El Surne Bilbao Basket juega hoy ante el Barcelona en el Palau Blaugrana con sensaciones encontradas. Por un lado, sabe que una victoria le puede dar el pase a la Copa y también que es posible que ni así le alcance para estar en Badalona porque no depende de sí mismo. También quieren los hombres de negro sacarse la espina de su mal partido en Girona la semana pasada, pero son conscientes de que el rival complicará tal propósito por su enorme calidad porque, además, aún puede alcanzar al Real Madrid en el primer puesto.

Por eso, Jaume Ponsarnau prefiere “pensar en nosotros mismos” en busca de un resultado que, al menos, meta presión al resto de aspirantes a la Copa, que juegan por la tarde. Como ocurre en este tipo de duelos, el Bilbao Basket tiene que hacer todo bien y esperar que el Barça no tenga un día atinado, algo que jugando como local resulta aventurado esperar. Uno a uno, los azulgranas son superiores por lo que las esperanzas de los vizcainos pasan por imponer el juego colectivo y reducir al máximo los errores ante un equipo con mucho físico que dificulta al máximo el juego de sus rivales. Además, el técnico del Barça ya ha encontrado la solidez que buscaba y el Barça no se resiente cuando tiene que tirar de su banquillo, como en normal en plantillas tan largas.

Para el Bilbao Basket, la primera vuelta, pese a las tres derrotas en los últimos cuatro compromisos, ha sido hasta ahora de notable alto y lograr otra victoria sería cerrarla con sobresaliente mirando al objetivo principal del curso. La vuelta de Radicevic debe servir para ordenar los roles y proteger el ritmo de juego a un equipo que tiene entre sus filas a cuatro jugadores que han pasado por la cantera del Barça, Ludde Hakanson, Xavi Rabaseda, Emir Sulejmanovic y el cedido Agustín Ubal, por lo que la motivación se les supone, a ellos y al resto de sus compañeros, decididos a luchar por una oportunidad que parece imposible.