JACK Cooley ha dado un paso adelante cuando casi nadie lo esperaba. El pívot estadounidense llegó a principio de diciembre como recambio de Germán Gabriel para el juego interior del Unicaja, pero su rendimiento, quizás arrastrado por la mala dinámica del equipo, no estaba convenciendo en absoluto. Y mientras el Bilbao Basket va a incorporar a su cuarto pívot, los del equipo malagueño han empezado a funcionar justo cuando han perdido a uno de sus miembros. La marcha de Richard Hendrix ha mejorado la química en el vestuario del Carpena y ha revitalizado no solo a Cooley, sino también a Fran Vázquez, en una muestra de que a veces cantidad no es igual a calidad.

El caso es que el pívot formado en Notre Dame, igual que el exvalencianisa Luke Harangody con el que guarda un gran parecido físico, ha triplicado sus números en las últimas tres semanas. Su intensidad y garra, señas de cualquier Fighting Irish, no estaban a prueba, pero ahora añade una producción regular que ha sacado al Unicaja del atolladero en el que estaba y le ha vuelto a convertir en firme candidato al play-off. Con más protagonismo, promedia en las tres jornadas más recientes de la Liga Endesa más de once puntos y más de seis rebotes en veinte minutos, con un 72% en tiros de dos y 19,3 de valoración.

Estas estadísticas son similares a las que logró en el Trabzonspor, donde vivió su única experiencia europea hasta ahora. Después de jugar en Turquía, quiso probar en la NBA y disputó 16 partidos con los Utah Jazz mientras se bregaba en los Idaho Stampede de la NBDL. Allí estaba el pívot de Illinois cuando recibió la oferta del Unicaja que aceptó porque a los 25 años quiere hacerse “un jugador importante en Europa”. Jack Cooley, con 2,06 metros y 112 kilos, dice que su juego se asemeja al de Dennis Rodman, salvando las distancias. En su último año universitario, promedió trecde puntos y diez rebotes y espera ser capaz de repetirlo en Málaga si tiene cierta continuidad. Por ejemplo, el pívot del Unicaja tiene el récord de rebotes en un partido de la NBDL con 29, lo que confirma ese estilo de juego enérgico del que hace gala.

Si el balón está cerca de los aros, por allí andará en busca de pelea Jack Cooley, cuya mejoría ha hecho que el Unicaja haya aparcado la búsqueda de otro pívot. No llegaron los pretendidos Dimitrios Mavroeidis y Marko Todorovic, dos ex del Bilbao Basket, y ahora el estadounidense ha salido reforzado. Son las cosas del baloncesto, tan expuesto a giros inesperados. La marcha de un jugador ha hecho crecer a los demás en Málaga, igual que Cooley mejoró su rendimiento en la universidad en cuanto dejó de lado los videojuegos. Y es que todo puede ser más sencillo de lo que parece.