BILBAO volvió a vivir anoche una de esas citas que permiten rescatar la larga historia del baloncesto en Bizkaia, todos esos duelos ante el Real Madrid que han convertido al poderoso equipo blanco en un enemigo respetado y motivante a partes iguales. El Bilbao Basket demostró en una jornada de mucha trascendencia en la pugna por la Copa que su octava posición no es casual y puso todos sus argumentos en la búsqueda de un doble objetivo: el primero, ganar, y si no se podía, perder por una diferencia corta que permita tener la diferencia de puntos bajo control ya que puede ser decisiva. La afición se fue a casa orgullosa porque su equipo plantó cara a un rival enorme, en el que diez de sus doce jugadores han jugado en la NBA y otro más no lo ha hecho porque no ha querido.

Los aledaños del Bilbao Arena fueron un reguero de gente antes de empezar el partido y las gradas se fueron llenando hasta cerca de los 10.000 espectadores. Las colas en los baños o en los bares del Bilbao Arena al descanso ya daban cuenta de que era un día diferente a lo habitual, en el que probablemente muchos se estrenaban en Miribilla ya que se referían a los jugadores por el dorsal y no por su nombre. Las gradas, pese a una hora complicada para el retorno a casa de los aficionados, lucieron un lleno como no se recordaba en la última década y pusieron una sonrisa de satisfacción y cierto alivio entre los responsables del club que ayer martes se encontraron con un buen y necesario pellizco económico, como si al Bilbao Basket le hubiera tocado la lotería en estas fechas.

El partido respondió con creces a esas expectativas porque los hombres de negro nunca se rindieron, pese a que el Real Madrid amenazó en un par de ocasiones con escaparse, y gracias al acierto de Ludde Hakanson y Adam Smith aguantó todas las embestidas de un rival con recursos para dar y tomar. De hecho, cuando el Real Madrid había movido todo su quinteto en el primer cuarto, Chacho Rodríguez y Gaby Deck aún no habían salido a la cancha. El Bilbao Basket se dejó el alma para lograr otra proeza, pero esa frescura física se dejó notar al final en algunas pérdidas de balón que castigaron su esfuerzo. Además, el argentino, alternando las posiciones de tres y cuatro, fue determinante en la sentencia de un duelo muy exigente con sus acciones en el poste bajo y un triple frontal que supusieron nueve de los últimos dieciséis puntos de su equipo.

Sin embargo, a la hora de buscar la clave de la ajustada derrota del equipo de Jaume Ponsarnau hay que citar el clarísimo dominio reboteador del conjunto visitante. Las 18 capturas de los blancos en el aro bilbaino les concedieron 24 puntos de segunda oportunidad que permitieron a los de Chus Mateo compensar sus 17 pérdidas de balón y los 11 puntos que el Bilbao Basket obtuvo de ellas. En un día de récord, Hakanson volvió a firmar un partido inconmensurable, batió por segunda vez esta temporada su máxima anotación en la Liga Endesa y refrendó su importancia en los esquemas del equipo. A su lado, Smith interpretó de nuevo el papel de ejecutor y con sus triples sostuvo las esperanzas de un conjunto inasequible al desaliento que solo estuvo tres minutos en ventaja, pero nunca dejó que el partido se escapara de su radio de acción.

Al final, la calidad del Real Madrid encontró los resquicios para ganar en el último minuto después de que el Bilbao Basket perdonara algunas acciones en la que pudo tomar ventajas algo más amplias que esos tres puntos que manejaba a 6:17 del final tras una canasta de Emir Sulejmanovic. Los de Chus Mateo percutieron donde más ventaja tenían, que era cerca del aro, y se llevaron el triunfo que dejó encantada a toda la gente que casi llenó Miribilla.

Derrota sin daños

La derrota fue mejor asumida no solo por lo estrecho del resultado y la competitividad del equipo, sino por los resultados de la jornada ya que las derrotas del Breogán y el Valencia Basket hacen que el Bilbao Basket mantenga una victoria de distancia sobre sus perseguidores cuando solo quedan cuatro jornadas para el corte de la Copa. El reto ahora para Jaume Ponsarnau y sus jugadores es defender esa ventaja en un calendario que no es nada sencillo ya que solo uno de esos cuatro partidos los jugará en casa. Pero el equipo ha encontrado ya su ritmo, su estilo, que le hace difícil de abordar por cualquier rival, incluso por los más potentes de la competición.

Reacciones

“Se ha escapado por detallitos”

Jaume Ponsarnau. “Ha sido un orgullo jugar en este pabellón que nos ha ayudado a ser competitivos contra el mejor equipo de Europa o al menos uno de los mejores. Se nos ha escapado por detallitos, quizás por cansancio hemos cometido al final errores de más y ellos han encontrado un filón que ha sido Deck. Nuestros errores han sido quizás por exceso de ganas. Otro lastre ha sido el rebote por su superioridad física, que les ha dado 24 puntos tras rebote. Pero estoy muy contento porque todo el mundo ha dado lo suyo en mentalidad y esfuerzo. Hemos conseguido que el Real Madrid sufriera y tuviera que dar su máximo. Aunque no nos ha gustado perder, he felicitado a los jugadores y ahora el reto es ser mejores en esos detalles para poder ganar también a equipos tan poderosos. Si perdemos el tiempo en culpar a los árbitros, no vamos a poder dar ese paso que nos falta”.