RUBÉN Guerrero se ha hecho un sitio en el Unicaja y puede ser de forma definitiva. El gigante de Marbella, como se le conoce desde su etapa de formación en la cantera de Los Guindos, debutó con 17 años en el filial de la LEB Oro y Plata y después pasó seis años en Estados Unidos, primero en un high school de Kansas y luego en la universidades de South Florida y Samford, donde alcanzó casi 14 puntos y 8 rebotes de media. Tras concluir su periplo en la NCAA, la pasada temporada firmó con el primer equipo para el tramo final. Fue la culminación de un proceso que hizo que de Málaga saliera un jugador de 2,13 metros, pero delgado y con poca fuerza, y volviera un pívot con 20 kilos más y una complexión física pulida en el gimnasio.

"Allí el baloncesto es muy físico. A mí me utilizaban básicamente para rebotear y poner bloqueos y tenía que estar fuerte", recuerda el pívot marbellí de 24 años, que fue internacional con España en categorías de formación y que también fue uno de los pioneros que en el verano de 2017 lanzaron el famoso grupo de las ventanas para la Copa del Mundo del año pasado. De hecho, parece que Sergio Scariolo volverá a contar con él para los próximos compromisos, más ahora que Guerrero ha elevado su protagonismo y que por las ausencias los pívots escasean en la selección española.

La ausencia de Frank Elegar por lesión puso a su disposición más minutos y el de Marbella, aunque sus promedios aún sean discretos, ha brillado con actuaciones recientes cercanas al doble-doble y mostrando una presencia física en la zona que ha aportado mucho al Unicaja. Luis Casimiro, siempre prudente con los jóvenes, tiene claro que Rubén Guerrero "va a ser importante para el club. Tiene una gran actitud, pero debe tener paciencia. Hay que seguir cuidándolo, enseñándole y que esto lo haga con más regularidad".

Desde luego, el pívot tiene el mejor maestro posible ya que Germán Gabriel es uno de los ayudantes de Casimiro. El ex del Bilbao Basket fue a principios de este siglo uno de los grandes valores de una cantera que el club quiere potenciar de nuevo y por sus manos han pasado algunas de las actuales promesas. Guerrero y Alberto Díaz son los únicos jugadores malagueños en el primer equipo del Unicaja y el enganche con una afición exigente. "Quiero aprovechar esta oportunidad todo lo que pueda", ha dicho el gigante de maduración tardía que aún puede estar a tiempo de ser importante entre jugadores "a los que no hace tanto pedía autógrafos".