NO es Nikola Radicevic uno de esos jugadores que llamen la atención con estadísticas estratosféricas. Son otros los que aglutinan titulares, figuran en los puestos de honor en los rankings individuales y se llevan las alabanzas de los aficionados, pero el base serbio es de las piezas que con su trabajo sordo pero eficaz se hacen imprescindibles en cualquier equipo. Si el dicho reza que algo tendrá el agua cuando la bendicen, algo tiene también Radicevic que hace que su presencia en las formaciones del Surne Bilbao Basket esté siendo imprescindible para que el equipo de Jaume Ponsarnau logre victorias, cinco hasta el momento.

Es cierto que en un conjunto vizcaino que no va sobrado en ninguna línea cualquier ausencia se nota muchísimo, pero en el caso del serbio ha sido algo llamativo. Los hombres de negro abrieron la temporada con tres victorias consecutivas con él ejerciendo de guardaespaldas de Ludde Hakanson en la dirección de juego, cayeron con holgura en Granada (99-84) en un choque que marchaba equilibrado (60-58) hasta el momento de su lesión en el ecuador del tercer cuarto, se sumaron otras tres derrotas coincidiendo con su periodo de convalecencia como consecuencia del edema óseo que sufrió en la zona del Aquiles de su pierna derecha, con la mayor parte del equipo cayendo en un pozo de desacierto tan profundo como generalizado, y su regreso a las canchas hace un par de jornadas coincidió con el retorno a la senda de la victoria ante el Fuenlabrada, con registro histórico de puntos anotados incluido. Ese resultado positivo tuvo continuidad el sábado en Zaragoza pese a la ausencia de última hora de su compañero de fatigas en el puesto de base, máximo anotador, asistente y jugador más valorado de la formación bilbaina.

Pese a que sus números no son llamativos (5 puntos y 2,7 asistencias de media), tanto Ponsarnau como sus compañeros destacaron durante su ausencia la importancia de Radicevic como factor de equilibrio del colectivo al tratarse de un perfil de jugador único en la plantilla, por lo que aporta registros que son difíciles de encontrar sin él. Con las clásicas posiciones en cancha cada vez más difuminadas en el baloncesto de hoy en día, Radicevic puede considerarse un base clásico, canónico. Hakanson es otro tipo de director de juego, con la mente ocupada a medias entre la generación y la ejecución, mientras que Adam Smith o Francis Alonso, los doses del equipo, pueden echar una mano en esas funciones, pero su juego y sus niveles de acierto se resienten si deben asumir esas responsabilidades, como quedó demostrado recientemente. Radicevic no es tan peligroso de cara al aro como sus compañeros del juego exterior aunque tampoco rehuye la responsabilidad si debe dar un paso al frente (triple y bandeja importantes en el último cuarto el pasado sábado), pero aporta orden, concierto y buena ejecución a los sistemas de Ponsarnau, además de control del ritmo de juego con buen cuidado de bola.

Además, su elevada estatura (1,97 metros) para la posición de base le convierte en una pieza a explotar en diferentes circunstancias ofensivas y de notable incidencia en labores de retaguardia cuando se encuentra a buen nivel físico pues pese a no ser un jugador explosivo sí que tiene cuerpo para defender a pares de diferentes posiciones y no desentonar en los cambios de asignación. Así, no es de extrañar que en varios apartados de la estadística avanzada como la eficiencia defensiva –puntos recibidos por el equipo cada 100 posesiones cuando el jugador está en pista– y la eficacia de tiro rival –número de puntos que anota el contrario por cada tiro de campo lanzado cuando el jugador está en pista– no solo sea el mejor hombre de negro, sino también uno de los mejores bases de la Liga Endesa (top-7 en ambas categorías).

En puestos de Copa

Además, los resultados de la novena jornada permiten al Bilbao Basket dormir en la octava plaza, en posición de disputar la próxima Copa. Sin embargo, no debe dormirse pues tiene ante sí tres duelos importantísimos seguidos en Miribilla: el miércoles ante el Igokea para apuntalar su liderato de grupo en la BCL y el sábado y la próxima semana ante Gran Canaria y Obradoiro para alejar más los puestos peligrosos de la competición doméstica. l