En la habitación 507 del hotel Primus Valencia, “jugando a las cartas y charlando con los compañeros”, concentró Thomas Schreiner lo que ha sido su paso por el Bilbao Basket. Allí, dentro de la burbuja de la fase final, pasó sus últimos días como hombre de negro y ayer, aún con muletas por la lesión en la rodilla que se produjo en el duelo ante el Joventut, se despidió en Miribilla de un club que le debe estar agradecido para siempre. Y no solo por el triple que certificó el ascenso la pasada temporada, sino porque, como recordó el director deportivo Rafa Pueyo, el base austriaco fue el primer jugador que fichó por el Bilbao Basket en aquel verano posterior al descenso en el que todo era incertidumbre. Él abrió la puerta de la confianza en el proyecto a todos los que llegaron después y que formaron el grupo que devolvió a la ciudad a la élite del baloncesto.

De todos ellos se acordó Schreiner porque “sin ellos no será posible que el Bilbao Basket vaya a jugar la Champions League”. “Cuando llegué podía soñar con lo que ha pasado, pero que se cumpliera era muy difícil. Es mérito de todos los que han trabajado para este éxito: club, dirección deportiva, entrenador, jugadores, afición...”, comentó el base de Sainkt Polten, que amplió su lista de momentos inolvidables: “Más que con el triple o con una victoria me quedo con el día a día. Con las charlas con Txipi, que siempre me esperaba aquí fuera fumando, con Ibon (el utillero), que es un forofo de Eibar, con los fisios, con Txema y Félix (los conductores del autobús), las noches jugando a cartas… Charlas sobre baloncesto y sobre filosofía de vida. Esos recuerdos quedan para siempre”. Y cómo no, se dirigió a esa afición que “a Susan (su próxima esposa) y a mí nos recibió con los brazos abiertos y que esperaban dos horas tras el partido para nuestros autógrafos o fotos. Espero que hayan disfrutado conmigo tanto como yo con ellos”.

Schreiner dejó claro que “las personas del club y su entorno son los que hacen grande al Bilbao Basket”. En este tiempo en Bilbao, ha podido comprobar que “el efecto Miribilla no es solo el pabellón, que es tan bonito. Es como vive la gente de Bilbao el baloncesto y el deporte en general”. En estas dos campañas, todo ha salido rodado, por eso el austriaco pidió en su adiós, también a los medios de comunicación, que “cuando venga una mala racha sigan apoyando, que no olviden todo lo bueno que se dice ahora cuando las cosas salgan mal”. De todas formas, Thomas Schreiner se mostró convencido de que “este club tiene mucho futuro. Creo que mientras esté Álex como entrenador, junto con Lolo y Javi, va a tener muchos éxitos. El equipo del año que viene va a ser muy bueno y la temporada va a ser tan buena o mejor que esta”.

Su próximo objetivo es recuperarse de su lesión antes de definir su futuro. “No sé en qué liga jugaré, en qué país, a qué deporte… Solo quiero ponerme bien antes de decidir”, apuntó. Allí donde vaya también dejará huella de esa enorme calidad humana que resaltó el director general Pedja Savovic. “Gracias por el respeto de todos los compañeros. Espero haber sido tan buen compañero como lo han sido ellos”, dejó como despedida un jugador que se ha ganado un hueco importante en la historia del Bilbao Basket.

“La afición nos recibió con los brazos abiertos. Ojalá hayan disfrutado conmigo tanto como yo con ellos”

Exjugador del Bilbao Basket