Bilbao - El Bilbao Basket se presentará la próxima semana a su duelo de cuartos de final de Copa ante el Real Madrid con la moral por las nubes, la mirada afilada y el cuchillo entre los dientes. Los hombres de negro, sin nada que perder y la gloria por conquistar, se viajarán a la competición del K.O. viento en popa y a toda vela después de dar buena cuenta de otro rival de campanillas, el Unicaja, y salir victoriosos de otro final agónico. El conjunto vizcaino no para de demostrar que se mueve como pez en el agua en esos finales de contienda en los que la tensión se dispara y ayer sobrevivió a un encuentro de rachas que colocó muy a su favor a base de buena circulación de balón y notable defensa (53-38), pero en el que las cosas se complicaron cuando los de Luis Casimiro comenzaron a anotar con niveles de acierto estratosféricos desde la distancia de tres puntos. Los visitantes le dieron la vuelta al duelo con un tercer cuarto de 35 puntos (7 de 8 desde la línea de 6,75), pero los de Álex Mumbrú no se fueron a la lona ante el arreón rival, sino que recuperaron el sitio, llegaron en ventaja a los compases finales gracias al soberbio trabajo en ambas canastas de Ben Lammers, con colaboración de Arnoldas Kulboka en la faceta ofensiva, y pese a fallar tres tiros libres y perder una bola en los 80 segundos finales acabaron celebrando la 13ª victoria del ejercicio porque el triple de Jaime Fernández que pudo provocar la prórroga se estampó contra el aro.

El gran mérito del Bilbao Basket residió en su capacidad de resistir cuando Unicaja desató su tempestad triplista en el tercer cuarto. Hasta entonces, los anfitriones habían dominado el choque a su antojo, pero cuando los fusileros de Casimiro, a veces por exceso de permisividad de la retaguardia local y otras por mérito de los Josh Adams, Deon Thompson, Jaime Fernández y compañía, activaron sus muñecas y el 53-38 del marcador se convirtió en un 68-71 a diez minutos del final, los de Mumbrú aguantaron de pie el chaparrón, supieron resetear, rearmarse y volver a empezar. Hasta ocho hombres de negro anotaron en ese acto final, pero el que volvió a ser absolutamente desequilibrante fue Lammers, que acabó el partido con 17 puntos y seis atronadores mates merced a sus fantásticas conexiones tanto con Thomas Schreiner, autor de ocho asistencias, y Jonathan Rousselle, que sumó otras cinco. A 2:45 del final y con 86-85 en el luminoso, el pívot de Texas protagonizó esta secuencia: dos tiros libres a la cazuela, tapón sobre Adams, mate marca de la casa, gran defensa sobre Thompson que ni llega a tirar a canasta y otra txapela de las suyas. Mucho aire para los suyos y mucho mérito para un triunfo al que Kulboka y Ondrej Balvin pusieron el sello con su pulso firme en los doce segundos finales desde la línea de tiros libres.

Al encuentro le costó coger temperatura, ya que ninguno de los dos equipos compareció en pista demasiado atinado. El Bilbao Basket quiso activar desde primera hora a Balvin, pero al igual que al Unicaja le costó sumar puntos tanto desde las distancias cortas como desde el perímetro. Los de Mumbrú se soltaron algo el pelo cuando pudieron correr tras robo o rebote defensivo (11-7), pero los de Casimiro respondieron merced al fugaz acierto exterior de Alberto Díaz y Brizuela (17-18). La pizca de pimienta que necesitaban los anfitriones para dar el punto de sabor justo a lo que se cocinaba en el Bilbao Arena la aportó la entrada en escena de Kulboka. Ocho puntos seguidos del lituano, con un triple y dos penetraciones, les permitieron cerrar el primer cuarto en ventaja (24-18) y posteriormente fueron Rouselle y Lammers los encargados de aumentarla. Tres asistencias del francés para que el estadounidense se colgara del aro fueron el pilar sobre el que los hombres de negro construyeron un parcial total de 16-3 que colocó el marcador en un interesante 33-21 a 6:34 del final, con debut de Tyler Haws incluido. Casimiro paró el choque, ordenó una presión más asfixiante al base rival y la mayor agresividad de los suyos, unida a una serie de tiros locales precipitados que permitieron al rival correr, cristalizó en un parcial de 0-7 en tres minutos. Pero no les tembló el pulso a los anfitriones, que recuperaron el rumbo con un triple de Axel Bouteille, llegaron a mandar por trece puntos y alcanzaron el ecuador de la cita con un magnífico 48-36 gracias a un triple sobre la bocina de Schreiner.

El pírrico 33% en tiros de dos provocado por la retaguardia bilbaina en las filas andaluzas (9 de 27) marcaba la senda a seguir, pero la reacción visitante llegó desde la línea de 6,75. En la reanudación, el colchón del Bilbao Basket llegó a los quince puntos, pero cuatro triples consecutivos del Unicaja sin que los de Mumbrú llegaran a hacer ninguna falta estrecharon márgenes hasta el 56-50. Lammers, a base de alley oops, trató de cerrar la vía de agua, pero Unicaja seguía de dulce desde la distancia triple, con Thompson sumando dos más, y el dibujo del partido cambió radicalmente. Otro misil lejano de Fernández puso en ventaja a los visitantes, mientras el Bilbao Basket perdía momentáneamente su sitio. Así, Unicaja sumó en el tercer cuarto 35 puntos, solo uno menos que en toda la primera parte, y llegó a los diez minutos finales con un 68-71 favorable a sus intereses.

Pero los locales reaccionaron de inmediato. Pese a que Unicaja seguía sumando de tres en tres, el 75-77 fue su última ventaja. Los de Mumbrú encontraron en la línea de tiros libres un fantástico punto de apoyo para recuperar el control del marcador antes de que entre Kulboka y Lammers fabricaran un 90-85 a dos minutos del final que parecía decisivo. Dos tiros libres fallados por Rousselle (luego se resarció con un triple), otro de Schreiner y una pérdida aportaron emoción al desenlace, pero el triunfo se quedó en Miribilla.