Parece que ya llueve menos en el Surne Bilbao Basket, al menos después de que la Euskal Kopa, aun con derrota, sirviera para disipar el humo de pesimismo que rodeaba al equipo por culpa de una pretemporada alejada de lo normal. El equipo demostró ganas de competir y no se dejó ir cuando se vio trece puntos abajo en el último cuarto, lo cual supone un buen punto de partida para encarar el nuevo curso, Pero la realidad es que a una semana de que empiece la temporada de la Liga Endesa, el equipo vizcaino aún no ha podido hacer un entrenamiento con todos los jugadores de la primera plantilla.

Las graves lesiones de Goudelock y Rigo obligaron a cambiar, o al menos modificar, los planes iniciales y echaron un manto de incertidumbre en un periodo en el que se debe construir una identidad colectiva. Además, Radicevic se lesionó tras el primer partido de la pretemporada en Laredo y ha acumulado cuarenta minutos en cancha en el primer y el último amistoso y casi un mes fuera de los entrenamientos. La del pasado martes fue la primera sesión del base serbio en un mes y esa se la perdió Hakanson, que se ha visto obligado a parar tras sufrir un golpe en las cervicales en el primer partido del torneo de Torrelavega que le ha dejado tieso. Así que Jaume Ponsarnau ha tenido que manejar la posición de base en el día a día y en los amistosos como ha podido y, así, Iñigo Betolaza, siempre templado, ha sido el jugador más utilizado en el puesto.

El trabajo de los jugadores del equipo EBA ha servido, al menos, para mantener el tono de aquellos que han estado a disposición del entrenador. Ante el Breogán, cinco jugadores del segundo equipo senior tuvieron minutos y su presencia siempre ha sido necesaria hasta el último día. De esta manera, la asignación de roles, una de las tareas más importantes en la construcción de un equipo, ha tenido que aplazarse hasta que llegaran los sustitutos de los lesionados. Al menos, el duelo ante el Baskonia permitió adivinar las intenciones de este Bilbao Basket que tiene que afrontar dos competiciones desde la semana que viene y las posibilidades de los últimos en llegar. Los partidos de pretemporada anteriores apenas apuntaron nada porque, por ejemplo, Smith jugó en Torrelavega sin haberse entrenado con sus compañeros y Ubal y Sulejmanovic, fuera de ritmo tras participar muy poco en el Eurobasket, llevaban apenas un par de sesiones.

Horas de cancha

En las entrañas de Miribilla tienen claro que al equipo le faltan horas de entrenamiento en pista, de trabajo conjunto, para llegar al duelo ante el Joventut con ciertas garantías. El comienzo de la temporada será duro para todos los equipos y no sería raro que hasta noviembre se vieran muchos dientes de sierra en los rendimientos. El Bilbao Basket había confiado en mantener la mitad del bloque del curso pasado para mantener algunos automatismos, pero las lesiones de Goudelock y Rigo truncaron esa idea demasiado pronto. Al menos, las dos desgracias ocurrieron cuando había tiempo de maniobra para integrar a las nuevas piezas, aunque el proceso aún no está completo.

Solo Alonso, Rabaseda, Reyes, Withey y Kyser han podido participar en todos los encuentros de la preparación y eso es lo que ha llevado a Ponsarnau a mostrar su sensación de que el equipo “va tarde” en su puesta a punto, aunque la predisposición de los jugadores es muy buena. Contra la mala suerte no hay antídoto posible y el Bilbao Basket tiene una semana para encontrar el mejor punto competitivo. Puede parecer poco tiempo, aunque en baloncesto suele ser suficiente para elevar las prestaciones. La pretemporada ya ha quedado atrás, pero para conocer el techo del equipo habrá que esperar varias semanas y hacerlo al mismo tiempo que se compite.