El Bilbao Basket seguirá una semana más como colista de la Liga Endesa tras caer ante el Baskonia en un duelo que fue, para desgracia de los hombres de negro, demasiado fiel a lo que se podía esperar, a un guion que ya estaba escrito de antemano. Se esperaba del grupo humano de Álex Mumbrú trazas de rebeldía, ganas de derrotar a la tiranía de la lógica pese a tenerlo todo en contra en la noche del domingo, y así fue. Pero de los de Dusko Ivanovic se tenía claro que iban a volcar sobre la cancha de Miribilla su abrumadora superioridad física, su mayor explosividad y su motor más potente y fueron fieles a sí mismos. El conjunto local, voluntarioso, revoltoso por momentos, se sujetó sobre el alambre durante tres cuartos y medio, pero finalmente le faltaron recursos ante la enorme exigencia que el rival le marcaba en cada ataque y en cada defensa. La contienda fue fiel a la diferencia que puede esperarse entre un conjunto que pugna por entrar en el Top 8 de la Euroliga y otro que chapotea para intentar no ahogarse en el pozo de la Liga Endesa y sin factores externos como el ambiental que colaborasen al mayor equilibrio de fuerzas acabó ocurriendo lo más previsible y el conjunto vizcaino ve pospuesta esa caza y captura de resultados positivos que tanto necesita para su supervivencia.

Y es que a este Bilbao Basket, sin el impulso de su público -la sensación desoladora de asistir a cualquier partido de baloncesto con las gradas vacías se incrementa en un derbi-, le faltan demasiados argumentos para desafiar con opciones fundamentadas de éxito a rivales de tanto voltaje. La diferencia de físicos fue el domingo descomunal en prácticamente todos los emparejamientos y los de Mumbrú casi siempre tuvieron que jugar al límite de la exigencia, forzadísimos. Pudieron mantenerse en el partido cuando las rachas de acierto en el triple jugaron a su favor, porque anotar en las distancias cortas e intermedias fue una tortura, sobre todo en la primera mitad, en la que el Baskonia, por contra, encontró el impulso de un arrollador Zoran Dragic. Los anfitriones quisieron tapar sus carencias con voluntad y aplomo, lo que les sirvió para mantener la cita equilibrada hasta el 52-58 a 2:58 de la conclusión del tercer cuarto gracias a las penetraciones de Jonathan Rousselle y al trabajo de chapeau de Ondrej Balvin debajo de ambos aros (9 puntos, 14 rebotes, siete en cada canasta, e infinidad de golpes recibidos en el fragor de la batalla), pero a los de Ivanovic les quedaba una velocidad más para castigar al galope todos y cada uno de los errores del rival y se impulsaron hasta el 57-77 a cinco minutos del final para dar carpetazo al asunto. A John Jenkins se le vio poco en la segunda parte, a Goran Huskic le pasó por encima la carga física del duelo y Ludde Hakanson y Arnoldas Kulboka tuvieron otro partido de pólvora mojada, con una canasta de diez intentos entre ambos. Jaylon Brown lo intentó sin parar, pero también sin demasiado fundamento (solo dos dianas de once lanzamientos en juego).

Desequilibrio físico

El partido arrancó con una clara consigna de Ivanovic a los suyos: jugar al poste con Alec Peters para hacer valer los trece centímetros en los que superaba a su compatriota Jenkins en cuanto a estatura. Le salió bien la apuesta de inicio (luego Mumbrú cambió asignaciones, con Quentin Serron e incluso Kulboka encargándose de su marca), pero la voluntad defensiva y los siete puntos del exterior belga en los seis minutos iniciales hicieron que la contienda amaneciera competida. El Bilbao Basket fallaba muchos tiros abiertos y le costaba mover la bola con fluidez, pero lo compensaba con un notable esfuerzo en retaguardia. Fue el Baskonia el primero en pisar el acelerador ofensivo para marcharse hasta el 9-15, pero el Bilbao Basket reaccionó con brillantez firmando un 10-0 a partir de una antideportiva de Pierria Henry y dos triples de Rousselle, aunque los gasteiztarras se las arreglaron para cerrar en ventaja el primer acto (19-20). El problema para los hombres de negro empezó cuando los visitantes comenzaron a sumar de tres en tres de la mano de Dragic, entonadísimo. Trataron de aguantar los de Mumbrú de la mano de Brown, Jenkins y Regimantas Miniotas, pero su defensa comenzó a resquebrajarse y a encajar demasiados dos más unos. El 29-38 a cinco minutos del descanso era sinónimo de peligro, pero Jenkins y Serron taponaron la vía de agua con dos triples. Sin embargo, Dragic, imperial con 21 puntos en los dos primeros cuartos y muy superior a todos sus pares, siguió manteniendo a los suyos con una renta solvente pese a perder por lesión a Tonye Jekiri. Por contra, el Bilbao Basket, con Balvin quejándose amargamente por la cantidad de contactos no señalados, se quedó seco en ataque y el 35-45 en el ecuador de la contienda dejó un panorama muy complicado. El 44% desde la distancia de 6,75 mantenía con respiración asistida a los de Mumbrú porque el nivel de acierto en las distancias medias y cortas era dantesco (3 de 11, 21% en tiros de dos) ante un rival mucho más efectivo (11 de 17 en tiros de dos y 5 de 7 en triples).

En la reanudación, Luca Vildoza salió con la intención de dar carpetazo rápido al asunto, pero se encontró con la resistencia de un corajudo Rousselle, con nueve puntos en poco más de tres minutos, para acercar a los suyos hasta el 46-50 a base de muñeca y penetraciones marca de la casa. Sin embargo, en esos momentos al conjunto bilbaino le faltó algo de temple y fortuna para seguir apretando las clavijas al partido. Y es que el Baskonia no tardó en recuperarse del golpe y volver a imponer en cancha su mayor fortaleza y velocidad para entrar al último cuarto con un 55-69 que dejaba todo decidido ante un Bilbao Basket cada vez más penalizado por sus desajustes en defensa y sus problemas en ataque en el momento en el que la solvencia y actitud guerrillera de Balvin dejaron su lugar en cancha a un muy poco eficaz Huskic. La brecha llegó a ser de 23 puntos (57-80), pero los locales no se entregaron hasta el bocinazo final, maquillando el resultado final de un partido que, para su desgracia, fue demasiado fiel a un guion que ya estaba escrito.

Dos más uno

1

Acierto. El Bilbao Basket se mantuvo en el partido gracias a sus rachas de acierto desde los 6,75. Le costó muchísimo anotar con solvencia en las distancias cortas e intermedias, sobre todo en la primera mitad.

2

Físico. La diferencia entre ambos conjuntos quedó patente en casi todos los emparejamientos, por lo que el equipo vizcaino casi siempre jugó muy forzado, prácticamente al límite.

3

Jekiri. El pívot del conjunto gasteiztarra tuvo que abandonar la cancha a 2:50 del descanso como consecuencia de una lesión en su rodilla derecha cuyo alcance se conocerá en las próximas horas.