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Todos los caminos pueden llevar a Roma

EL BILBAO BASKET APUESTA, DE MOMENTO, POR UN BALONCESTO DE POCO RIESGO PARA SEGUIR ENtre los primeros de la LEB ORO

Todos los caminos pueden llevar a Roma

áLEX Mumbrú ha cogido un camino y no quiere desviarse mucho de él, ni siquiera para contentar a la grada y aquellos que esperan que cada partido en Miribilla sea un festín de puntos. Ya lo dejó bien claro en la rueda de prensa de ayer. El catalán está velando sus primeras armas como entrenador y es lógico que quiera agarrarse a aquello en lo que más confía que, de momento, es un baloncesto sin concesiones a la galería y en el que se quiere minimizar los riesgos. Mumbrú está haciendo mucho hincapié en la faceta defensiva como base para ir creciendo, aunque muchos, entre ellos quien esto escribe, pueden echar de menos una apuesta más decidida y vistosa, en la que el equipo sea más agresivo en ataque y busque ventajas desde los primeros segundos de posesión. Pero todos los caminos conducen a Roma y Mumbrú ha elegido este. Claro que igual habría que aclarar qué es Roma para el club, qué es Roma para el entrenador, qué es Roma para los jugadores y qué es Roma para el público.

Probablemente, se ha pensado que el Bilbao Basket tiene que arrasar en esta LEB Oro y eso no va a ocurrir. Aunque lo que sí es seguro es que muchos han infravalorado a los otros diecisiete rivales de la competición. Todos tienen cinco o seis jugadores de buen nivel y con conocimiento del oficio que saben de qué va la historia y que aprovechan cualquier despiste para subirse al partido y no bajarse de él si nadie los empuja. El Ourense es un ejemplo perfecto de cómo se juega en la LEB Oro en el sentido de que es capaz de maximizar sus virtudes y disimular muy bien sus defectos. El Bilbao Basket tuvo que roer bien ese hueso para descarnarlo y llevarse la victoria.

Pero hasta entonces volvió a sufrir para imponerse y a ratos la paciencia que se concluyó como decisiva para ganar el partido no fue igual vista en la grada. Mumbrú ve que su equipo comete en ocasiones errores infantiles, que a veces falla cosas que no deberían suponer un problema, como ayer los tiros libres, y prefiere que sus jugadores bajen las revoluciones de los partidos para reducir el volumen de esos errores. El Bilbao Basket cometió ayer solo nueve pérdidas de balón y así logró lanzar 63 veces a canasta con lo que el planteamiento se pudo dar por bueno. En cambio, no dispuso de sus primeros tiros libres hasta que habían pasado 23 minutos, algo que resulta extraño sobre todo cuando se juega en casa y que descubre tanto esa ausencia de riesgos como una cierta falta de agresividad para buscar los huecos de la defensa.

distintas visiones Seguramente, el partido de ayer dejará más satisfecho a un entrenador que al espectador menos erudito, que quizás prefiere ver un juego más desinhibido, que la pelota pase por el aro cuantas más veces mejor y no preocuparse por las tácticas. El problema es cuando en la grada se juntan miles de entrenadores con miles de opiniones diferentes. Por ejemplo, sobre si el estilo de juego del Bilbao Basket y el balance de 9-4 que luce ahora mismo se ajustan a las capacidades del equipo. En ambas cuestiones, puede intervenir la subjetividad y tanto puede valer un juicio como el contrario.

Esta LEB Oro va repartiendo premios poco a poco, pero son muy difíciles de conseguir. La Copa solo la juegan dos equipos, no ocho como en la ACB. Y la liga regular se come una de las plazas de ascenso por lo que solo queda otra para los ocho equipos que disputan el play-off. Pero por encima de los premios están los castigos y cualquier entrenador asegura que lo que ha elevado el nivel de la competición esta temporada es que hay tres descensos. Ya se sabe quienes son los buenos, y el Bilbao Basket puede estar entre ellos, pero nadie quiere estar entre los tres malos y por eso todos los equipos apuran con las herramientas de que disponen sus opciones de ganar. Los hombres de negro lo han pasado mal ante el Ourense, pero lo mismo le pasó al Palencia en su visita a ese Cáceres que en Miribilla pareció muy flojo.

Entre el noveno, el primero que jugaría el play-off y el decimosexto, el primero que bajaría a la LEB Plata, solo hay dos partidos de distancia, así que no se puede esperar que nadie vaya a hacer regalos. Pero sí se puede esperar que con el paso de los partidos el Bilbao Basket consiga la seguridad que le falta en algunos tramos del partido, la confianza para soltarse en ataque y para que el entrenador pueda añadir capítulos a su libreto y consiga que la ejecución de los movimientos ofensivos generen ventajas más claras. Porque al equipo bilbaino, al margen de que todos le tengan ganas, ya le van cogiendo la matrícula.