Cualquier jugador de baloncesto del mundo soñaría con haber sido bautizado por Kobe Bryant, con recibir su apodo de uno de las mayores estrellas que haya dado este deporte, más aún cuando este deriva del original que lucía la gran leyenda de Los Angeles Lakers, fallecido en accidente de helicóptero en enero de 2020. Andrew Goudelock es la 'Mini-Mamba' porque Bryant fue la 'Black-Mamba', porque al astro le gustó la mentalidad y determinación de la que hacía gala su compañero cuando ambos coincidieron en la franquicia californiana a principios de la pasada década. “Cuando me puso ese apodo, yo era más joven y pensaba que no quería ser la versión mini de nadie, pero el tiempo pasó... Fui a China y todo el mundo me llamaba así, fui a Rusia y lo mismo… Empezó a impactarme y me di cuenta de la responsabilidad que supone un apodo como ese, qué especial es que alguien así, con lo gran jugador que fue, te ponga ese mote. Una estrella de ese calibre, con su enorme ética de trabajo, su forma de amar el juego… Cuando murió fui consciente de lo afortunado que fui por haber estado cerca de él, por recibir sus consejos. Sigo recordando todo lo que me dijo, usando sus consejos y continúo hablando a mis compañeros de todo lo que aprendí estando junto a él”, ha recordado este miércoles el escolta estadounidense.

El tiempo ha pasado y Goudelock, a sus 32 años, ha desembarcado este curso en el Surne Bilbao Basket con el rol de gran referente anotador. “Asumir el papel de líder es mi trabajo normal. Durante mi carrera ha sido el rol que he tenido en mis equipos. Incluso cuando era un jugador joven siempre quería ser el líder del equipo porque alguien tiene que tener esa responsabilidad y a mí me gusta. Me siento más cómodo jugando de esa forma, genero mucha atención de los rivales y eso lo hace todo más fácil para mis compañeros”, ha asegurado un jugador que promedia 14 puntos por partido con un 43,5% en triples. “Creo que todavía puedo jugar mejor. Diría que estoy al 70% de lo que puedo dar. Pero estamos ganando partidos y eso es lo importante”, ha añadido.

EN CONSTANTE MEJORA

Goudelock ha desgranado el arranque de curso de los 'hombres de negro': “Empezamos 0-5 enfrentándonos a algunos de los equipos más duros de la liga. Sentíamos que podíamos haber ganado un par de esos partidos. Intentamos no frustrarnos y ahora han llegado dos victorias. Como equipo seguimos creciendo y los jugadores nos vamos conociendo, muchos somos nuevos y tenemos que conectar. Jugamos realmente bien en pretemporada y pensamos que todo iba a ser así. Pero eso no suele ocurrir porque muchos equipos tienen estructuras ya consolidadas y nosotros seguimos trabajando en nuestros sistemas tanto en defensa como en ataque. En los últimos partidos todo va cristalizando. Diría que aún no estamos donde queremos estar, pero damos pasos en la dirección correcta”.

Además, ha agradecido que en los últimos finales apretados haya habido compañeros que han dado un paso al frente asumiendo tiros calientes. “Es genial. Lo más difícil en el baloncesto es defender a un equipo que no solo tiene un foco de peligro. La razón por la cual el Real Madrid o el Barça son tan buenos es porque todos los jugadores lo son, no te puedes centrar en parar a Mirotic porque saldrán Calathes, Davies o Higgins. Cuando Hakanson mete un triple que nos gana el partido, su nivel de confianza crece; cuando Bigote en los dos duelos anteriores mete muchos puntos, su nivel de confianza crece. Y si esos niveles individuales crecen, el equipo crece. A los rivales ya no les vale con decir: vamos a defender a Goudelock, que la tenga que pasar. ¿Que la tenga que pasar? ¡OK, mis compañeros os van a matar! Es así de simple”, dijo entre risas.

Encantado con la ciudad, con el vestuario y el cuerpo técnico, Goudelock solo echa de menos a su mujer y a sus cuatro hijos. “Llevo haciendo esto diez u once años y es normal para mí. Es lo que hago: regreso a casa por un mes y medio más o menos y de vuelta a jugar a otro lugar. Entendemos de qué va esto y se lo explico a mis hijos. A veces es duro porque estoy muy unido a mi familia, pero es así", reconoce. Agradece sentirse bien físicamente. Saltó a cancha ante el Hereda San Pablo Burgos estando enfermo, pero "si mis piernas y mis brazos funcionan, yo juego".

ENCANTADO CON LA AFICIÓN

Estos dos últimos compromisos le han servido para conocer a la 'marea negra' y para disfrutarla: "El ambiente fue genial. Había oído buenas cosas sobre nuestros aficionados y sobre el ambiente en este pabellón y estoy contento de jugar delante de esta gente. Nos dieron energía extra, estoy seguro de que sin ellos nohabríamos ganado estos dos partidos. Crean un gran ambiente. Gritan, aplauden, se levantan, nos empujan cuando lo necesitamos. Con el covid-19 todo era distinto y muchos jugadores echamos de menos todo esto". Él mismo ya conecta con la grada del Bilbao Arena, como demostró con sus gritos y gestos contra el Burgos. "Quería involucrar al público en el partido. Estábamos en una buena racha y quería que se sintieran parte de ella. A veces necesitamos energía. En los primeros partidos no teníamos aún esa conexión, gente que gritara y aupara al público, solo lo hacía Ángel Delgado porque él es así todo el tiempo. Sentí que en ese momento lo necesitábamos. A mí me encanta jugar a baloncesto, en ese momento me sentía genial y quería compartir esa emoción con la gente. Nuestro equipo siente ese apoyo que le da la afición, cuando acaba un tiempo muerto y regresas a la cancha con los gritos de tus aficionados te sientes impulsado", apunta.

Por último, cuando ha sido cuestionado por su jugador favorito de la Liga Endesa, se ha tomado unos segundos de reflexión antes de barrer para casa con una gran sonrisa: "¡Ángeeeel Delgadoooo!".