bilbao - Ramón Jordana abandonó en verano su oficio de forjador de estrellas y a los 61 años se embarcó en su primera experiencia como entrenador en un banquillo profesional. La salida de Anna Caula llevó al Unigirona a llamar al veterano técnico de Torelló que durante casi cinco lustros había pulido a muchas de las mejores jugadoras del baloncesto femenino estatal en el Centre Segle XXI de Barcelona y Jordana aceptó el reto a una edad en la que muchos habrían optado por la comodidad de lo ya conocido. “Era el momento de cambiar y me siento muy a gusto con iniciar esta nueva etapa. Podré poner en práctica todas las ideas que tengo sin ningún límite. Hasta ahora los tenía porque debía cuidar todo el proceso formativo”, explicó en su presentación como entrenador del equipo en el que se ha vuelto a encontrar con su hija Noemí y que ahora mismo es el líder invicto de la Liga Femenina después de seis jornadas.

Por las sabias manos de Ramón Jordana han pasado durante 24 años jugadoras como Lucila Pascua, Laura Nicholls, Alba Torrens, Laura Gil, Vega Gimeno, Queralt Casas, Belén Arrojo y muchas más hasta la reciente sensación Ángela Salvadores, que con 17 años está promediando casi 16 puntos por partidos en la máxima categoría con el Rivas Ecópolis. Entre las chicas que pasaron por el Segle XXI estuvo durante cinco años la pívot del Gernika Bizkaia Yaiza Lázaro, que pudo comprobar de primera mano y en un entorno muy competitivo las virtudes de un entrenador que tiene como uno de sus lemas el de que “una jugadora joven, para crecer, necesita equivocarse”.

Ahora bien, Jordana preconiza también que hay que tener en cuenta “la capacidad de la jugadora para ser entrenada, las ganas de aprender” y que debe haber “respeto, esfuerzo y autoexigencia” en el trabajo porque asegura que “absolutamente nadie ha llegado a lo más alto sin una ética de trabajo impresionante”. El veterano técnico dirigió durante muchos años a jugadoras en ese difícil tránsito hacia el baloncesto senior, que no todas son capaces de asimilar. “La jugadora, cuando acaba la edad junior, debe estar preparada para ser entrenada por cualquier entrenador y eso significa reaccionar ante cualquier aspecto del juego. Y ha de saber competir”, afirmó en alguna ocasión reciente.

talento colectivo El ahora entrenador del Spar Citylift Girona tiene claro que “todos los individuos tienen talento y es evidente que los talentos se trabajan, pero en el baloncesto lo que realmente tiene valor es el talento colectivo”. Ramón Jordana no observa diferencias entre la manera de afrontar los partidos entre el baloncesto formativo y el de élite, pero sí ha apreciado que “la jugadora profesional, que vive de números y resultados, siente inseguridad cuando intentas modificarle algún aspecto técnico y por lo tanto se muestra, en lo general, poco receptiva a los cambios”.

Esa es la pelea que tiene en su nueva labor y que comparte con Mario López, técnico del Gernika Bizkaia que también está muy imbuido en el trabajo con las categorías inferiores y que busca la constante mejora individual, incluso en jugadoras con un currículo importante. Ambos se enfrentarán mañana en pos del liderato en la Liga Femenina al frente de dos equipos que son aire fresco en la competición porque no especulan. “Quiero que las jugadoras y el público disfruten. Si lo hacen ellos, más disfrutaré yo”, afirma Ramón Jordana, cuya manera de entender la tarea de entrenador se resume, tras más de 40 años ejerciéndola, en una frase que muchos deberían imitar: “El líder soy yo y marco el camino para, inmediatamente, ponerme detrás a empujar y a ayudar a las protagonistas, que son las jugadoras”.