El Surne Bilbao Basket quiere mantener su inercia ganadora y sumar cuatro triunfos consecutivos en esta tanda de partidos que tras el parón de las ventanas FIBA le han permitido dar pasos hacia la tranquilidad. Hoy llega a Miribilla el Obradoiro, un equipo que compite aún con los hombres de negro por el mismo objetivo que es la permanencia. El instinto de supervivencia de los gallegos es proverbial y solventaron una crisis de cinco derrotas seguidas con triunfos en Murcia y ante el Barcelona, por lo que hoy chocan dos dinámicas positivas. 

Ciertamente, el Obradoiro arrancó el curso como uno de los conjuntos a vigilar por la calidad de sus refuerzos. Las lesiones de algunos jugadores importantes para Moncho Fernández ha impedido ver su versión completa, pero la plantilla compostelana es larga y, por ejemplo, acaban de recuperar a Kassius Robertson, su máximo anotador de la pasada temporada. Su fichaje estelar Dragan Bender, que puede dar problemas a los cincos locales, está tocado, lo mismo que David Walker, hombre de negro hace unos meses. El empaque lo aportan los hermanos Thomas y Phil Scrubb, que están para lo fino y lo grueso.

El respeto que Jaume Ponsarnau pide hacia el equipo gallego debe entenderlo la afición como una invitación a ejercer como soporte básico en uno de esos partidos que quizás no llaman tanto la atención como otros, pero que pueden marcar la diferencia entre una temporada normal y una notable, entre el sufrimiento y la tranquilidad.