bilbao - Dice Joaquín Sabina en una de sus mejores canciones que “al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”. Pero otro JS, Javi Salgado, no dudó cuando le ofrecieron regresar porque él fue feliz en Bilbao y es feliz en Bilbao, con los suyos, con su gente, en el Dominion Bilbao Basket. No importa que su papel ahora no sea el mismo que cuando condujo al equipo hacia la Liga ACB, donde ya llevan, ambos, trece temporadas con la que acaba de empezar. Seis años separan las dos imágenes que ilustran esta página. Es lo que ha durado el camino de vuelta del base de Santutxu, que hoy podrá, al fin, jugar en Miribilla como local en un partido oficial con la camiseta de su equipo, el sueño aún en obras al que miraba en 2010.

La última vez que fue local con el Bilbao Basket el equipo jugaba en el BEC. Fue el 16 de mayo de 2010, en el partido ante el Valladolid que cerró una temporada de luces y sombras. Salgado no pensó entonces que aquel podía ser su último día vestido de negro. “Nunca sabes por dónde te va a llevar tu carrera. Entonces tuve que buscar otro equipo y pensaba que nunca iba a poder jugar de nuevo con el Bilbao Basket. Pero ha surgido la oportunidad y estoy muy contento”, comenta Salgado después de haber participado ya en su partido 409 en la Liga Endesa y haber desempatado: 205 con el Bilbao Basket y 204 fuera de Bilbao, siendo el jugador vizcaino que más encuentros ha acumulado en la élite en toda la historia. La cuenta se eleva aún más si se añaden los partidos de LEB-2 y LEB “que para mí fueron muy importantes porque son los que nos permitieron llegar a donde estamos. Me gusta que sea así, que tenga más partidos en Bilbao. Además, aún puedo hacer que la cifra vaya creciendo”.

El camino de vuelta pasó para Javi Salgado por Donosti y Madrid, por el Gipuzkoa Basket y el Estudiantes, equipos de los que también fue capitán y en los que vivió de todo. “Todo son vivencias y experiencias que te dejan huella. Fuera de casa te tienes que ganar el respeto. Eso te hace madurar y te obliga a aprender cosas nuevas muy rápido”, explica alguien que siendo muy joven marchó a León en busca de crecer como jugador. “En Donosti pasó un poco como aquí. Llegué a un club en crecimiento y tuvimos dos o tres años muy buenos. Esa sensación había, pero luego llegó la crisis y todo se paró. Y estar en un club como Estudiantes, que tiene mil chavales alrededor y que es un histórico, me aportó otra visión del baloncesto y la posibilidad de vivir en una ciudad como Madrid”, detalla.

En los dos clubes tuvo que manejar al vestuario ante los problemas económicos y superar situaciones delicadas que ponían en riesgo la necesaria unidad. “A día de hoy, estas cosas son una realidad en la ACB, aunque parece que cada vez menos. Hay que apelar a la buena fe de los clubes y tratar de hablar y convencer a los compañeros”, señala. Ahora, en su segunda etapa en el Bilbao Basket, “si tengo que aportar o opinar lo haré sin problemas. Pero Alex y Axel son los que llevan aquí muchos años, han pasado de todo y tienen más cercanía con la directiva para ejercer esa responsabilidad. En cierto modo, lo agradezco”.

Salgado estaba haciendo el camino de vuelta cuando el Bilbao Basket subió a la cresta de la ola. El base de Santutxu no lamenta haberse perdido esa etapa de la vida de su club. “Los que estuvieron lo hicieron tan bien que se merecían tener ese disfrute. Hubo unos equipazos y lo que consiguieron se lo ganaron con su trabajo”, asegura. Él pudo ser partícipe de otra época del club bilbaino, “de grandes momentos que disfruté mucho. Y cuando no he estado aquí lo disfruté en la distancia y me alegré por los amigos que tenía en el club y en la plantilla. No he sentido envidia, al contrario, porque es el equipo de mi ciudad”.

seguir creciendo Ahora la situación es otra, con más contención en todo lo que se hace, aunque Javi Salgado opina que “estar en Miribilla hace que dé la sensación de que el Bilbao Basket es un club más grande y bien organizado”. “Es un club asentado en la zona de play-off, que lo ha pasado mal, pero ha sabido reconstruirse y puede seguir creciendo”, apunta. Los títulos se han puesto muy caros, pero “tenemos que estar preparados para dar guerra. El Bilbao Basket puede, porque ya lo ha hecho, pelear por un título europeo o meterse en una final de Copa. Ahí está el Gran Canaria, que ha recibido ahora el premio. Ese puede ser un modelo a seguir”.

Salgado tiene, en teoría, este año el rol de tercer base, aunque no se va a resignar. “Sé que va a estar caro jugar, pero mi mentalidad es trabajar duro y con ilusión cada día para intentar aprovechar mis oportunidades. La temporada es larga y hay muchos partidos y el entrenador decidirá lo más adecuado”, expone un jugador que apenas se ha perdido media docena de partidos desde que está en la ACB. Admite que “con la edad el cuerpo se va resintiendo y cuesta más recuperar, pero procuro estar siempre y no perderme ningún entrenamiento, aunque tenga dolores, porque eso es mejora individual y colectiva”.

El base de Santutxu espera que alguien le coja el relevo, algún vizcaino que logre asentarse en la Liga Endesa en los próximos años. El Bilbao Basket quiere poner en marcha un proyecto de cantera, pero “los jugadores no salen de un año a otro, hay que trabajar mucho y esperar los resultados”, dice quien se formó en Maristas, por donde pasaron muchos otros que no llegaron a la élite. En el contexto actual, Salgado cree que “a los jóvenes se les compara con la mejor generación de la historia y es difícil encontrar jugadores de ese nivel. Sigue habiendo sitio para los veteranos porque no hay tantos jóvenes preparados y algunos se van directamente a la NBA”, expone.

El azar ha querido que el primer partido en Miribilla como local sea ante el Estudiantes, donde pudo comprobar en primera persona esta contradicción. Javi Salgado sabe que la afición “está deseosa ver a los jóvenes, pero la realidad dicta otra cosa. Lo mejor es que vayan entrando poco a poco arropados por veteranos que tomen la responsabilidad de la victoria o la derrota. No puedes soltar a un joven a la Liga y que su equipo vaya mal porque eso le puede perjudicar”. En Bilbao, Salgado ejercerá de guía de los que han llegado. Si, además, llegan victorias tempranas “los roles se entenderán más fácil y todo el mundo estará más tranquilo”.