Eliminado ya de la Basketball Champions League tras su derrota del miércoles en la cancha del Pinar Karsiyaka, el Bilbao Basket ya no tiene ninguna distracción competitiva ni mental que le impida poner los cinco sentidos y el 100% de su energía en su gran objetivo del curso: la supervivencia en la Liga Endesa. Para ello, el primer paso debe darlo hoy (18.00 horas) en tierras gallegas rindiendo visita a un Monbus Obradoiro que lleva más de un mes sin saltar a cancha como consecuencia de la irrupción masiva en su vestuario del maldito covid-19. El último encuentro de los de Moncho Fernández data del 27 de diciembre (derrota en Murcia para finiquitar una racha adversa de un solo triunfo en nueve compromisos) y solo el pasado sábado pudieron volver a entrenar en grupo. Jugadores como Kassius Robertson, Álvaro Muñoz o Álex Suárez han hablado públicamente sobre la dureza de la enfermedad, sobre el daño que provoca a los cuerpos y el nivel de ansiedad que genera en las mentes, por lo que queda claro que los anfitriones, reforzados con el base Antonis Koniaris, cedido por el Olympiacos, no estarán al 100%.

El Bilbao Basket tampoco pasa, ni de lejos, por su mejor momento. Las lesiones, el goteo incesante de derrotas y el hecho de verse lejos de competir los partidos han hecho daño a un grupo que se aferra al reciente regreso a la actividad de Ondrej Balvin y a la posibilidad de volver a contar hoy con Ludde Hakanson tras su larga ausencia por su lesión de tobillo para tratar de ganar hoy en Fontes do Sar (en Miribilla se impusieron los de Álex Mumbrú por un claro 99-81). La competición no permite treguas y los hombres de negro están obligados a tratar de aprovechar los problemas de su rival porque sus adversarios directos siguen sumando victorias y no pueden permitirse el lujo de perpetuar su estancia en los puestos de descenso.

Tras catorce horas de viaje para regresar de Turquía el jueves por la noche, Mumbrú solo pensaba ayer en recuperar físicamente a los suyos para afrontar un duelo que prevé "disputado". "Llevan más de un mes sin competir. Con esto del covid ya sabemos que estamos ante una temporada diferente. Obradoiro lleva una semana entrenando y será un rival duro. Es un equipo con las ideas muy claras, están muy bien entrenados, tácticamente saben a lo que juegan, con jugadores con anotación y peligro constante", desgranó.

El técnico reconoció que su optimismo acerca de las posibilidades del Bilbao Basket de salir del pozo se fundamenta en el hecho de ir recuperando efectivos. "Balvin el primer día jugó catorce minutos porque no podía más y en Turquía ya estuvo en cancha veinte, es un estímulo. Si conseguimos que vuelva Ludde y se meta en dinámica, será como tener dos fichajes más. Una baja que parecía que iba a ser de poco tiempo al final ha sido de tres meses y eso es algo muy importante para un grupo como el nuestro porque jugamos muy en equipo, rotamos mucho y cualquier ausencia se nota", destacó. Sobre la renovación de John Jenkins hasta final de curso, reconoció que "es un jugador que se ha adaptado bien. Vino con mucho ímpetu, pero al estar casi un año parado le costó coger la forma. Ahora está mejor y entiende mucho más nuestro juego porque, además, le tuvimos que meter en dinámica sobre la marcha. Él quería quedarse y el club quería que se quedara".

Además, Mumbrú aseguró entender la "preocupación" existente sobre la situación del equipo: "Si el curso pasado hubiésemos sufrido, seguramente este año estaríamos más tranquilos. Entiendo que haya preocupación, que haya gente a la que no le guste cómo está jugando el equipo y que no estén contentos, pero tenemos los que tenemos, tenemos a los que queremos, y somos los que vamos a luchar hasta el final. Eso lo tenemos grabado a fuego. Daremos todo lo que esté en nuestra mano para intentar ganar encuentros".