En el que era, probablemente, el debut de un novato que más expectación había generado en la NBA desde el que protagonizó LeBron James en 2003, Victor Wembanyama recibió su bautismo de guerra en la mejor competición del planeta con una actuación con altibajos en la que, sin embargo, mostró todo el potencial que atesora y lo especial y dominante que puede llegar a ser. En la derrota de sus San Antonio Spurs ante los Dallas Mavericks de Luka Doncic (119-126), el pívot francés de 2,24 metros de altura, 19 años de edad y habilidades de jugador exterior acabó con 15 puntos (tres de cinco en triples), cinco rebotes, dos asistencias, dos robos y un tapón en 23 minutos de acción.

En encuentro televisado en Estados Unidos a nivel nacional con más de 200 periodistas de ocho países acreditados, los problemas con las personales mediatizaron notablemente el debut de Wembanyama. Cometió cuatro faltas en sus 16 primeros minutos de presencia en cancha, por lo que su técnico, el mítico Gregg Popovych, tuvo que dosificarle. Eso sí, nueve de sus quince puntos llegaron en los siete minutos finales de la contienda, permitiendo que los Spurs pudieran pelear por el partido aunque acabaran hincado la rodilla con triple-doble de Doncic (33 puntos, 14 rebotes, 10 asistencias).

Aunque fuera con cuentagotas, Wembanyama demostró el especial catálogo de facultades que le convierten en un jugador muy especial a tan temprana edad. Su primera acción como jugador de la NBA fue un tapón sobre Kyrie Irving y su primera canasta, un triple. Su rapidez de movimientos, capacidad de intimidación y facultades para tirar el balón al suelo y activar su muñeca a la mínima oportunidad definen a un jugador prácticamente único que, como novato que es, debe aprender a adaptarse a un nuevo ecosistema competitivo.