La victoria número doce, esa en la que la tradición coloca la barrera de la salvación garantizada aunque la historia incluya excepciones -escasísimas, pero existen- ya está en el bolsillo de un Surne Bilbao Basket corajudo y descarado que este sábado puso fin a su racha de cuatro derrotas consecutivas ante un Valencia Basket que llegaba a Miribilla con velocidad de crucero, apabullando tanto en Liga Endesa como en Eurocup. Solo tres minutos y medio hicieron que el partido de los hombres de negro, magníficos en defensa y multidisciplinares en ataque, no mereciese la calificación de matrícula de honor. De hecho, esa franja de partido provocó que los de Álex Mumbrú tuvieran que ganar la contienda en dos ocasiones. Pero el sobresaliente no se lo quita nadie.

Y es que la primera parte, magnífica en lo referente a solidez, esfuerzo defensivo y recursos ofensivos, permitió a los anfitriones alcanzar el descanso con un excelente 46-31. Sin embargo, los primeros compases del tercer cuarto fueron letales para sus intereses. Parcial de 0-14, 46-45 y prácticamente vuelta a empezar. Pero no se vino abajo la escuadra vizcaina. Resistió a flote los momentos de mayor zozobra ante un rival que endureció muchísimo su retaguardia, llegó a los diez minutos finales en pie (59-58) y en el momento de mayor necesidad Andrew Goudelock y sobre todo un entonadísimo Jonathan Rousselle sacaron a relucir su acierto exterior para lograr el impulso definitivo (79-71 a 2:54 del final). Se resistieron los de Joan Peñarroya gracias al rebote ofensivo y a los puntos de Josep Puerto, pero el pulso bilbaino no tembló y Ángel Delgado, con un tiro libre y una canasta a falta de un minuto con el inquietante 79-76 en el luminoso colocó la sentencia. Los tres fueron los mascarones de proa de un triunfo que, sin embargo, no habría sido posible sin el brillo en fases anteriores del duelo de Damien Inglis, de nuevo en su mejor versión de cara al aro rival, y un David Walker mucho más activo y protagonista.

BUEN ARRANQUE

Una defensa intensa y muy activa de manos permitió que fueran los locales los que empezaran mandando (9-4 en poco más de dos minutos). Los de Peñarroya, como era de esperar, endurecieron su retaguardia y al conjunto vizcaino le empezó a costar ver aro, pero la defensa de los de Mumbrú marcó la diferencia y frenó en seco a un rival que arrancó con un tres de diez en tiros y seis pérdidas. En el momento en el que Inglis sumó su calidad en terreno ofensivo, el Surne Bilbao Basket se impulsó hasta un interesante 17-7, pero los taronja cerraron el acto inaugural sin perder la estela bilbaina (19-13).

Un mate a la contra de Delgado volvió a estirar la renta hasta los dobles dígitos (23-13), pero los triples tuvieron un papel capital para que el partido tardara algo más en romperse. A los locales les costaba meterlos (empezaron con un 1 de 10), mientras que en el bando contrario Hanlan y Puerto los convertían para reducir la brecha. Sin embargo, la actitud defensiva del Bilbao Basket fue imperial y gracias a ello, punteando tiros, lanzando ayudas magníficas y robando balones, jugaron al galope de la mano de Walker, Inglis y Hakanson para firmar un 14-0 que solidificó un 40-21 que al descanso fue un 46-31.

Pero todo cambió en la reanudación porque compareció en cancha un Valencia Basket revitalizado. En el arranque del tercer cuarto, al conjunto vizcaino se le salieron un par de tiros y los de Peñarroya aprovecharon para jugar al esprint. Ocho puntos de Hermannsson impulsaron un 0-14 para dibujar un partido nuevo con el 46-45. Walker y Withey mantuvieron en pie la resistencia y el Bilbao Basket, gracias a la insistencia de Inglis, se las arregló para llegar en ventaja a los diez minutos finales (59-58). Pero esta vez fue al conjunto anfitrión al que le vino bien el parón entre actos. Se puso en marcha pletórico en ataque desde el perímetro de la mano de Rousselle y Goudelock, recargó la intensidad de su defensa y el 69-61 a 7:23 del final hizo soñar al Bilbao Arena. El base francés, con otro triplazo, dio todavía más aire a los suyos, y cuando la Mini-Mamba, con cinco puntos seguidos, firmó el 79-71 a falta de 2:54 solo faltaba el impulso final. Puerto se resistió a claudicar, pero el golpe de gracia final de Delgado acabó cazando la victoria más deseada.