Bilbao - Si el domingo, en Fuenlabrada, llegó a la victoria pilotando por una autopista de tres carriles y kilométricas rectas, el GPS baloncestístico llevó ayer al Dominion Bilbao Basket por carreteras bastante más secundarias y reviradas. Sin embargo, los hombres de negro asieron con fuerza el volante, evitaron salirse de la calzada cuando la situación amenazaba con la posibilidad de sufrir un accidente y supieron alcanzar de nuevo destino triunfal tirando de temple, frescura y tino en los momentos de la verdad. Si en el estreno del curso hubo muchos minutos para lucir de etiqueta, tan autoritaria fue su superioridad con respecto al rival, los hombres de negro demostraron ayer que no le hacen ascos al mono de trabajo. En un duelo que precisó de pico y pala, los de Carles Duran supieron salir a flote sobreponiéndose a su falta de sostenibilidad y a la pujanza de un Movistar Estudiantes que cimentó sus posibilidades de campanada desde la línea de 6,75 y posteriormente resistió contra las cuerdas de la mano del talento individual de Edwin Jackson.

Ninguno de los contendientes acertó a la hora de imponer jerarquía al juego. A los anfitriones les faltó regularidad, mayor firmeza en ataque y no permitir tantas canastas sencillas al contraataque para fabricar un escenario menos árido y evitar un final taquicárdico, pero en un duelo sobrado de alternancias en el luminoso y que llegó empatado a 74 al último minuto supieron jugar mejor sus bazas. Probablemente, las rotaciones de Duran ayudaron a que las dos situaciones a cara y cruz que desequilibraron la balanza sonrieran a los anfitriones. Primero, un triplazo de Jonathan Tabu, el mejor en las filas locales, que abría los cielos (77-74) y, posteriormente, un balón rebañado por Scott Bamforth de las manos de Savané, que había capturado un rebote ofensivo que amenazaba a dañino. El propio escolta de Albuquerque puso candado al partido con dos tiros libres, permitiendo a los suyos mantener a cero el casillero de derrotas.

El duelo arrancó con ritmo, desatado, pero fue Estudiantes el que mejor se adaptó ante un Bilbao Basket por momentos acelerado, sin terminar de ajustar la brújula ofensiva. Savané trabajó bien ante Eric, pero fue el tiro exterior el que permitió a los de Maldonado gobernar el marcador. Hasta siete triples, tres de ellos de Page, conectaron los visitantes en el primer parcial, llegando a gozar de una renta de ocho puntos (11-19) que, sin embargo, fue desactivada por los de Duran de la mano de Hervelle y Mumbrú. Los primeros diez minutos se cerraron con un 22-25, pero, al igual que ocurrió en la jornada inaugural, los hombres de negro crecieron en defensa con la segunda unidad. Los anfitriones limitaron a dos puntos la producción ofensiva de los estudiantiles en los cinco primeros minutos del segundo acto, ordenaron las cosas en ataque con Tabu y Buva suministrando puntos y consiguieron recuperar el control (28-27) a 6:13 del descanso. Estudiantes se quedó sin pólvora y se echó en brazos de Jackson, pero en el bando local Bamforth respondió con la misma moneda y al ecuador de la contienda se llegó con un 42-37.

Los de Maldonado se habían mantenido en el partido a pesar de su pobre 6 de 20 en tiros de dos puntos y volvieron a apostar por la hoja de ruta triplista en la reanudación de la contienda. Un par de puñaladas de Vicedo y Page y las grietas de la retaguardia bilbaina, perfectamente explotadas por Jackson culminando un par de vertiginosos contraataques, devolvieron a los madrileños el control de la situación (52-53). A los hombres de negro se les veía inquietos, sin terminar de alcanzar la deseada regularidad en sus acciones. Eric enlazaba dos canastas debajo del aro, pero Jackson contestaba en un abrir y cerrar de ojos. Y así constantemente, toma y daca. Tuvo que ser Tabu el que le pusiera el cascabel al gato para, con dos acciones individuales, permitir que el Bilbao Basket alcanzará el acto final con un 63-60 favorable a sus intereses, pero la sostenibilidad seguía sin hacer acto de presencia en las filas locales.

Sin dueño Estudiantes abrió el cuarto con un 0-7 y a los de Duran no les quedó más remedio que nadar en contra de la corriente. Fue Salgado el que cogió el toro por los cuernos para, con sus tablas, contrarrestar el exceso de velocidad de Todorovic y liderar una andanada de 7-0 que tuvo como guinda un dos más uno de Mumbrú. Sin embargo, los locales no fueron capaces de dar continuidad a su buen momento. Demasiado blandos a la hora de finalizar debajo del aro, dejaron un resquicio a la recuperación de Estudiantes y el partido llegó abrazado a la taquicardia a sus tres minutos finales. Los de Duran entendieron que la línea de tiros libres podía ser una magnífica vía de suministro y Tabu colocó el 73-72 desde esta distancia a 2:50 del final. Lástima que Mumbrú errara uno de sus lanzamientos desde la franja después de un par de ataques estudiantiles que no llegaron a buen puerto, permitiendo que Page igualara a 74 a 54 segundos del final.

Pero mientras las piezas colegiales llegaron con la lengua fuera a esos segundos decisivos, los anfitriones tuvieron la calma necesaria para actuar con pulso de cirujano cuando más falta hacía. Tabu, primero, y Bamforth, después, desequilibraron la balanza y permitieron al Dominion Bilbao Basket escuchar ese tranquilizador mensaje de “ha llegado a su destino”. Por distinta ruta, sí, pero otra victoria, que es lo que cuenta.