bilbao - Los sueños, sueños son hasta que se hacen realidad o uno despierta. Ayer, la marea negra creía en el milagro y más después de la victoria del Valencia Basket ante el todopoderoso Barcelona en el primer cuarto de final copero. Nadie regala nada y menos el Real Madrid, pero los pupilos de Álex Mumbrú tenían licencia para soñar a lo grande. Miguel y Antonio se habían acercado a la bilbaina sala Stage para presenciar un duelo histórico. Mientras Miguel no era muy optimista con su equipo, Antonio lo tenía claro: "Se puede intentar, ya se ha ganado a todos los de Euroliga en competición regular, ¿por qué no ahora?".

Faltaban unos minutos para las 21.00 horas y poco a poco los aficionados bilbainos se iban agrupando en la céntrica sala Stage. El improvisado infierno de Miribilla tenía que hacerse notar, incluso a más de 900 kilómetros de Málaga. Mikeldi, fan del Bilbao Basket, auguraba un partido lleno de tensión, emociones y dificultad. "Es posible, pero también complicado", relató a escasos instantes del inicio del espectáculo. Ibone, fiel seguidora, creía en la sorpresa copera: "Ya les hemos ganado alguna vez en liga y creo que estamos a tope esta temporada". La aficionada de los hombres de negro valora ante todo el trabajo en equipo que están realizando los chicos de Álex Mumbrú esta temporada.

Con el salto inicial comenzaron los nervios y las emociones fuertes. El público que se acercó a Stage comenzó a animar desde el primer segundo. Unos celebraban las canastas de los hombres de negro y otros preferían analizar las jugadas. "Tiene una mala selección de tiro", comentaba uno tras un error de Rousselle. Bufandas, camisetas y sobre todo ilusión contagiaban a los aficionados del Bilbao Basket.

Aquel triple de Bouteille... Entre canasta y canasta se compartían impresiones, además de aprovechar esos segundos para refrescarse con alguna bebida. La noche prometía en Bilbao. El triple de Bouteille sobre la bocina antes del descanso creó un rugido en la sala que pudo sentirse por las cuatro esquinas. Para amenizar el intermedio se realizó un sorteo entre los asistentes para repartir premios: un viaje en avión, experiencias extremas de conducción...

El show no podía parar y, con el corazón en un puño, la marea negra asistente se dispuso a sufrir y a disfrutar del asalto final. Los minutos avanzaban y los decibelios no cesaban de subir. Los tapones del Bilbao Basket eran celebrados de manera efusiva. Por momentos pareció disputarse el partido en la propia sala Stage. Los bilbainos creyeron hasta el último segundo, pero al final no pudo ser.

Las manos en la cabeza y los lamentos hicieron una breve presencia entre la marea negra. Muy breve, ya que la afición del Bilbao Basket cerró la noche con aplausos a un equipo que tiene aún mucho por lo que soñar este año. La temporada no está acabada y los pupilos de Álex Mumbrú pelearán por seguir creando sueños en el Botxo.