EL Surne Bilbao Basket cerró la primera vuelta con una nota alta y un partido que, pese a la derrota, debe reforzar al equipo de Jaume Ponsarnau. Los hombres de negro no estarán en la Copa, algo que en el arranque de la temporada parecía una meta muy alejada de las posibilidades del equipo bilbaino. Pero su rendimiento lo puso en la mano y al final se ha escurrido por un par de derrotas que ahora se lamentan. Como dijo ayer domingo el técnico catalán, “estarán en la Copa los ocho equipos con mayor presupuesto y nosotros estamos lejos de eso”. Cualquier aficionado neutral habría acertado este elenco de la cita de Badalona, ya no hay sorpresas ni en el camino.

Ponsarnau y sus jugadores deben darse por satisfechos con su rendimiento hasta ahora ya que son cinco los partidos de distancia sobre la zona de descenso. La Copa se ha escapado por poco, pero el Bilbao Basket ha estado diez de las diecisiete jornadas de la primera vuelta entre los ocho primeros y solo en dos jornadas ha estado fuera de los diez primeros. Una de las virtudes del equipo ha sido su solidez para agarrarse a los partidos, pocas veces se ha dejado llevar y eso también ocurrió ayer domingo en el Palau Blaugrana donde los locales buscaban un triunfo amplio que les permitiera discutir al Real Madrid el primer puesto.

Después de soportar primero el chaparrón de triples de Laprovittola en el inicio del segundo cuarto que abrió la primera brecha seria en el marcador y luego los vuelos de Nnaji que pusieron la distancia por encima de los veinte puntos tras el descanso, el Bilbao Basket estuvo cerca de hacer la táctica del conejo ante un rival superior durante muchos minutos. Un parcial de 0-11 permitió superar el tsunami azulgrana, unos buenos minutos de Francis Alonso y un triple de Álex Reyes sellaron otro parcial de 0-12 para afrontar el último cuarto con esperanzas, que tras los mejores minutos del choque fueron algo más con el 80-76 a 1:42 del final y el 82-78 a 1:05. Entonces, cuando el partido se decidía en tres o cuatro posesiones, volvió a aparecer la calidad del Barça, su amplitud de recursos.

La derrota de ayer domingo alejó de forma definitiva el objetivo copero y por ello resultó dolorosa. Ya se sabía que para ganar al Barça había que hacer todo bien y el Bilbao Basket tuvo tramos en los que encadenó desaciertos. Los triples de Laprovittola pueden ser asumibles porque el argentino es capaz de romper los sistemas y entrar en trance anotador contra cualquiera, pero los de Ponsarnau fallaron en ataque en situaciones en las que se requería más contundencia y muchos pases se perdieron en ese bosque de piernas y brazos que es el corazón de la defensa azulgrana.

Pero, por otro lado, este partido, como el que jugó en Miribilla ante el Real Madrid, demuestra que cuando el Bilbao Basket se aferra al trabajo colectivo es capaz de competir con cualquiera porque le permite disimular sus carencias ante rivales tan armados como el Barça. El regreso de Radicevic aportó una pausa y un criterio necesarios ahora que vuelve otra fase exigente del calendario hasta que la competición se pare por la Copa. El Bilbao Basket no estará en ella, pero nada tiene que reprocharse un equipo que ha caminado por encima de las expectativas y que mira a la segunda vuelta con cierta tranquilidad.