gran Bretaña que entre 2018 y 2020 militó en el Real Murcia de la LEB Plata y promedia en la FIBA Europe Cup 17,5 puntos.

El puesto de base tiene un nivel correcto con el estadounidense Ian DuBose, que completó su formación en Wake Forest, y el serbio Mihailo Jovicic, que coincidió en la cantera del Real Madrid durante un par de temporadas con Luka Doncic. Por dentro, los estadounidenses Clifton Moore y Trent Buttrick y el bosnio-británico Farho AIihodzic marcan el nivel de dureza, lo mismo que el nigeriano Princeton Omwas en el perímetro. Sin embargo, el fichaje más sorprendente fue el del experto tirador checo Lukas Palyza, que ya se ha medido al Bilbao Basket en otras ocasiones con el Nymburk. En resumen, llega a Bilbao un equipo imprevisible, dispuesto a mostrar sus progresos y reivindicar que por aquellas latitudes el baloncesto también pueden hacerse un hueco.