TRES victorias en cuatro partidos es un balance que habría firmado cualquier seguidor del Surne Bilbao Basket, cuya ilusión se está viendo correspondida en la cancha. Al margen de la casi imposible visita al Gasteiz, el duelo de ayer domingo era una prueba comprometida porque llegaba a Miribilla un rival cargado de calidad y en buena dinámica. Pues bien, los hombres de negro lograron un triunfo indiscutible después de dejar veinte minutos, entre el cinco del primer cuarto y el cinco del tercero de un altísimo nivel en defensa. El UCAM Murcia quedó reducido a muy poca cosa, aunque con su reacción en el tramo final del tercer cuarto puso algo de pimienta al choque.
Los primeros minutos fueron de tanteo, abundancia de contactos y los dos equipos fallaron tiros desde todas las distancias. El mérito del Bilbao Basket fue mantener la intensidad a la espera de que llegara la inspiración. Pantzar, una roca en el perímetro, y Killeya-Jones, dañino jugando de cara ante sus pares, marcaron el camino y Hlinason cerró un parcial de 20-3 en el que lo único que anotaron los murcianos fue un triple de McFadden. Sito Alonso agotó sus tiempos muertos en apenas cinco minutos sin poder frenar a un rival que llegaba hasta su aro con mucha facilidad.
Los locales llevaron al último cuarto con solo un triple anotado y eso no les impidió alcanzar una ventaja de más de veinte puntos que fue un punto de inflexión en un duelo de absoluto dominio del Bilbao Basket. Tras un tiempo muerto, el UCAM Murcia buscó la ventaja física de sus exteriores cerca de la zona y los hombres de negro estuvieron mal en uno de esos detalles a los que se alude en ocasiones. Los de Jaume Ponsarnau cedieron un parcial de 0-14 por un mal uso de las faltas que, con cuatro por hacer en la cuenta, llevaron a la línea de tiros libres a los pimentoneros para añadir ocho puntos muy baratos que les hicieron creer en la remontada.
Con la confianza recuperada, el equipo de Sito Alonso desplegó una defensa presionante, con brazos largos y mucha movilidad, y al Bilbao Basket le entraron las dudas, dejó de mover el balón y abusó de botes innecesarios, hasta que apareció Pantzar para romper esas líneas y con su potencia hacia el aro sacar tiros libres y frenar los mejores minutos del UCAM Murcia. Un triple del base sueco, el segundo del equipo vizcaino hasta entonces, y un 2+1 de Killeya-Jones abrieron el último cuarto y aclararon las ideas del equipo local, que pudo jugar con más verticalidad y atacar los espacios intermedios para encontrar a Reyes, que clavó tres triples para mantener la ventaja por encima de los diez puntos y permitir que el público viviera los minutos finales con tranquilidad.
En ese rato, ya estaba en cancha De Ridder, cuyo caso es curioso. Pese a ser el más joven del equipo, el técnico ha recurrido a él en los dos últimos partidos cuando la tensión subía. La frescura física del belga, el deseo con el que persigue cada balón sin miedo al contacto, se hacen notar para rescatar balones, usar el cuerpo para cerrar el rebote y sumar esos otros detalles que aportan en positivo. Tsalmpouris fue el mejor del equipo en el +/- con 20 en apenas doce minutos, pero en la segunda mitad no participó porque hacía falta otro perfil más físico.
Es lo bueno de esta plantilla del Bilbao Basket, que ofrece más recursos al entrenador, que está logrando en este arranque de curso manejarlos con acierto para ir haciendo acopio, como las hormigas, para cuando empiece el exigente calendario de dos partidos a la semana. Pero eso es algo que quiere hacer el equipo bilbaino y las victorias en apenas cinco días ante el Obradoiro y el Murcia, dos rivales de la zona media que quieren progresar, pueden convencer a los hombres de negro de que están en el buen camino.