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Lucía Hernández: “Mi obsesión fue adaptar el realismo de mis dibujos al mundo del tatuaje y la micropigmentación”

La artista bilbaina, doble campeona estatal de maquillaje permanente, ha convertido su pasión por el arte y la belleza en una carrera internacional

Lucía Hernández: “Mi obsesión fue adaptar el realismo de mis dibujos al mundo del tatuaje y la micropigmentación”LUDHELINE

Lucía Hernández creció entre lápices, pinceles y un entorno familiar ligado a la estética. Su talento natural para el dibujo y su inquietud por el arte la llevaron a descubrir la micropigmentación, un campo donde ha encontrado la manera de unir precisión, creatividad y sensibilidad. Con su marca, Ludheline, ha logrado posicionarse como una de las profesionales más reconocidas del sector, compitiendo y triunfando en certámenes internacionales y colaborando en proyectos de reconstrucción estética para personas con cáncer.

PREGUNTA: ¿De donde viene su pasión por el maquillaje y el arte?

RESPUESTA: Desde que tengo memoria me ha fascinado el dibujo, en parte porque vengo de una familia de dibujantes. No recuerdo un solo momento de mi vida en el que no me gustara dibujar. A los cuatro años ya tenía una auténtica obsesión por hacer bustos de caballos realistas. Además, en mi familia siempre se ha trabajado en el mundo de la belleza, así que sentía que debía dedicarme a algo que uniera ambas cosas: el arte y la estética. Siempre he sido muy coqueta, y cuando mi madre me habló por primera vez de la micropigmentación me pareció algo fascinante, porque reunía todo lo que me apasionaba.

P: ¿Ha cambiado mucho la forma de trabajar desde que empezó a interesarse por este mundo?

R: Cuando era más pequeña la forma de trabajo era muy básica, con líneas que hoy ya nadie quiere. Pero como siempre he sido capaz de hacer un retrato en papel casi idéntico a una fotografía, me dije: ¿por qué no puedo hacer lo mismo con unas cejas? Ahí nació mi obsesión: quería transformar mi forma realista de dibujar y adaptarla al mundo del tatuaje y la micropigmentación.

P: Además del maquillaje permanente, ¿qué otras pasiones artísticas tiene?

R: La verdad es que soy una persona muy inquieta en todo lo que tiene que ver con el arte. He practicado danza oriental durante diez años. En casa también respiramos mucha música: mi padre tocaba la guitarra, mi hermano canta y toca la armónica, mi primo el piano… así que pensé: si ellos cantan y tocan, yo también puedo hacerlo. De hecho, muchas veces yo le hacía las voces a mi hermano cuando componía. Hace poco aprendí a tocar el handpan, un instrumento de percusión que tiene forma de caparazón y se toca con las manos. Suena de forma muy armónica, como un arpa. Mi padre bromeaba diciendo que podría haber elegido un instrumento “más normal”, pero me enamoré de su sonido.

P: ¿Por qué eligió precisamente ese instrumento?

R: Suelo meditar muchas mañanas y empiezo el día con música relajante, algo de yoga o baile. Un día, escuchando música, sonó el handpan y lo sentí como una señal. Desde entonces forma parte de mis rutinas. El resto del tiempo también disfruto mucho haciendo cerámica o pintando con acuarelas. El arte, en cualquiera de sus formas, me equilibra.

P: Para quienes no conocen este sector, ¿qué es exactamente la micropigmentación?

R: La micropigmentación deriva del tatuaje, pero la diferencia está en los pigmentos que utilizamos. En el tatuaje, la tinta tiene partículas grandes que el cuerpo no puede reabsorber, por eso es permanente. En cambio, el pigmento de la micropigmentación tiene una molécula más pequeña que el cuerpo sí puede eliminar con el tiempo. Por eso lo llamamos maquillaje semipermanente: nuestro rostro cambia con los años, y este tipo de técnica permite adaptarlo a cada etapa de la vida. Aunque hablemos de “maquillaje”, en realidad lo que buscamos es embellecer de forma natural. Trabajamos con máquinas y agujas muy finas, y al tratarse de zonas tan delicadas como el rostro o las areolas, nuestras herramientas son más suaves que las de un tatuador.

P: ¿Cómo fue su formación en este campo?

R: Estudié el bachillerato sanitario y luego un grado superior en estética. Mi idea inicial era continuar con el negocio familiar, ya que mi madre tenía un centro de depilación definitiva. Sin embargo, cuando empecé a aprenderla, me di cuenta de que no era lo mío. Ella me habló entonces de la micropigmentación, y ahí encontré mi camino. Descubrí que este mundo era enorme y que vibraba mucho más conmigo que la depilación. Desde entonces, he invertido muchísimo en formación: he viajado a Londres, Estonia y otros países europeos para aprender las técnicas más innovadoras. Llevo más de 300.000 euros invertidos en formación, porque en este sector es fundamental seguir aprendiendo.

Lucía Hernández haciendo de speaker

P: Y así nació Ludheline, su marca. ¿Cómo fue ese proceso?

R: Exacto, todo comenzó en el centro de mi madre. Con el tiempo sentí que era el momento de independizarme y crear algo propio. Al principio trabajaba simplemente como Lucía, pero pronto me di cuenta de que tenía aspiraciones de crecer y formar un equipo. Así nació Ludheline, con la intención de reunir a personas creativas con las que compartir conocimientos y ayudar a más gente. 

P:En Ludheline también ayudan a personas que han pasado por un cáncer. ¿Cómo lo hacen?

R: Sí, es algo que tenemos muy presente. Podemos ayudar de dos formas: por un lado, rehaciendo las cejas antes o después del tratamiento de quimioterapia, para que la persona no sienta un shock visual durante el proceso. Por otro, dibujando areolas o camuflando cicatrices después de una mastectomía. Es una parte muy emocional de nuestro trabajo, y una de las que más satisfacción me aporta.

P: Ha competido y ganado numerosos premios. ¿Cómo empezó esa faceta?

R: Desde el grado superior ya competía: me llamaron para las Olimpiadas de Estética, donde gané en Euskadi y en España. Desde entonces no he parado. También suelo participar como jurado, speaker o demospeaker, haciendo demostraciones en vivo. Cada competición es para mí como una universidad: hay que analizarlo todo, estudiar lo que los jueces quieren ver y superarte constantemente. He competido en Holanda, donde viví una de mis experiencias más intensas, y siempre que he ganado ha sido en realismo en cejas pelo a pelo. Mis competiciones más importantes han sido la Copa América, donde quedé campeona en Medellín, la final del mundo en Turquía, representando al equipo de los Balcanes, donde obtuve un cuarto lugar, y la más reciente: la WULOP España, donde logré el primer puesto en equipo y el tercero en individual.

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P:¿Tiene alguna meta a corto o largo plazo?

R: Sí, me han invitado como jueza especialista en la categoría de pelo a pelo para la próxima edición de la WULOP. Es un honor enorme y una oportunidad para seguir creciendo profesionalmente.