Bilbao - Cuando el Dominion Bilbao Basket perdió por lesión a Mirza Begic, su pívot titular, a mediados de enero tardó más de tres semanas en encontrar un reemplazo y lo hizo dirigiendo la miraba a la modesta Liga Leb y encontrando en Cáceres al desconocido lituano Tautvydas Slezas. Cuando el Barcelona Lassa supo el pasado viernes por la noche que se quedaba huérfano de Shane Lawal, uno de sus pívots de rotación, activó todos sus radares y ayer, apenas cinco días después, estaba cerca de cerrar la incorporación de Joey Dorsey, pívot estadounidense con pasado NBA que milita hoy en día en el poderoso Galatasaray. Sirva esta diferencia de poderío para ilustrar el reto que afrontan hoy los hombres de negro en la apertura de la Copa de A Coruña, el desequilibrio que existe entre un equipo como el de Sito Alonso, ambicioso pero con muchas limitaciones, y un trasatlántico deportivo como el azulgrana donde se gasta sin reparos porque lo único que vale es ganarlo todo.

Ese ganarlo todo incluye, evidentemente, levantar el trofeo que se pone en juego entre hoy y el domingo, aunque para ello deberá superar en primera instancia el obstáculo de un conjunto vizcaino sabedor de que cruzará guantes en inferioridad de condiciones -a la ausencia de Mirza Begic se le suma la de Tobias Borg-, pero que no se ha desplazado a tierras gallegas para pasar el rato. “No tenemos nada que perder y eso nos da una pequeñita ventaja”, aseguraba ayer Axel Hervelle. “Ir de tapados nos puede ayudar”, le respaldaba Álex Suárez. Con menos fondo de armario, menos centímetros pero también menos presión, el Dominion Bilbao Basket sabe que si quiere opositar a dar la campanada su propuesta de juego tendrá que rozar la perfección. “Tenemos que estar concentrados en competir cada posesión para que las cosas estén bien para nosotros al final del partido”, resumía Clevin Hannah.

Aunque Dorsey vuelva a vestir de azulgrana no estará hoy en A Coruña, pero pese a ello el potencial y tallaje de los Tomic, Samuels, Diagne, Doellman y Vezenkov en las cercanías del aro se presenta difícil de contrarrestar. Los hombres de negro deberán comparecer con una retaguardia de matrícula de honor para mantenerse en el partido y acertar desde más allá de la línea de 6,75 se antoja fundamental para tratar de acabar en pie. Torres más altas han caído.