gasteiz - La juventud es un defecto que se quita con los años y en el caso del Bilbao Basket, con el paso de los partidos. Los hombres de negro cosecharon su primera derrota de la temporada en un derbi ante el Laboral Kutxa en el que quedó claro que a varios de sus jugadores este tipo de partidos, en el que la calidad no es suficiente para sobrevivir, aún les quedan grandes. Y como alguno de los que tienen más bagaje tampoco tuvo su mejor día, ocurrió que al equipo de Sito Alonso se le fue el choque de las manos desde mediados del segundo cuarto, cuando el Bilbao Basket hizo las cosas al revés de lo que era aconsejable y se paró de forma incomprensible.

La entrada en la cancha de San Emeterio y Hamilton elevó la intensidad en las filas locales y cambió el decorado porque los bilbainos empezaron a flaquear en la defensa de uno contra uno y acabaron entrando en un juego que no les convenía en absoluto. Blandos en el rebote defensivo y entregando balones absurdos, el Bilbao Basket permitió que el Laboral Kutxa recuperara la iniciativa y la confianza y dejara en evidencia sus carencias actuales. Los baskonistas se enchufaron y la versatilidad de algunos de sus jugadores generó aún más problemas a partir del descanso.

Las penetraciones de San Emeterio, los triples de Davis Bertans en finales de cuarto y, ya al final, la aparición de Perkins, fueron puñales que el Bilbao Basket no pudo asimilar porque le faltó carácter. La irrupción final de Germán Gabriel tampoco rompió la dinámica y demostró que quizás el malagueño debió salir antes porque Marko Todorovic nunca logró imponerse en el cuerpo a cuerpo en el poste bajo.

Con todo, el conjunto bilbaino estuvo muy cerca en los compases finales de recuperar sus opciones de ganar el choque, lo que viene a decir que con un poco más de esa agresividad que echó de menos Sito Alonso y algunos aciertos agónicos de los gasteiztarras, el Bilbao Basket podría haber sumado otro triunfo. Nunca se sabrá, pero en todo caso el partido de ayer irá a la mochila de la experiencia que le falta al equipo como tal. Nadie nació sabiendo y para manejar estos derbis hay que haber jugado unos cuantos antes. Los hombres de negro están en el camino con el primer mandamiento de no perderle la cara a los partidos. Era evidente que el Bilbao Basket aún tiene mucho que mejorar. Ayer quedó demostrado, pese a lo que dijera la clasificación antes de llegar al Buesa Arena.