Bilbao - Treinta minutos. Eso fue lo que duró ayer la resistencia del Dominion Bilbao Basket en el Gran Canaria Arena, tres cuartos en los que los hombres de negro intercambiaron golpes de manera admirable con los pupilos de Aíto García Reneses en un enfrentamiento entre cantidad y calidad. La calidad la utilizaban los hombres de negro en su lado de la balanza con unos porcentajes de acierto magníficos fruto de una circulación de balón bastante aseada; la cantidad era patrimonio de los anfitriones, que aprovechaban su abrumadora superioridad en el rebote ofensivo para sumar hasta doce tiros de campo más que su rival en esos treinta minutos en los que el equilibrio fue la nota predominante de un encuentro jugado de poder a poder. Y con esas líneas maestras, el choque llegó con un igualado 69-67 a su acto final; a partir de ahí, a los de Sito Alonso se les comenzaron a ver las costuras, caminando sobre el alambre con cada vez menos clarividencia en sus acciones y menos vigor en sus piernas. En esos primeros cinco minutos del cuarto final, al Bilbao Basket se le hizo de noche en la parcela atacante. Solo sumó cuatro puntos fruto de dos acciones individuales de Raúl López, mientras que en esa franja temporal el Herbalife Gran Canaria firmó 14 puntos de todos los colores, autores y distancias y el choque quedó visto para sentencia con un 83-71 que ya no tuvo vuelta atrás.

Esos cinco minutos echaron por tierra el notable trabajo realizado por los visitantes en los anteriores treinta, en los que no pestañearon a la hora de sujetar la mirada de un rival más largo, más profundo y más grande que en ningún momento las tuvo todas consigo. Y es que en los tres primeros cuartos el Bilbao Basket trabajó mucho y bien, con Clevin Hannah y Georgios Bogris asumiendo responsabilidades y cargando con el peso del equipo a sus espaldas, supliendo con trabajo y recursos su inferioridad en la faceta reboteadora, pero esa desconexión en el último cuarto acabó siendo letal. Los visitantes volvieron a recurrir al triple en sus momentos más agónicos -curiosamente, en los tres primeros actos del duelo de ayer lanzaron menos que nunca de esta distancia, siete veces, y en los diez minutos finales percutieron en ocho ocasiones desde 6,75, metiendo solo uno-, pero no fue la solución y, aunque no bajaron los brazos hasta el final, acabaron sucumbiendo ante un Gran Canaria que fundamentó su victoria en la superioridad de Alen Omic (20 puntos) debajo del aro y en su notable 13 de 28 desde la franja de tres puntos, con Brad Newley y Pablo Aguilar especialmente incisivos y atinados en esta faceta del juego.

El duelo amaneció intenso y sobrado de ritmo porque así lo quiso el Herbalife Gran Canaria, pero el Dominion Bilbao Basket recogió el guante. Fueron Hannah y Bogris, uno desde el perímetro y otro desde la media distancia, los que movieron los guarismos ofensivos de los visitantes desde el arranque, mientras que los de Aíto García Reneses se mostraban dañinos a la hora de encontrar penetraciones a canasta. El 27-26 al término del primer cuarto explicaba claramente los parámetros en los que se movía el duelo, con los ataques imponiéndose sobre las defensas pero sin grandes rentas para ninguno de los dos contendientes. Este último rasgo cambió con la entrada en pista de Omic, al que ninguno de sus pares fue capaz de frenar. Además, la atención requerida por el poste de Tuzla fue aprovechada por Newley y Seely para percutir con tino desde la larga distancia y el 46-38 amagó con hacer saltar por los aires la contienda, pero los hombres de negro, recuperaron el norte, desmontaron con acierto la presión defensiva de los canarios, fabricaron buenas posiciones de tiro y alcanzaron el descanso con un 49-47 que dejaba todo abierto.

En ese momento, el Bilbao Basket lucía un fantástico 68% de acierto en tiros de dos puntos y un 57% en triples. El problema radicaba en que su rival acumulaba 13 lanzamientos en juego más como consecuencia de su abrumadora superioridad en el rebote ofensivo. Las faltas en ataque y los balones extraviados amenazaron con aumentar esa brecha en la reanudación del encuentro, pero el estado de gracia de Hannah permitió a los visitantes volver a ponerse por delante en el luminoso (55-57) a cinco minutos de la conclusión del tercer cuarto, aunque el Gran Canaria no tardó en recuperar el control de la situación de la mano de Aguilar y Newley (67-61). A los visitantes se les notaba cada vez más espesos. Se las arreglaron, sin embargo, para llegar al arranque del último cuarto pegados a su rival (69-67), pero el patinazo no tardó en llegar. En los cinco minutos en los que el suministro de puntos del Bilbao Basket se limitó a dos canastas tras acciones individuales de Raúl López, el Gran Canaria sumó puntos mediante sus cinco jugadores en pista y el parcial de 14-4 ya no tuvo vuelta atrás (83-71). Los de Sito Alonso no bajaron los brazos hasta el final y tuvieron tiro para acercarse a tres puntos, pero la voltereta quedó lejos.