ay algunos jugadores, los elegidos, que dejan una huella imborrable en los clubes en los que juegan. También otros que quizás no ocupan individualmente un lugar tan destacado en el recuerdo de los aficionados pero, por contra, pasan a la historia por haber pertenecido a plantillas que han conquistado éxitos importantes y por ello se les recuerda con cariño. En este segundo epígrafe entrarían, por méritos propios y también colectivos, Kevin Larsen e Iván Cruz, que mañana regresarán como jugadores del Río Breogán a un Bilbao Arena que fue su casa no hace demasiado tiempo.

El pívot danés y el ala-pívot madrileño fueron dos de los jugadores con los que la entidad de Miribilla afrontó su curso 2018-19 en el infierno en la LEB Oro tras un ejercicio horroroso que terminó en descenso. Aquella acabó siendo una temporada exitosa, finiquitada de manera brillante con un regreso a la Liga Endesa que además se rubricó en Miribilla, escenario de la Final Four, con las gradas a rebosar de aficionados, pero la singladura se inauguró con muchas incógnitas.

Equipo prácticamente nuevo en su totalidad, entrenador debutante, ciertas dudas sobre la respuesta de la masa social tras un año de infausto recuerdo... Pero aunque la campaña no fue un paseo militar y hubo momentos complicados, todo acabó saliendo a pedir de boca, coronando la ascensión a la máxima categoría con aquella imagen de un desatado Javi Salgado levantando al cielo el trofeo de campeón de la Final Four, con la plantilla celebrándolo a sus espaldas.

Allí estaban precisamente Larsen y Cruz. El pívot fue fichado del Horsens IC danés tras haber sido elegido mejor jugador de la competición, mientras que Cruz llegó procedente del Betis, el otro equipo que había descendido a la LEB junto al Bilbao Basket. Desde el principio, ambos supieron ganar importancia en los esquemas de Álex Mumbrú, sobre todo con su facilidad para ser productivos en ataque.

El danés, compartiendo posición con el extraordinario Ben Lammers, promedió 8,5 puntos y 4,6 rebotes en 19 minutos de presencia en cancha y el madrileño, jugando lo mismo y con Leo Demetrio como compinche en el puesto de cuatro, aportó 9,3 y 5,3 respectivamente. Sus caminos se separaron provisionalmente semanas después del ascenso. Cruz se mantuvo un curso más como hombre de negro en la Liga Endesa -con mucho menos protagonismo, pero incluso así tuvo partidos destacados, metiendo 10 y 11 puntos en los duelos contra el Baskonia- mientras que Larsen repitió experiencia en LEB Oro, concretamente en Palencia, consolidándose como uno de los jugadores más dominantes de la competición.

Ambos se reencontraron en 2020 en el Breogán, fueron piezas vitales en el regreso del club gallego a la máxima categoría del baloncesto estatal y se ganaron el derecho a disfrutarla. El ala-pívot está entrando en las rotaciones de Paco Olmos (5,1 puntos y 4,7 rebotes en 19 minutos), pero el pívot apenas ha jugado 55 minutos en todo el curso. Álex Mumbrú se acordó ayer de ellos y afirmó que “seguro que es un partido especial para ellos y para nosotros es bonito recibirles. Miribilla les arropará por lo que hicieron aquí. Les tenemos un gran cariño”.