AYER tampoco tocaba sacar rédito de la visita al Real Madrid. En la primera vuelta en Miribilla, el Surne Bilbao Basket estuvo muy cerca de dar la sorpresa cuando estaba en su mejor momento del curso y jugó su mejor baloncesto. Ahora, en este mes de marzo tan cargado de partidos, los hombres de negro están lejos de aquel nivel y los madridistas han cogido velocidad de crucero y son líderes de la Liga Endesa con ocho victorias seguidas con la de ayer domingo. Las diferencias entre ambos equipos son notables en los aspectos básicos del juego y, además, el Bilbao Basket tiene que repartir sus esfuerzos físicos y mentales con los mismos jugadores que se enfrentaron al Gran Canaria, o al Tenerife o lo harán mañana martes al Darussafaka mientras que el Real Madrid utilizó a las piezas que menos minutos han acumulado en esta semana doble de Euroliga y, aún así, le dio para sacar un equipo muy competitivo y, sobre todo, muy superior físicamente.

Curiosamente, el partido empezó con Kyser anotando el mismo tiro que había fallado contra el Tenerife, pero el Bilbao Basket debe rescatar como positivo el primer cuarto en el que su excelente tarea defensiva le permitió recuperar ocho balones. En su debe hay que apuntar que no logró sacar todo el rendimiento de ese juego en carrera, también porque el Real Madrid organizó muy bien su balance defensivo y supo hacer uso de las faltas para frenar las oleadas de su rival. Pero ese ritmo era demasiado elevado para este Bilbao Basket que tiene que dosificar los minutos de varios jugadores para que puedan llegar enteros a la parte final de la temporada. Así, Hakanson solicitó el cambio cuando apenas habían transcurrido cuatro minutos y, de hecho, Jaume Ponsarnau ya lo tenía preparado, aunque el sueco tuvo tres minutos más porque el juego no se detuvo.

Pasado ese tramo, los errores en ataque empezaron a penalizar al Bilbao Basket, inofensivo desde los 6,75 metros, porque abrieron la cancha a uno de los equipos que mejor corre de la competición y que no entretiene el paso de una a otra canasta con el bote. Los hombres de negro no supieron usar sus faltas y al final pagaron también los aciertos desde la larga distancia en el Real Madrid de tipos poco habituales y deseosos de reivindicarse como Hanga, Abalde o Ndiaye, el chaval que hizo su mejor partido en la Liga Endesa. Esos cuatro triples casi seguidos empezaron a hacer mella en el espíritu competitivo del equipo, que para cuando quiso ponerse duro ya había concedido una desventaja de casi diez puntos.

Los hombre de negro pueden firmar ratos de buen baloncesto con su nueva configuración, pero no consiguen hacerlo de forma prolongada y por eso no les está dando para ganar en este mes ante rivales objetivamente superiores. Aunque el Bilbao Basket se colocó a siete puntos en el tercer cuarto, en otro arranque esperanzador, regalar una victoria a su entrenador por sus 400 partidos en la ACB era una quimera, más cuando Causeur sacó su clase a pasear y liquidó el asunto en un pis pas. A partir de ahí, el partido se convirtió en ese tipo de trámites incómodos para el que gana y para el que pierde porque los dos quieren que el reloj corra rápido para ocuparse de cosas más interesantes, que en el caso de los vizcainos se trata de la Basketball Champions League, en la que quieren agotar sus opciones de llegar al Top 8.

En la liga, los de Ponsarnau acumulan solo dos triunfos en los últimos diez partidos, justo desde aquella derrota ante el Real Madrid en Miribilla, aunque en este tramo del calendario han tenido seis duelos ante equipos situados en la zona de play-off que se ha alejado de forma casi irremediable. Por lo demás, la liga es dura para los conjuntos de la clase media-baja y la distancia con los puestos de descenso se mantiene a la espera de que pase esta tempestad y el Bilbao Basket recupere todas sus constantes vitales.