LESSANDRO Gentile y el Movistar Estudiantes forman un matrimonio de conveniencia. Por segunda, el alero italiano (Maddaloni, 12-11-1992) llega con la temporada empezada a la Liga Endesa y por segunda vez el club colegial puede incorporar a un jugador que, en circunstancias normales, no estaría a su alcance. Pero hace ya algún tiempo que nada es normal en la carrera del hijo del mítico Ferdinando Gentile, que ha pasado de ser una de las grandes esperanzas del baloncesto de su país a cambiar de equipo con sospechosa asiduidad. "No tengo mal carácter. Soy una persona que habla a la cara. No me gusta ser falso", aclaró para desmentir su fama de chico malo tras su segunda llegada al Estudiantes, en principio por tres meses para sustituir al lesionado Edwin Jackson, que estaba llamado a ser el referente anotador de este curso en la plantilla que dirige Javier Zamora.

Ese papel lo ha tomado Alessandro Gentile sin tardar demasiado, como ha hecho siempre a lo largo de su carrera. En Bilbao lo saben bien ya que fue una de las figuras del Europeo U20 de 2011 en el que llevó a su selección a la final que perdieron ante la España del inalcanzable Niko Mirotic. Entonces ya arrastraba maneras de estrella, incluso en las ocasiones en las que muchos de aquellos jóvenes con ganas de socializar más allá de la cancha se batieron el cobre en la noche bilbaina. Formado en la prolífica cantera del Benetton Treviso, tras brillar en aquel torneo fichó por el Armani Milán, donde ya había jugado su padre dos décadas antes. Pronto empezó a producir puntos con la facilidad que le dan sus buenos fundamentos y la fortaleza física de sus 2,01 metros y llamó la atención de la NBA.

Los Minnesota Timberwolves le escogieron en el draft de 2014, el mismo año en el que Alessandro Gentile alcanzó su cénit con el título de la Lega y el MVP de la final. No solo la NBA, también otros grandes clubes europeos como el Barça rondaron a un jugador que acaparaba mucho balón, pero al que la evolución del baloncesto le empezó a dejar sin hueco. Sin un fiable lanzamiento de tres puntos, el italiano empezó a ser comparado con Carmelo Anthony y considerado un jugador de indiscutible calidad individual, pero de dudosa eficacia, puesto bajo la lupa escrutadora de las estadísticas avanzadas. En 2016 salió de mala manera del Milán y fue cedido al Panathinaikos, donde tampoco cuajó y acabó la temporada en el Hapoel Jerusalén.

En la siguiente temporada, la 2017-18, brilló de nuevo en el Virtus Bolonia, pero estaba sin equipo cuando en noviembre de 2018 le reclamó por primera vez el Estudiantes. Pese a sus 15,1 puntos de media, los estudiantiles solo lograron ocho victorias en 22 partidos con Gentile, que denunció las deudas que el club tenía con él cuando la temporada pasada llegaron algunos fichajes. Él ya estaba en el Trento, del que era el máximo anotador, con ese mismo promedio, cuando se paró por la pandemia. Pese a sus quejas y a que su primer etapa en el Estu no pareció acabar bien, a las dos partes les ha convenido juntarse de nuevo. Zamora le convenció para regresar. "Me conoce y sabe cómo puedo ayudar al equipo. Es un entrenador muy joven, pero sabe bien lo que necesita el equipo. Es una persona a la que respeto mucho", aseguró Gentile.

Su segundo debut coincidió con tres triunfos seguidos del Estudiantes, pero el equipo acumula ahora cuatro derrotas seguidas, casualmente, o no, cuando el protagonismo de Gentile ha crecido. Vuelve a estar en más de 15 puntos por partido, pero a base de mucho balón consumido con catorce lanzamientos por partido y casi cuatro pérdidas. Con todo, lo que llama la atención es su pobre porcentaje en triples, apenas un 20%, que puede explicar su desubicación en el baloncesto moderno. Pese a ello, el italiano no se corta y en la última apretada derrota ante el Unicaja tuvieron mucho que ver en el último minuto dos lanzamientos suyos desde los 6,75 de dudosa selección. Pero Alessandro Gentile es así, o lo amas o lo odias, y en el Estudiantes han decidido amarle y, aunque no es oficial, van a seguir juntos hasta final de temporada. "Necesitábamos un jugador que pudiera asumir un rol de referencia ofensiva y liderazgo. Alessandro reúne ambas características, conoce la casa y es de mi absoluta confianza. Tiene un gran talento y es muy polivalente", dice su entrenador. Quizás en el Estudiantes pueda encontrar de nuevo la estabilidad una estrella que ahora es errante y de la que muchos ya no se fían.

El alero italiano nunca ha eludido la responsabilidad para bien o para mal, pero a su estilo de juego siempre se ha catalogado de poco eficaz