Bilbao - El Bilbao Basket sigue viento en popa a toda vela en la parcela deportiva. Transcurridas ya veinte jornadas de la Liga Endesa, los hombres de negro continúan terceros en la clasificación con un extraordinario balance de quince victorias y cinco derrotas jamás visto por estos lares, acumulan siete victorias en las últimas ocho jornadas (solo cayeron en la cancha de Unicaja, líder en solitario) y no conocen la derrota en las tres jornadas disputadas de la segunda vuelta. Estas últimas citas ante Fuenlabrada, Andorra y Manresa, tres de los cuatro últimos clasificados, se sacaron adelante apelando a la suficiencia y a guiones idénticos, solucionando a base de tablas, defensa y acierto mejorables arranques de contienda.
No cabe duda de que en lo deportivo, en lo que a resultados se refiere, el colectivo ha alcanzado un envidiable nivel de sostenibilidad. Gana en casa y fuera, ante rivales de Euroliga y de la zona baja, en encuentros presididos por la brillantez y en duelos en los que debe trabajar a pico y pala. Ha conseguido que ganar se haya convertido en una costumbre, algo que tiene mucho mérito y que no es más que el fruto del trabajo semanal y de la confianza del grupo en el libro de estilo de Sito Alonso. Por contra, en el último mes los picos y valles dentro del rendimiento individual de la plantilla se han acrecentado y mientras algunos jugadores brillan a enorme altura hasta firmar los números más colosales de sus carreras otros han perdido protagonismo con respecto a anteriores fases del curso, lo que ha hecho que la brecha se haya incrementado también en lo referente al minutaje.
En los últimos cuatro encuentros, periodo que coincide con la baja de Axel Hervelle por lesión, entre Álex Mumbrú, Marko Todorovic, Quino Colom y Latavious Williams suman el 86% de la valoración total de un equipo que va reincorporando a una pieza vital como Dairis Bertans tras su prolongada ausencia, en el que los jóvenes Dejan Todorovic, Tobias Borg, Ethan Wragge y Borja Mendia reciben oportunidades y dosis de banquillo en función de sus merecimientos y en el que Danilo Andjusic ha visto descender su cuota de juego desde el regreso del letón y sigue sin mostrarse como el estilete exterior que prometía ser. Así las cosas, la presencia en pista de los cuatro pilares anteriormente mencionados se ha incrementado y de hecho Mumbrú y Colom están ya entre los diez jugadores que más minutos juegan de la competición y Marko Todorovic llevaba tres partidos por encima de los 32 minutos hasta que en este último bajo a 22 por un problema de tendinitis que a punto estuvo de no permitirle jugar, disparándose de forma considerable los números de todos ellos.
Así las cosas, Álex Mumbrú lleva cinco encuentros seguidos anotando un mínimo de veinte puntos, algo que nunca había logrado desde que debutara en la ACB en 1997. El capitán, que cumplirá el sábado 200 partidos como hombre de negro y que ha tenido que echar más de una mano en la posición de cuatro para cubrir la ausencia de su compinche belga, presenta a sus 35 años el segundo mejor promedio anotador de su carrera (14,1 puntos por partido, solo superado en la Liga Endesa por Andy Panko) con un excelente 42,31% desde la línea de 6,75 que en estos últimos cinco encuentros se dispara hasta el 54,5%. Colom, por su parte, también se encuentra en su momento más dulce desde que aterrizara en la máxima competición estatal en 2009. Además de su aplomo y firme batuta en los momentos de la verdad y su capacidad para firmar acciones repletas de fantasía, el base andorrano anota y asiste más que nunca y además figura en el Top 10 de la competición en valoración (10º, 14,4), asistencias (3º, 5,4), robos (9º, 1,3) y faltas provocadas (7º, 4,1). Y qué decir de Marko Todorovic, ese pívot montenegrino que lleva cuatro partidos seguidos con valoraciones superiores a 20, que es segundo en esta faceta en toda la ACB por detrás de Panko y que es claro candidato a ser distinguido, a sus 22 años, como MVP de la Liga Endesa.
El elevadísimo rendimiento de este cuarteto de lujo ha hecho posible que el bajón de rendimiento de la segunda unidad se note menos y que se mantenga invariable la meta final: seguir sumando victorias.