L Bilbao Basket deberá seguir buscando otras opciones más favorables de progresar en la clasificación porque el Baskonia tampoco perdonó en el derbi del domingo en Miribilla. Siempre se habla del cansancio de los equipos de Euroliga, de aprovechar sus despistes. O se hablaba, porque esta temporada eso está ocurriendo menos que nunca y los gasteiztarras, con aquella derrota al inicio de la temporada ante el UCAM Murcia, agotaron su cupo de distracciones. Los hombres de negro compitieron con bastante dignidad durante muchos minutos, pero cometieron el error que tantos disgustos les está costando esta temporada. Perdieron la concentración en dos tramos muy concretos y lo pagaron de nuevo.

En los últimos 3:34 del segundo cuarto se pasó de un 35-38 a un 35-45. Y en los últimos 3:12 del tercer cuarto el marcador viajó de un 52-58 a un 55-69. En esos poco más de seis minutos y medio de juego, el Bilbao Basket recibió un parcial adverso de 3-18 que acabó pesando como una losa, sobre todo el segundo de ellos, que terminó por romper el partido porque mentalmente pesó en el equipo de Álex Mumbrú. El Baskonia no alteró su rotación principal hasta que el partido estuvo sentenciado y llegó a mandar por 23 puntos gracias a que, como se esperaba, logró imponer su versatilidad y ventaja de tamaño en el cinco inicial.

Desde el primer minuto, castigaron a Jenkins en el poste bajo y generaron desajustes en la defensa bilbaina, que si ayudaba al estadounidense descuidaba otros flancos. Lo aprovechó con precisión quirúrgica Dragic, que para el descanso ya había sumado 21 puntos y al final batió su récord de puntos en la ACB. Serron, otro que apareció en un rol de anotador que no le corresponde, trataba de compensar, pero su tercera falta hizo daño. Con solo tres canastas de dos puntos antes del descanso, bastante hizo el Bilbao Basket con mantenerse vivo. Lo logró porque su porcentaje de triples era alto, pero en cuanto ese acierto decayó su capacidad de resistencia saltó por los aires.

Porque la defensa baskonista no hace concesiones. Es el credo de Dusko Ivanovic no se regalan botes al rival, ni se conceden canastas fáciles y no hay un cambio defensivo que sea para acomodarse. Eso obliga a mover con agilidad y dureza y cada vez que un jugador de Álex Mumbrú gastaba algún segundo de más con el balón en las manos, le caía un bosque de manos, brazos como aspas de molino que cerraban las líneas de pase. El Bilbao Basket trató de ser cuidadoso en ese sentido porque en el caos tenía las de perder, pero realmente su último aliento de vida en el derbi lo tuvo cuando Rousselle se puso el mundo por montera y empezó a penetrar en la tupida defensa visitante. Los nueve puntos del base francés en tres minutos no tuvieron acompañamiento y dos bandejas falladas, una pérdida de balón impidieron sacar más rédito a los peores minutos del Baskonia.

sentencia sin pestañear

Balvin se hizo presente en la zona en ese tramo, pero ni Hakanson ni Kulboka daban señales de vida, Brown y Jenkins batallaban en inferioridad, aunque en realidad les ocurrió a todos los hombres de negro, demasiado tiernos para pelearse con gigantes. En ese tramo final del tercer cuarto, la zona que planteó Mumbrú, que apenas utilizó a Reyes, su exterior más alto, no hizo daño a un Baskonia que en ese momento colocó a sus cinco jugadores muy abiertos contra un quinteto con tres pequeños y abrió muchísimo espacio en la zona. Olió la sangre y sentenció sin pestañear.

Así, el partido acabó haciéndose largo en las filas locales, incluso con el maquillaje final que redujo la distancia a un margen quizás más justo. En cualquier caso, el Bilbao Basket vuelve a abrir otra racha negativa. Lo de ayer era muy complicado, pero ya está dicho que no puede fiar la suerte de la permanencia a los duelos contra los rivales directos. Necesita añadir más munición a su juego para superar a aquellos con los que hasta ahora no ha podido sumar ninguna victoria.

Un parcial de 3-18 en los finales del segundo y el tercer cuarto arruinó el trabajo del Bilbao Basket ante un rival superior

El Baskonia explotó su ventaja física en el perímetro y su defensa sacó del partido a los principales anotadores del conjunto vizcaino