bilbao. El Bilbao Basket viaja hoy a Chalon-sur-Saone con la necesidad de volver a mover las piezas de su juego exterior, quizás la asignatura todavía pendiente en la pizarra de Rafa Pueyo. Solo Raúl López y Álex Mumbrú, los dos jugadores más utilizados por el técnico, tienen claro cuál es su rol en el perímetro y lo cumplen acorde a su calidad. Los demás van y vienen en función de las necesidades del equipo y, sobre todo, de las lesiones que han afectado especialmente a esta parte del equipo y a Dairis Bertans. El letón ha caído por segunda vez. La primera, en el choque ante los Sixers, le impidió iniciar la temporada y ahora queda fuera cuando el Bilbao Basket afronta un encuentro vital para su suerte europea.
Bertans estaba alternando últimamente las posiciones de base y escolta, lo que había limitado sus obligaciones a la hora de sumar puntos, que en los primeros partidos fueron muchas. Su explosividad le hizo destacar, pero también le ha convertido en víctima de problemas físicos que hasta ahora han impedido ver su mejor versión de forma regular. Como consecuencia de la lesión del de Valmiera, la apuesta por Roger Grimau como base deberá ser rescatada cuando Pueyo parecía haberla aparcado en sus planes tácticos. El catalán había recuperado su posición de comodín entre los puestos de escolta y alero, pero sin terminar de rendir al nivel que mostró, por ejemplo, al final de la temporada pasada. Ante el Estudiantes se soltó otra vez y estuvo incisivo en ataque, aunque ahora tendrá que pensar de nuevo como director de juego en los minutos que deje libres Raúl López, que es probablemente junto a Sergio Rodríguez el base más clarividente de la Liga ahora mismo y el tercero que más minutos juega por detrás de Tomas Satoransky y Guillem Vives.
Todos estos acontecimientos llevan a que Fran Pilepic pueda gozar de los minutos que venía reclamando. Las oportunidades aparecen porque uno se las gane o por indisposición de los compañeros y el croata tiene ahora que demostrar que tiene aquello que se intuye. En el último partido, jugó 35 minutos y lanzó quince veces a canasta, más o menos lo que hacía en el Siroki antes de llegar a Bilbao. Esto no va a ser siempre así, pero el de Rijeka tiene que estar dispuesto a asumir la responsabilidad que le corresponde a la hora de abrir las defensas desde lejos. Es lo que le viene reclamando desde la pretemporada el entrenador, que le pide que no dude y que no retenga el balón antes de tomar alguna decisión.
Y lo mismo puede aplicarse a Zoran Vrkic, que también se lesionó antes de arrancar la temporada y aún debe encontrar su rol en una Liga de mucho más nivel que las que ha disputado hasta ahora. Cualidades no le faltan, pero el otro jugador de Rijeka se ha encontrado con dos muros: uno es Mumbrú, que deja pocos minutos libres a su sustituto, exactamente nueve por partido, y otro es la propia Liga Endesa en la que sus ventajas desde el punto de vista físico no son tan evidentes. Los técnicos y los compañeros están muy pendientes de él en los entrenamientos para hacerle ver que cualquier distracción se paga en una competición tan exigente en la que mantener la concentración es esencial. A Vrkic le está costando adaptarse a un protagonismo menor, pero esto tampoco sorprende, ya que les está pasando y les ha pasado a muchos jugadores. Quizás cuando el equipo alcance la regularidad en las victorias le pueda llegar a él una presencia más habitual, de más calidad.
cinco equipos por debajo De momento, los tres triunfos en las últimas cuatro jornadas han colocado al Bilbao Basket en la decimotercera posición, a dos partidos de la sexta plaza y a tres de la cuarta. Es hora de poder construir con tranquilidad, sin el sentimiento de urgencia que ha lastrado a Rafa Pueyo y los suyos en las primeras semanas de la temporada. Si la mejoría defensiva se confirma, el equipo, cada uno de sus jugadores, se sentirá capaz de hacer más cosas.