bilbao. EL Bilbao Basket se ha dormido en los laureles europeos y ahora se ha quedado sin ningún margen de error después de la derrota de ayer en un Spiroudome de Charleroi transformado en unos meses de paraíso en infierno. Es la cuarta seguida en la Eurocup, que a falta de imágenes que permitan hacer un análisis en profundidad, resulta incomprensible en el fondo y en la forma. Ahora bien, en términos de clasificación las cosas están como estaban hace una semana. Si los hombres de negro logran ganar los dos partidos que les quedan, se meterán en la siguiente fase. Otra cosa es si en el último duelo ante el Oldenburg habría que levantar los cinco puntos de ventaja que obtuvieron los alemanes en la primera vuelta.

Pero más allá de la realidad de las cifras, está la realidad de un equipo que sigue sin mostrar consistencia, esa capacidad de enganchar victorias que le saquen del atolladero y envíen a su entorno un mensaje ilusionante. Perder contra un equipo que era el único que no había ganado hasta ayer en la Eurocup y que, además, solo usó siete jugadores es de todo menos un síntoma de recuperación. Tres detalles llaman la atención: que el Spirou Charleroi dominara el rebote con claridad y se llevara hasta diez capturas en el aro bilbaino; que en los últimos cinco minutos, a los que se entró con el partido igualado, el Bilbao Basket solo lanzara triples, cuatro de ellos consecutivos a cargo de Germán Gabriel; y, por último y no menos importante, que Mumbrú y Hervelle no jugaran en todo el último cuarto, en el que Rafa Pueyo solo hizo una sustitución. Si no hay una explicación física, el técnico jugó con fuego con sus decisiones.

exceso de confianza En todo caso, el choque de ayer era, como el del sábado, un partido de jugadores, de esos que deben resolverse con aplicación, actitud y tensión, sin necesidad de alardes tácticos. En Valladolid se hizo, en Charleroi no, como denunció Rafa Pueyo: "Nuestro equipo no ha estado a la altura porque pensábamos que iba a ser un partido fácil. Y sabemos que cuando no damos el 100%, no podemos ganar a nadie". De ahí que el Spirou "dominara en todos los aspectos del juego". "Nos han puesto muchos problemas con su defensa en zona y no hemos sido capaces de parar su producción ofensiva porque nuestra defensa ha sido poco intensa y agresiva y han sacado ventajas claras. Además, han dominado el rebote en los dos aros", resumió el técnico bilbaino.

Como consecuencia del batacazo de ayer, el encuentro del sábado ante el Estudiantes volverá a tener carácter de final, de plebiscito para un equipo, desde el primero al último de sus integrantes, que no acaba de ganarse la confianza y que ha dilapidado en la Eurocup el crédito que se ganó durante el primer mes. La herida no termina de cerrarse y no lo hará si no se aplica tratamiento, el que sea, de forma continuada.