Un muro infranqueable
El Gescrap Bizkaia, notable durante los primeros 18 minutos, cae arrollado ante un soberbio CSKA Los rusos activaron todo su potencial en el tercer acto y finiquitaron el duelo con un parcial de 34-11
BILBAO. Hay muros que ni siquiera el Gescrap Bizkaia es capaz de derribar. Los hombres de negro han redactado las páginas más gloriosas de su historia a base de propinar sonoras campanadas, a fuerza de vestirse de guerreros y desafiar y derrotar a los gigantes, pero toda gesta tiene sus límites y el CSKA Moscú devolvió ayer a los pupilos de Fotis Katsikaris a la más cruda de las realidades. El conjunto ruso fue ayer un coloso imposible de tumbar y sumó la primera victoria en la eliminatoria de cuartos de final de la Euroliga al activar el modo apisonadora y acabar con todo lo que se encontró por delante, aplastando a un cuadro bilbaino que le tuteó durante 18 meritorios minutos antes de verse obligado a enarbolar la bandera blanca debido a la exhibición de un enemigo que jugó a baloncesto como mandan los cánones. Construido para no dejar escapar ninguna de las competiciones que disputa, la escuadra que comanda desde el banquillo Jonas Kazlauskas reunió todas las virtudes posibles. Fondo de armario imperial, circulación de balón centelleante y de precisión milimétrica, defensa pétrea, ritmo de juego NBA y clarividencia propia del baloncesto continental. Todo un tratado de buenas costumbres rematado con calidad, fundamentos y centímetros para exportar que hizo que el Gescrap Bizkaia casi nunca se encontrara cómodo en cancha, que cometiera errores que fueron castigados con certeros hachazos en forma de canastas de todos los colores.
La diferencia final, 27 puntos, puede invitar a pensar que los hombres de negro no estuvieron a la altura de lo que requieren unos cuartos de final de la máxima competición continental, pero no van por ahí los tiros pues, de hecho, su desempeño fue notable hasta el ecuador de la contienda, llegando a dominar incluso en el luminoso. Lo que ocurre es que cuando el CSKA destapa el tarro de las esencias no hay más de un par de equipos en toda Europa -y puede que ni eso- que no salgan apabullados en la lucha cuerpo a cuerpo y ayer los de Katsikaris sufrieron en sus carnes lo que es capaz de hacer el mejor equipo de Europa cuando juega a tope de revoluciones y maneja el bisturí con la precisión del más certero de los cirujanos. Ocurrió tras el descanso, al que se llegó con 50-40. En ese fatídico tercer acto, el Gescrap BB fue lo más parecido a uno de esos sparrings con los que calientan los pesos pesados: le cayeron golpes por todos los lados sin que tuviera tiempo ni siquiera para ver venir los puñetazos. Los rusos castigaron las ayudas largas -a veces demasiado- de D'or Fischer con mates de Nenad Krstic, cuando la defensa visitante intentó cerrar su zona fue Milos Teodosic el que activó su muñeca para clavar tres triples consecutivos y a continuación fue Alexey Shved, todo clase y fundamentos, el que acribilló el aro. El 34-11 registrado en ese cuarto dejó la contienda completamente sentenciada ante un rival que nada pudo hacer para recuperar la verticalidad sobre el cuadrilátero y que con varias de sus piezas vitales saliendo de lesiones comenzó a pensar ya en el partido de mañana.
Porque si la superioridad del CSKA es algo que nadie pone en duda, tampoco hay motivos para pensar que el Gescrap Bizkaia vaya a bajar los brazos y renunciar a su objetivo de alargar el sueño de la Euroliga lo más posible. En los dos primeros cuartos de ayer tiene un buen punto de arranque para intentar vender su piel lo más cara posible. Y es que durante los primeros 20 minutos los pupilos de Fotis Katsikaris no le perdieron la cara a la contienda. El CSKA arrancó muy intenso, queriendo meter el miedo en el cuerpo a su novato adversario, y activó la opción de surtir de balones a Krstic en las cercanías del aro como declaración de intenciones. El 10-3 amagó con una rotura de marcador madrugadora, pero el Gescrap Bizkaia no se dejó amilanar. Pese a encontrarse cerrados a cal y canto todos los caminos que conducían al aro en las distancias cortas, los visitantes dieron licencia para tirar a Kostas Vasileiadis y el griego no defraudó. Sus once puntos en el acto inicial hicieron que los de Katsikaris le dieran la vuelta al marcador y gozaran de varias ventajas de tres puntos, aunque Khryapa se encargó de que el colchón bilbaino no fuera mayor. La dinámica del duelo siguió por los mismos derroteros en el segundo cuarto y la igualdad fue la nota predominante durante los ocho primeros minutos, aunque la entrada en la pista de Jamont Gordon sirvió para que la defensa rusa presionara más las líneas de pase, provocando pérdidas que unidas al despertar triplista del CSKA de la mano de Kirilenko cimentaron un parcial de 9-2 que colocó al descanso un 50-40 que no era más que el preludio de lo que estaba por llegar.
La debacle En el tercer cuarto la lógica acabó imponiéndose de forma aplastante. A la nave del Gescrap Bizkaia se le multiplicaron las vías de agua a base de cañonazos de los de Kazlauskas y el 34-11 en ese parcial acabó provocando el hundimiento, con una desventaja para los bilbainos que llegó a ser hasta de 38 puntos (89-51) antes de que los anfitriones se relajaran y los hombres de negro maquillaran en la medida de lo posible el escandaloso marcador, rendidos a la evidencia de que hay muros imposibles de derribar... al menos en el primer intento.