La visita de este miércoles (20.00 horas) al Monbus Obradoiro volverá a examinar la solvencia del Surne Bilbao Basket en este arranque de temporada. Tras una brillante victoria en el estreno en casa ante el recién ascendido Morabanc Andorra y una clara derrota ante el Baskonia en el Buesa Arena el pasado sábado, el conjunto vizcaino mide sus fuerzas en encuentro aplazado de la segunda jornada a un conjunto gallego de similar potencial al suyo y vuelve a colocarse en un escenario en el que ya desde la pasada temporada sufrió muchísimo: los encuentros lejos de Miribilla.
Ganar a domicilio en la Liga Endesa no es en absoluto sencillo. Ni es fácil sorprender a los grandes por su clara superioridad ni tampoco a los modestos, que se aferran a esos partidos como local con uñas y dientes pues es en ellos en los que cimentan su supervivencia en la competición. Pero en el caso de la escuadra de Jaume Ponsarnau, la racha adversa se extiende ya demasiado en el tiempo y conviene cortarla para gozar de mayor sostenibilidad y tranquilidad. Y es que el Surne Bilbao Basket no gana fuera desde el 17 de diciembre de 2022, en Manresa, y acumula ya doce derrotas consecutivas, la del pasado sábado en el Buesa Arena y los once últimos desplazamientos del anterior ejercicio.
Esa racha adversa de la pasada temporada fue la que impidió al conjunto dirigido por Jaume Ponsarnau poder optar a objetivos más ambiciosos y conseguir un billete para una competición continental de mayor entidad que la FIBA Europe Cup. Aquel Surne Bilbao Basket arrancó ganando tres de sus primeros seis encuentros lejos del Bilbao Arena -el estreno frente al Joventut y en las canchas del Casademont Zaragoza y el Baxi Manresa, con derrotas en Granada, Lugo y Tenerife-, pero a partir de aquel victorioso 76-86 del 17 de diciembre frente a los de Pedro Martínez llegaron los once resultados adversos consecutivos hasta que la temporada bajó su telón.
Cierto es que seis de ellos llegaron en canchas de conjuntos de play-off (Unicaja, Barça, Gran Canaria, Real Madrid, Baskonia y Valencia Basket), pero también que no fue capaz de sacar nada provechoso contra los dos conjuntos que acabaron descendiendo a LEB Oro (el desahuciado Carplus Fuenlabrada y el Betis) ni contra los rivales con los que compartía pugna continental (el propio Monbus Obradoiro y el UCAM Murcia).
VARA DE MEDIR
Calibrar la consistencia, capacidad y posibilidades de este nuevo Surne Bilbao Basket por la derrota del sábado en el Buesa Arena sería injusto por la enorme diferencia de potencial existente con respecto al Baskonia, pero la comparecencia en el Fontes do Sar sí debería ser una vara de medir mucho más adecuada a pesar de tratarse de una cancha complicada. En sus seis últimas visitas al pabellón gallego los hombres de negro han sido capaces de imponerse en dos ocasiones, la última de ellas hace dos cursos con Ludde Hakanson, Jeff Withey y Damien Inglis teniendo gran protagonismo en el 91-96 final.
El partido del Buesa Arena sacó a la luz algunos aspectos sobre los que el Surne Bilbao Basket debe hacer hincapié para mejorar su rendimiento. Ponsarnau puso el foco especialmente en la falta de solidez y consistencia de los suyos, no solo en lo referente al juego sino sobre todo en el aspecto mental. El conjunto vizcaino se diluyó con demasiada facilidad en el momento en el que se vio dominado en el juego y en el marcador, hasta el punto de que en la segunda parte “nos desvanecimos en todo, en nuestras normas y en nuestros conceptos”. Es de esperar que ante un rival de menor exigencia sea capaz de minimizar sus debilidades, propias de un equipo en construcción, para, al menos, poder ofrecer una imagen competitiva y optar a cortar su mala racha fuera.