Gumarelo para siempre
Jorge Elorduy lleva al Libertad de Asunción a recuperar la hegemonía en el baloncesto guaraní "He dado un empujón a mi carrera", reconoce el bilbaino
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JORGE Elorduy va a ser un gumarelo de por vida. Se lo ha ganado con creces el técnico bilbaino que llegó el pasado mes de febrero al Libertad de Asunción de Paraguay y lo ha conducido al título de la Liga del país guaraní después de dos años de sequía. Le han cundido a Elorduy estos diez meses ya que, además del primer equipo, era el responsable del equipo sub-18 y también tuvo que hacerse cargo del primer equipo femenino por culpa de los malos resultados. En total, han sido un centenar de partidos y mucho trabajo diario que acabaron hace quince días con la satisfacción de alzar el título nacional con solo una derrota.
"Es una felicidad inmensa. Lograr que el Libertad domine en Paraguay con la suficiencia que lo ha hecho es para estar muy satisfecho por el trabajo que el club, jugadores y cuerpo técnico hemos desarrollado. Además del título absoluto profesional, sumamos el nacional sub-18 y el club sumó también en categoría sub-16 masculina y sub-18 femenina", relata Jorge Elorduy tras devolver a lo más alto a la institución deportiva más importante de Paraguay. Basta decir que el actual presidente de la República, Horacio Cartes, lo fue antes de los gumarelos, como se conoce al Libertad. "El hecho de tener equipo de fútbol que compite en la Libertadores y la Sudamericana hace que la dimensión del equipo de baloncesto sea más grande. La calidad del trabajo es alta porque hay muchos medios para trabajar: estadio de baloncesto propio, gimnasio, salas de hidroterapia y de recuperación, residencia para jugadores becados, hotel de concentración dentro de las instalaciones... Y, además, la seriedad como club a nivel económico hace que el deportista solo se tenga que preocupar de rendir", añade.
El técnico bilbaino echaba de menos estas excelentes condiciones que le han permitido "dar un empujón a mi carrera como entrenador, sobre todo en el mercado suramericano, que está creciendo mucho". Elorduy ha entrenado en el Patronato, en Gijón, en Calpe, en Santander, en Melilla, en Azkoitia y dejó en febrero el Santurtzi y la dirección del Programa de Tecnificación de la Federación Vizcaina para embarcarse en una aventura a la que no se lanzó sin red ya que en 2011 había sido durante tres meses el seleccionador paraguayo femenino. Desde su llegada, trató de ayudar en más facetas como "la mejora de las estructuras o implantar una filosofía en el trabajo de cantera, que hemos dejado muy marcada y queremos que sea la línea de actuación del club en los próximos años, independientemente de las personas que estén".
apuesta por la juventud Poco a poco, el técnico bilbaino descubrió que "el baloncesto en Paraguay está en proceso de crecimiento sobre todo en las categorías inferiores. Debería estar en un nivel medio, lejos de Brasil y Argentina, pero cerca de países como Uruguay, Chile...". "Se ve la evolución de unos años a esta parte con la entrada de jugadores jóvenes a la Liga y a la selección". Sin embargo, a la Liga paraguaya aún le queda mucho por hacer "a nivel organizativo, de estructuras y de infraestructuras". "Sobre todo, deben mejorar la calidad de los pabellones. De esa manera, el baloncesto profesional tendrá un lanzamiento porque realmente en Paraguay hay público esperando un buen producto", asegura.
Elorduy no tenía "un conocimiento muy profundo" de la Liga paraguaya y se encontró con normas, al menos, curiosas. "Solo puedes tener cinco jugadores mayores de 25 años y los clubes son propietarios de los pases de los jugadores, así que primero debes mirar lo de casa. Además, el Libertad quería dar paso a la gente de categorías inferiores", explica. Así, trató de construir un equipo "con mucha calidad física que permitiera jugar a un ritmo por encima del resto de equipos". Pero hubo problemas importantes "ya que en el primer mes nuestros dos mejores anotadores se lesionaron de gravedad con lo que tocaba de nuevo reestructurar. De todo esto, salió un grupo fuerte, noble, unido".
La calidad de los entrenamientos no se resintió, al contrario. Jorge Elorduy recuerda que "eran de un nivel físico y de dureza altísimo. Estaba prohibido pitarse faltas, pero nunca a nadie le sentó mal una falta ni nadie usó ese permiso para sacar ventaja. Eran tan duros que los jugadores los llamaban carnicerías. Este aspecto fue clave para llegar al nivel que queríamos porque esto nos puso un paso por encima de los rivales" y se reflejó con la conquista del Top Profesional y el Trofeo de Súper Campeón, los dos torneos que se disputan en el país guaraní.
Al margen de esos logros, Elorduy se queda con todo lo positivo de la experiencia y el contacto con una realidad que le ha permitido descubrir que "lo peor del jugador su-ramericano podría ser el tema genético ya que cuesta encontrar jugadores grandes y lo mejor, sin ninguna duda, es el corazón, la fuerza de voluntad y la nobleza con la que se entregan".