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Bienvenido, míster Saras

Tras salir del club en 2003, Sarunas Jasikevicius abre hoy en Bilbao su segundo periplo en el Barça

Bienvenido, míster SarasFoto: EFE

bilbao

Siempre quise volver, pero no esperaba tardar tanto". Estas palabras, pronunciadas por uno de sus mayores ídolos de los últimos tiempos, sonaron este verano como música celestial en los oídos de los aficionados culés al baloncesto. El hijo pródigo había regresado a casa. Sarunas Jasikevicius, aquel enérgico y mortal base lituano que abandonó el redil nueve años atrás, firmó el pasado julio su retorno al Barcelona Regal y cumplió con los sueños de una hinchada que nunca le ha olvidado, siendo el sentimiento recíproco. Las pancartas en alusión al número 13 han sido constantes desde su marcha en 2003, así como sus declaraciones de amor eterno cada vez que pisaba suelo barcelonés con la camiseta de otro equipo. Su primer periplo como jugador azulgrana (2000-03) fue exitoso tanto desde el punto de vista individual como colectivo y ahora, con 36 años, ha vuelto al plantel con un papel más secundario. De hecho, su ficha no fue activada ni en la Supercopa ni en la primera jornada de la Liga ACB, por lo que el escenario de su reaparición con la camiseta del Barcelona será el Bilbao Arena, que podrá presenciar hoy en vivo las evoluciones de uno de los mejores jugadores europeos de la última década.

Tras formarse en la Universidad de Maryland, no entrar en el draft de la NBA y disputar dos temporadas en el Lietuvos Rytas y el Olimpija Ljubljana, Saras aterrizó en la ciudad condal en el año 2000, justo después de que un triple suyo en las semifinales de los Juegos Olímpicos de Sydney estuviera a punto de provocar la primera derrota de Estados Unidos desde que en 1992 empezara a echar mano de jugadores de la NBA. Su conexión con la grada fue un amor a primera vista, así como su crecimiento como jugador. Poseedor de un carácter ganador brutal y de una capacidad de liderazgo fuera de toda duda, Jasikevicius dio alas al baloncesto culé a base de puntos, pick and rolls magistralmente ejecutados y una visión de juego privilegiadas, siendo junto a los Bodiroga, Navarro o Fucka uno de los puntales del histórico triplete azulgrana de 2003 (Liga, Copa y Euroliga, la primera que conquistaba el equipo). Pero la idílica relación se rompió de manera abrupta ese mismo verano. El nuevo presidente del club, Joan Laporta, introdujo un importante recorte presupuestario en la sección de baloncesto y a Saras no le satisfizo la oferta de renovación que le hicieron llegar, por lo que decidió poner fin a su etapa como culé.

"En el pasado hubo alguna oportunidad de volver, pero por distintos motivos no pudo ser. No pasa nada, ya que al Barça Regal le ha ido muy bien sin mí", aseguró Jasikevicius en su presentación, aunque lo cierto es que él tampoco puede tener motivos de queja sobre su trayectoria, exitosa como muy pocas tras pasar por clubes de campanillas como Maccabi, Fenerbahce o Panathinaikos, donde militó el pasado curso. El lituano es el único jugador que ha ganado la Euroliga con tres equipos distintos, que ha levantado en tres campañas consecutivas este trofeo y el único en activo que suma cuatro en total (Barcelona 2003, Maccabi 2004 y 2005, y Panathinaikos 2009). A ello hay que sumarle ocho títulos ligueros, nueve Copas, un oro con Lituania en el Eurobasket de 2003 y un bronce olímpico en Sydney. Quizás el único punto oscuro de su carrera haya sido su paso por la NBA, competición que disputó entre 2005 y 2007 en las filas de los Indiana Pacers y los Golden State Warriors sin gozar de excesivo protagonismo.

Un culé apasionado Durante los nueve años que ha permanecido huérfano de la camiseta azulgrana, Jasikevicius nunca ha escondido su amor por estos colores. "Yo soy del Barça y lo he dicho siempre. Los tres años que pasé en este club fueron maravillosos y le estaré siempre agradecido. Siempre lo he pasado muy mal cuando he vuelto a jugar en el Palau. Los que me conocen saben lo mal que lo he pasado. Además, los socios siempre me han hecho saber el cariño que me tienen. Esto es lo mejor del mundo", aseguró recientemente. Pero Saras tampoco se escondió cuando defendía otros colores. "El Barcelona es mi club favorito e intentaré volver algún día. Es mi casa y a cualquier jugador le apetece volver a su casa", decía en 2004, cuando militaba en el Maccabi. "Es mucho más difícil jugar contra un equipo al que quieres. Odio este tipo de partidos, estoy hasta nervioso", declaraba en 2008 antes de visitar el Palau con el Panathinaikos y hace dos años, con el Lietuvos, no dudaba en asegurar que "siempre que voy al Palau estoy a punto de llorar porque la gente se porta muy bien conmigo".

Aunque hoy no podrá cumplir con una de sus anhelos, que es sacar provecho a sus abonos del Camp Nou, el retorno de Jasikevicius al Barcelona puede servir para que el aficionado culé vuelva a llenar las gradas de un Palau que últimamente ha presentado un aspecto desangelado. Declaraciones como las que realizó en su puesta de largo seguro que ayudarán: "Este verano me llamaron el Barcelona y el Real Madrid y solo he contestado a uno".