Transcurridas ya las diez primera jornadas de la Liga Endesa y tras haber disputado ocho encuentros (además de la jornada de descanso ya disfrutada, tiene pendiente el duelo aplazado contra el Morabanc Andorra), el Bilbao Basket sigue lejos del equipo que quiere ser. Su balance de 1-7 no deja lugar a dudas sobre el desempeño de los hombres de negro en este amanecer del curso. Al equipo de Álex Mumbrú le falta dotarse de un andamiaje sólido que le permita gozar de una mayor sostenibilidad en los partidos, incrementar su puesta en escena física para aguantar las embestidas de los rivales y que un buen puñado de jugadores dé un paso al frente para que su rendimiento empiece a ser el que se esperaba.

En el camino del conjunto vizcaino han aparecido una serie de elementos incontrolables que han dificultado su acceso al cumplimiento de estas premisas, imprescindibles para opositar a más victorias. La más importante de ellas, el baile de fechas de muchos partidos derivado de los aplazamientos por la pandemia del covid-19, que han llevado a los de Álex Mumbrú a, sobre todo, largos periodos de inactividad que chocan frontalmente contra los intereses de un grupo humano que si algo necesita es minutos de alta competición para ir ensamblándose y afilando su juego. Tampoco las lesiones, con Tomeu Rigo causando baja para toda la temporada y Jaroslaw Zyskowski y Álex Reyes, los dos aleros del equipo, actualmente en el dique seco, han ayudado. Había otro palo en la rueda con el que se contaba desde el verano: el calendario. El sorteo de rivales se había cebado con los hombres de negro, dibujando un indigesto y áspero arranque que la realidad no ha hecho más que refrendar.

En los ocho encuentros que lleva disputados, el Bilbao Basket se ha enfrentado ya contra los seis equipos que encabezan la tabla en estos momentos y contra siete de los nueve primeros clasificados. Por el Bilbao Arena han pasado ya el primero (Real Madrid), el segundo (Iberostar Tenerife) y el noveno (Monbus Obradoiro, única victoria bilbaina hasta el momento) y las salidas le han llevado a visitar al tercero (Barça), cuarto (Baskonia), quinto (Joventut) y sexto (Baxi Manresa). Entre las escuadras que ya han cruzado fuerzas con los de Miribilla solo el Herbalife Gran Canaria (2-7) presenta un balance negativo de victorias y derrotas.

Ejercer de matagigantes y robar algún partido ante los grandes siempre entra dentro de lo posible, pero encontrarse a estas alturas de campaña con solo una victoria era algo que podía ocurrir atendiendo a la entidad de los rivales. Lo peor del asunto es que las sensaciones que ha desprendido el conjunto vizcaino no han sido del todo positivas y desde este domingo entra en esa fase del ejercicio en la que empieza a jugarse buena parte de su porvenir, pues comenzará a tener en frente a rivales más asemejables a su potencial, contra los que está obligado a dar el callo para empezar a levantar el vuelo y no quedar atrapado en el sótano de la tabla envuelto en una espiral de resultados adversos. Desde este domingo hasta el final de la primera vuelta deben pasar por Miribilla, en este orden, UCAM Murcia, Morabanc Andorra, Movistar Estudiantes, Unicaja, Acunsa GBC y Valencia Basket, mientras que deberá rendir visita a Coosur Betis, Casademont Zaragoza, Urbas Fuenlabrada y Hereda San Pablo Burgos.

El Bilbao Basket está obligado a mejorar su rendimiento para pescar victorias ante rivales directos en las próximas jornadas. Para ello será necesario recuperar a todos sus efectivos -Zyskowski podría perderse el duelo ante el Bamberg del martes y es duda para el domingo contra el Murcia y Reyes está pendiente de evolución-, solucionar la situación de Kingsley Moses, inactivo en tres de las últimas cuatro citas, e incorporar y meter en dinámica a su sustituto (Goran Huskic) y que los Arnoldas Kulboka, Aaron Jones, Ludde Hakanson o el propio Zyskowski empiecen a explotar sus virtudes con más regularidad porque el Bilbao Basket necesita a todos para comenzar a remontar.