Mañana (por hoy) debían jugar un partido aplazado contra el Fuenlabrada que ha vuelto a suspenderse apenas 24 horas antes. El calendario cada vez está más descontrolado.

—Es un jaleo. Nosotros llevamos sin jugar desde el 28 de diciembre y teníamos muchas ganas de regresar a la acción. Hoy (por ayer) hemos entrenado, hemos hecho vídeo y de repente nos han avisado de que se suspendía el partido y no sabemos cuándo lo jugaremos. Espero que no haya problemas de cara al domingo.

Para los jugadores todo esto no debe ser nada fácil.

—Nosotros, por ejemplo, llevamos dos semanas entrenando y llega un momento en el que ni sabes para qué entrenas. Evidentemente trabajas para mejorar, para conjuntarte más con tus compañeros, pero no es fácil estar concentrado cuando ni siquiera sabes si vas a poder jugar partidos.

Para el Coosur Betis no está siendo un curso nada fácil. Colista con tres triunfos, cambios de jugadores, relevo en el banquillo... ¿Cómo lo está viviendo?

—Claro que personalmente me gustaría estar en un equipo que lucha por el play-off como mínimo, pero es lo que nos toca vivir. Aún queda mucha temporada y tengo que sacar lo máximo de mí para ayudar al equipo. Creo que en los tres o cuatro últimos partidos hemos mejorado mucho y hemos competido en todos. Ganamos el último y creo que, dentro del global de la temporada, estábamos en un momento bueno. Este parón competitivo no nos ha venido bien, pero... Yo intento verlo todo con optimismo.

¿Y cómo está viendo su rendimiento como verdiblanco?

—Siendo sincero, me está costando verme bien desde el principio de la temporada y no sé la razón. Puede que sea por la acumulación de derrotas, algo con lo que nunca es fácil convivir... No lo sé. Intento no pensar demasiado en ello y trabajar cada día porque sé que voy a ser capaz de jugar mucho mejor que ahora.

Tras bastantes años jugando a nivel élite en el baloncesto continental, sorprendió bastante su fichaje por el Coosur Betis. ¿Qué buscaba con ese paso en su carrera?

—Después de los dos últimos años en el Khimki repletos de problemas y muy difíciles por el covid, por no jugar y por los graves problemas económicos del club, el pasado verano busqué un equipo en el que pudiera volver a jugar y disfrutar del baloncesto. Me faltaba eso y no quise esperar a agosto o septiembre para poder tener ofertas de Euroliga o Eurocup. Tuve la propuesta del Betis, me gustó y la acepté.

¿Qué le está pareciendo la temporada del Surne Bilbao Basket?

—Al principio también le tocó sufrir bastante, pero en los últimos partidos está mucho mejor. Álex (Mumbrú) ha hecho un buen trabajo como siempre y hay jugadores en crecimiento. Goudelock está jugando muy bien últimamente, como se esperaba de él.

Miremos hacia atrás. ¿Cómo recuerda sus tres temporadas como 'hombre de negro'?

—Buff... Después de haber jugado en muchos sitios puedo decir que han sido los tres mejores años de mi carrera fuera de Letonia. Disfrute muchísimo de todo, de los partidos, del ambiente... Tengo un gran recuerdo, increíble.

Llegó a Bilbao siendo muy joven y encajó muy bien en el vestuario, en la ciudad...

—Se puede decir que llegué como un chaval y me fui como un hombre. En Bilbao me hice un hombre de verdad (risas).

Además, fueron años de emociones fuertes en todos los sentidos. Un primer curso muy duro desde el punto de vista institucional con impagos serios e incluso una huelga y dos últimos de notable nivel deportivo.

—El primer año sí que fue duro en lo colectivo, pero era mi primer año fuera de Letonia, acababa de aterrizar en la ACB y no miraba tanto los problemas extradeportivos o económicos, solo quería aprovechar la oportunidad deportiva y creo que lo hice bastante bien. Y la segunda y la tercera temporada fueron mucho mejores, con más alegrías y más victorias.

Coincidió con el Mumbrú jugador. ¿Le veía como futuro entrenador?

—Si te digo la verdad, me sorprendió mucho. Yo sabía que Álex quería ser entrenador, pero a mí me costaba mucho verle en esa faceta por muchas cosas de vestuario que no se pueden contar (risas).

La pasada campaña, cuando salió del Khimki por los impagos, se habló de un acercamiento entre Bilbao Basket y Dairis Bertans para un posible regreso.

—Sí que hubo esa posibilidad. Hablé con Álex y me preguntó si quería volver para ayudar en la salvación del equipo. En ese momento me lo pensé muchísimo, pero no di el paso porque no estaba para competir a ese nivel ni para ayudar en una salvación. Llegaba de un año casi sin jugar y física y mentalmente no estaba tan bien como la gente me recordaba en Bilbao. No quería ir a hacer el ridículo... Bueno, el ridículo no lo hubiera hecho pero imagina que vuelvo, no lo hago bien... No quería perder esa relación tan bonita que tengo con Bilbao. Por eso al final me quedé en casa, no fui a ningún otro equipo. Me centré a trabajar duro desde marzo para llegar bien a esta temporada.

Queda claro que los dos cursos en el Khimki fueron muy duros...

—Mucho. Por eso he vuelto a la ACB, para tratar de recuperar la sensación de disfrutar con el baloncesto. Sigue habiendo covid y eso lo afea todo, pero no tiene nada que ver con lo que pasamos en Rusia.

Un recuerdo mucho más grato. Tras sus experiencias en Darussafaka y Olimpia Milán y antes de recalar en Rusia, en 2019 le surgió la oportunidad de jugar en la NBA (New Orleans Pelicans, 12 partidos).

—Un sueño hecho realidad, date cuenta de que me llegó ya con 28 años. Al principio ni me creía la oferta porque a veces te llegan opciones que luego no se concretan. Ni pensaba que podía hacerse realidad y cuando mi agente ya me dijo que estaba hecho al 100% le dije: ¡No me jodas! Hasta que entré en pista en mi primer partido no lo interioricé. En ese momento me dije: No sé cómo, pero he conseguido mi sueño. Imagina entrar al vestuario y encontrarte a Anthony Davis, Jrue Holiday, otros jugadores a los que has visto tanto por televisión... Increíble.

¿Jugó contra su hermano Davis?

—No. Estaba en San Antonio y ya habían jugado todos los partidos contra los Pelicans. Habría sido ya insuperable, dos hermanos de un pueblo de Letonia enfrentándose en la NBA.

Este domingo le tocará quitarse de la cabeza todo sentimentalismo. El partido es vital tanto para el Betis como para el Bilbao Basket.

—Todos los partidos que he visto de ellos han sido muy difíciles para los rivales. Juegan muy duro y físico y tendremos que estar preparados. Tenemos que tener muy presente que es un partido muy importante en el que ambos equipos nos jugamos mucho.

El duelo que será más emotivo será el de la segunda vuelta en Miribilla.

—Ojalá cuando juguemos el covid permita que pueda venir toda la gente. Me encantaría volver a ver lleno ese pabellón. Durante estos años he pensado muchas veces cómo sería volver a Miribilla, jugando con el Bilbao Basket o como rival. Tengo mucha ilusión puesta en ese encuentro.

"Mis tres años en Bilbao fueron los mejores de mi carrera fuera de Letonia, llegué como un chaval y me fui siendo ya un hombre”