El 25 de noviembre de 2008, La Casilla se vistió de tiros largos para albergar el debut continental del Bilbao Basket. Aterrizó en suelo vizcaino el Hemofarm, que no fue rival (78-67) para los Marko Banic, Janis Blums, Javi Salgado o el actual presidente del club, Pedja Savovic. En el cuadro serbio asomaban ya dos jugadores que han acabado alcanzando un notable nivel en el baloncesto europeo (Milan Macvan y Stefan Markovic), el voluminoso pívot Vladan Vukosavljevic, con 25 puntos, fue el principal quebradero de cabeza para los entonces dirigidos por Txus Vidorreta y el jugador encargado de darle refresco apenas llamó la atención por su juego (diez minutos y dos puntos). Eso sí, su espigadísima figura fue motivo de muchos comentarios pues hacía que a su lado el gigante Fred Weis (2,18) pareciese de estatura terrenal, pequeño incluso. Se trataba de Boban Marjanovic. Con 20 años por aquel entonces, a la torre de Zajecar le faltaban todavía muchas horas de vuelo y muchas sesiones de entrenamiento para sacar provecho de sus cualidades, pero tenía algo que en el baloncesto marca diferencias y es imposible de enseñar: centímetros, 221 en concreto. Un tesoro.

Desde aquel encuentro en La Casilla, la trayectoria de Marjanovic ha dado muchos tumbos y su rendimiento ha ofrecido más dudas que certezas, impidiendo que se asentara en la élite, el lugar que parecía destinado a ocupar y tiranizar por su privilegiada envergadura, que le convierte en un arma de destrucción masiva cuando recibe el balón a un palmo de la canasta. Tras su trayectoria nómada de los últimos cursos, la torre serbia regresa hoy a Bilbao a sus 25 años enfundado en la camiseta del Estrella Roja, el club que espera que le sirva de punto de inflexión en una trayectoria repleta de dientes de sierra. La irregularidad sigue sin abandonar las líneas maestras de su juego -en el estreno del Last 32, en el Pionir, arrolló a los hombres de negro con catorce puntos y doce rebotes y una semana después valoró en negativo ante el Nizhny- pero su mera presencia en cancha acostumbra a mediatizar el juego de los rivales en ambas canastas. El pasado fin de semana, un proceso vírico que le obligó incluso a pasar por el hospital le impidió jugar las semifinales y la final de la Copa serbia que el Estrella Roja acabó ganando, pero se espera que esté en condiciones para saltar hoy a cancha, aunque no sea al 100%.

Marjanovic se formó en las categorías inferiores del KK Hemofarm Vrsac, en cuyo primer equipo debutó en 1996 con solo 18 años. Desde el principio fue visto como un impresionante proyecto de jugador por su gran altura, pero la debilidad de su cuerpo y su lentitud de movimientos necesitaron de muchas horas de entrenamientos individuales y sesiones de gimnasio para ser corregidas. Esa misma temporada fue cedido al KK Swisslion Vrsac, actual Radnicki Kragujevac, para que fuera adquiriendo experiencia y a su regreso al su club de formación fue ganando minutos e importancia en los esquemas sin prisa, pero también sin pausa. Arrancó la temporada 2008-09 como suplente de Vukosavljevic, pero una grave lesión de este hizo que saltara a primera línea de batalla. Cuando el Bilbao Basket devolvió visita al conjunto serbio, Marjanovic aportó ya quince puntos y siete rebotes a pesar de que su equipo cayó derrotado sin paliativos. Su juego fue a más en la siguiente temporada, comenzó a destacar en las categorías inferiores de la selección serbia, debutando incluso en la absoluta, y diversos clubes importantes de Europa, siempre a la caza y captura de nuevas promesas, sobre todo en el puesto de pívot, se interesaron por sus servicios. Finalmente, Dusko Vujosevic se lo llevó al CSKA Moscú, con el que firmó un contrato por tres temporadas.

Sin continuidad Pero los problemas llegaron cuando su carrera parecía ya totalmente encauzada. Su aventura en tierras rusas no arrancó mal, pero un par de meses después de arrancar el curso Vujosevic fue despedido como consecuencia de los malos y Marjanovic quedó huérfano de valedor, comenzando un largo e incierto peregrinaje. Terminó la temporada cedido en el Zalgiris Kaunas, arrancó el curso 2011-12 en el Nizhny, lo acabó en el Radnicki y la pasada campaña recaló en el Mega Vizura donde, por fin, encontró estabilidad y algo que su carrera necesitaba como el respirar: confianza y minutos. Sus 16,9 puntos y 11,6 rebotes de media la valieron para ser el MVP de la Liga serbia y para firmar el pasado verano, en el que disputó las Summer Leagues con los Atlanta Hawks, un contrato por dos temporadas con el Estrella Roja. Con el conjunto de Belgrado ha protagonizado auténticos partidazos en la Euroliga (veinte puntos y trece rebotes ante el Maccabi, 25 puntos y once rebotes ante el Lietuvos Rytas, siendo el MVP de la última jornada de la primera fase) y en otros ha pasado absolutamente desapercibido, pero el Bilbao Basket ya sabe como se las gasta la torre de Zajecar.