Con esfuerzo, tesón y, por fin, una más que correcta gestión de los compases finales de un partido, el Surne Bilbao Basket ha regresado este domingo a la senda de la victoria (84-77) ante un Bàsquet Girona que ha vendido cara su piel. Los de Jaume Ponsarnau no se veían ganadores de un duelo desde antes del parón competitivo de febrero y necesitaban un resultado positivo para no caer en el agobio y el desánimo después de un par de derrotas ligueras contundentes a domicilio y dos horribles gestiones de finales que costaron la eliminación en la BCL.

Lo lograron al calor de Miribilla en un encuentro en el que les costó dar sostenibilidad a su juego, con algún que otro bache, pero en el que supieron doblegar la resistencia de los catalanes con un buen trabajo en los compases decisivos. Ayudó volver a tener unos porcentajes correctos desde la línea de 6,75 (11 de 29) y, sobre todo, la gran labor saliendo del banquillo de un Francis Alonso que va claramente a más y fue importante en los momentos de la verdad, (18 puntos), un Álex Reyes que va consolidándose y un Georgios Tsalmpouris más que útil en ataque. Este trío fue la ayuda que necesitaban Ludde Hakanson y Emir Sulejmanovic para doblegar a los de Aíto García Reneses, en cuyas filas no fue suficiente el magisterio en cancha de Marc Gasol y el empuje de Maxi Fjellerup.

Tuvo que trabajar muchísimo el conjunto vizcaino para sobreponerse a una serie de errores groseros que durante varias fases de la cita dieron aire a los visitantes, pero finalmente supieron imponer su autoridad en Miribilla. Fallaron cuando pudieron romper el duelo en el segundo cuarto (37-26), reaccionaron al momento de pájara tras el descanso (46-48) y jugaron los diez minutos decisivos con el nivel de tino suficiente para desatascar la situación.

ACIERTOS Y ERRORES

El Surne Bilbao Basket mostró sus intenciones desde el salto inicial: colapsar la zona en defensa y activar a sus interiores en ataque. Su apuesta le sirvió para mandar en el luminoso durante los primeros compases de la contienda, pero el Girona no le perdió la cara al encuentro. Kyser y Sulejmanovic movieron los guarismos de los suyos, pero faltó algo más de equilibrio en ataque, pues los lanzadores exteriores comparecieron desatinados. Con Gasol distribuyendo balones entre los suyos y como consecuencia de un puñado de errores locales en ambos aros, no hubo manera de poner tierra de por medio, por lo que el primer cuarto se cerró con un ajustado 19-16 y ambos equipos anotando la totalidad de sus canastas en juego dentro de la ‘pintura’.

Fue activar a Gasol en el cuerpo a cuerpo contra Kyser y el Girona encontró un filón a explotar. Consiguiendo viajar además a la línea de tiros libres, los visitantes pasaron a gobernar el luminoso (24-26). A los anfitriones les faltaba consistencia y acierto para adueñarse de las constantes vitales del duelo, algo que llegó con el ansiado y necesario buen pulso desde la larga distancia. Tres triples de Hakanson, Rosa y Smith cimentaron un parcial de 13-0 para fabricar un más que interesante 37-26 a 3:16 del descanso. Sin embargo, una pérdida infantil de Radicevic sacó a los de Ponsarnau de su estado de gracia y los visitantes, con Gasol como ejecutor (11 puntos en este acto), encontraron argumentos para recomponerse, alcanzando el ecuador de la contienda con un 42-37 que dejaba todo abierto.

PROBLEMAS

En la reanudación, comenzaron a aparecer demasiados problemas en el juego del Surne Bilbao Basket. Bandejas y tiros libres fallados, pases y lanzamientos fuera de guion, rebotes ofensivos concedidos… Ese ecosistema fue una alfombra roja para el crecimiento de la escuadra rival, mucho más sólida y consistente en cancha. El Girona no necesitó exprimirse para recuperar el control del marcador (44-46) y e Bilbao Arena interiorizó que iba a hacer falta más temperatura para sacar la cita adelante. La primera chispa la activó su descontento con la actuación arbitral. A continuación, un triple de Smith ejerció de tabla de salvación para que cinco puntos seguidos de Tsalmpouris aportaran oxígeno a los de Ponsarnau y dos triples seguidos de Reyes colocaran un 61-55 a diez minutos del final que, visto lo visto, suponía una buena noticia.

Pero tampoco ese buena racha tuvo continuidad. Dos canastones de Fjellerup, dos pérdidas de balón seguidas y sufrimiento al canto (63-61). Una antideportiva sobre Gasol a 6:08 del final con 68-63 en el luminoso tampoco sirvió para aclarar el panorama, pues de la jugada solo se sacaron dos tiros libres y en la siguiente acción Sulejmanovic regaló a Vila un balón que se iba fuera para posesión bilbaina evitando la posibilidad de fabricar un buen colchón. Fue un triple de Alonso a cuatro minutos del final el que acabó por desatascar la situación, con un 75-66 que ya no tuvo vuelta atrás. Fjellerup intentó aportar algo de tensión, pero Reyes, desde la línea de 6,75, la fulminó de un plumazo. La ventaja de dobles dígitos (79-69) supuso la tranquilidad definitiva, con los de Ponsarnau regresando a la senda de la victoria y consolidándose en la zona templada de la tabla.