Ya no hace tanto frío
El Bilbao Basket sigue su escalada en la Liga Endesa y firma en Sevilla su cuarta victoria en las cinco últimas jornadas Álex Mumbrú y Raúl López volvieron a ser los puntales de los de Pueyo
Bilbao. Con sufrimiento, caminando sobre el alambre, enlazando momentos de radiante despegue con otros en los que el riesgo de aterrizaje forzoso parecía inevitable, pero el Bilbao Basket, sin separarse de la agonía en ningún momento, dio ayer en Sevilla, una ciudad que tiene un color especial para sus intereses -ha ganado en sus cuatro últimas visitas al Cajasol-, un nuevo paso en su proceso de recuperación en la Liga Endesa. Cuatro victorias en los últimos cinco partidos han servido a los de Rafa Pueyo para abandonar las posiciones de alarma roja y asentarse en la zona templada, donde ya no hace tanto frío como en semanas precedentes. La de ayer, por un ajustado 72-75, hubo que trabajarla hasta el bocinazo final, a pico y pala, porque a los hombres de negro, hasta el momento, les sigue costando horrores evitar el sufrimiento, sacar mayor provecho a las situaciones de ventaja que fabrican en los encuentros.
Ayer en San Pablo, tras una primera mitad muy igualada, los de Pueyo consiguieron hacerse dueños y señores del luminoso en el tercer cuarto aprovechando su acierto desde la línea de 6,75, la superioridad de Álex Mumbrú en todo lo que acontecía sobre la cancha y la lesión de un Latavious Williams que dejó desnortados a los andaluces, huérfanos de su principal referencia interior, y a siete minutos del final, con el rival en bonus, confeccionaron una tranquilizadora ventaja de nueve puntos (55-64). Parecía controlada la situación, pero la irregularidad del conjunto bilbaino, un mal que está costando muchísimo corregir, evitó un final placentero, sin nervios ni riesgo de taquicardia. Un par de malos ataques, algún error defensivo, tiros libres extraviados por el camino... El Cajasol aprovechó las dudas de su rival para volver a equilibrar el duelo (68-68), pero esta vez, a diferencia de anteriores citas, los visitantes supieron imponer su experiencia. Aunque fuera sin brillo. No está la cosa ahora mismo para florituras que vayan mucho más allá del resultadismo puro y duro. La calculadora manda.
Con Mumbrú mandando en cancha y superando a sus pares, Raúl López prolongando una semana más su fantástico momento de juego y compinches que dieron un paso al frente en momentos importantes como Axel Hervelle, Antanas Kavaliauskas o Germán Gabriel, el Bilbao Basket consiguió corregir a tiempo, tras el descanso, las taras que le impedían imponer su propuesta de juego en terreno sevillano. El rebote ofensivo dejó de ser un preciado arma en la que los de Aíto García Reneses encontraban muchas segundas oportunidades, y el tiro exterior, que tardó en afinar su punto de mira, encontró sostenibilidad en su rendimiento, diversificando las vías de anotación de un grupo humano que también necesitaba que la fortuna, esquiva hasta el momento en muchos finales apretados, le sonriera de una vez.
Arrancó la contienda con un juego dinámico y muy vivo, pero sin que ninguno de los dos equipos fuera capaz de llevar el marcador claramente a su terreno. El Cajasol trataba de hacerse fuerte con la presencia interior de Williams y la explosividad de Satoransky, mientras que en las filas visitantes era la vieja guardia, el tridente formado por Raúl, Mumbrú y Hervelle, la que daba la cara. Las primeras ventajas, con los centímetros de Balvin haciendo daño cerca del aro, correspondieron a los de Aíto, pero fueron los hombres de negro los que alcanzaron el final del acto inicial en ventaja merced a una bandeja de Grimau. (20-21). Sin embargo, los de Pueyo no fueron capaces de fabricar una renta que aportara tranquilidad a sus intereses. Sin filo a la hora de percutir desde la línea de 6,75 y con problemas a la hora de cerrar el rebote defensivo, el Cajasol amagó con abrir una vía de agua en su línea de flotación merced a dos triples consecutivos de Satoransky y Sastre que dibujaron un 30-25. Sin embargo, como en tantas otras situaciones, el conjunto vizcaino resurgió de la mano de su principal activo, un Raúl López que volvió a estrechas márgenes con cinco puntos consecutivos -llegó con 11 en total al descanso- incluida la primera diana triple para los suyos. Williams y Mata siguieron moviendo los guarismos de los locales con fluidez, pero un triple de Mumbrú colocó el marcador en un ajustado 38-35 en el ecuador de la contienda, con los visitantes lastrados por sus escasísimos porcentajes en el tiro.
En la reanudación, con Mumbrú absolutamente desatado, el Bilbao Basket actuó con mucha más contundencia. El capitán lideró un parcial de 0-7 que colocó en ventaja a los suyos, Gabriel dio continuidad a la andanada con dos triples seguidos y el Cajasol, que perdió en esos minutos a Williams por lesión, parecía tambalearse, con Sastre como único activo entonado. Dos triples de Markota y Pilepic colocaron el 53-58 a diez minutos del final y una notable salida en el acto final cristalizó en ese 55-64 que parecía dejar todo visto para sentencia. Pero, una vez más, el Bilbao Basket fue incapaz de ponerle el candado al partido. Un 7-0 devolvió el equilibrio al duelo y, aunque el dominio del luminoso correspondió a los visitantes, el Cajasol siempre tuvo un hilo de vida. Una falta en ataque de Mata y una canasta de Gabriel dieron paso al 71-75. Satoransky puso más picante al duelo, el ataque final de los de Pueyo no fue bueno, pero el triple a la desesperada de Bamforth que amenazaba con prórroga no encontró red.