EN estos tiempos de nacionalidades convenidas, de pasaportes regalados a cambio de casi nada, Emir Preldzic es el exponente máximo de estos cambios de chaqueta, de camiseta, más bien, que están convirtiendo el baloncesto europeo en un zoco de voluntades. Porque en todas partes cuecen habas. El alero del Fenerbahçe Ulker, que disimula sus 24 años en unas facciones de niño imberbe, nació en Zenica, en Bosnia-Herzegovina, y con 16 años ya había debutado como profesional en el KK Celik de su ciudad natal. En la temporada 2004-05, fichó por el Triglav Kranj esloveno y ahí empezó su peculiar relación con tres países distintos.

Con su llegada al Geoplin Slovan, Preldzic empezó a darse a conocer entre los analistas y seguidores de las competiciones de jóvenes. Y es que no era, ni es común, encontrarse con un base en el cuerpo de un ala-pívot, un jugador de 2,06 metros que puede ocupar sin ningún problema las posiciones del uno hasta el cuatro en una cancha de baloncesto. Es lo que se viene a llamar el point-forward, ese modelo que tiene en Hedo Turkoglu a su principal exponente y que en algunos momentos ha llegado a ser Álex Mumbrú en el Gescrap Bizkaia.

La Federación de Eslovenia no podía dejar pasar la oportunidad de reclutar a un jugador entonces flaquito que podía dar un salto de calidad a sus selecciones inferiores. Como ocurre con muchos deportistas de las antiguas repúblicas yugoslavas, Emir Preldzic pudo acogerse a la doble nacionalidad y en 2006, con apenas 18 años, debutó con la selección U20 de Eslovenia en el Europeo de la categoría -allí coincidió con su actual compañero Gasper Vidmar- en el que su equipo logró el bronce y el recién llegado fue el máximo anotador (20,3), reboteador (9,4), pasador (3,4) y recuperador (2,4) de los verdes.

el paso definitivo Los ojos de todo el mundo ya estaban puestos sobre él, incluso los de la NBA. Preldzic disputó el Nike Hoop Summit, el evento deportivo-comercial para los mejores chavales menores de 19 años, e hizo que su nombre se subrayara en todas las agendas de este y aquel lado del Atlántico. Y en estas apareció un tipo avispado, un viejo zorro también bosnio que cambió el rumbo de la trayectoria deportiva del joven todoterreno de Zenica.

Bogdan Tanjevic, el mismo que en su día descubrió a Dejan Bodiroga, se llevó a Preldzic al Fenerbahçe Ulker en 2007. El veterano técnico ejercía por entonces también de seleccionador de Turquía y, probablemente, empezaría su labor de zapa mental en el vestuario porque podía ver en su joven pupilo al sustituto de Turkoglu en el conjunto otomano.

No obstante, Emir Preldzic siguió un recorrido lógico al debutar con la selección absoluta de Eslovenia en el Preolímpico de 2008. Fue su última presencia con el conjunto balcánico. Entonces comenzó la polémica que ha acompañado al jugador del Fenerbahçe Ulker en los últimos años. Repentinamente, se negó a jugar más con Eslovenia y parecía que la idea de Preldzic era hacerlo para Bosnia-Herzegovina.

El jugador alega que fue obligado a aceptar la oferta de la selección turca, algo que ha cambiado su status dentro de la competición local. Las presiones de la Federación de Turquía y de su club hicieron efecto y llegaron hasta la FIBA que tuvo que saltarse la norma que impide alinearse con una selección si ya se ha hecho con otra antes de los 18 años. La ley deja una puerta abierta, la del "deseo expreso del jugador", y por ella entró Turquía para lograr que Eslovenia cediera. Seguramente, también hubo algún dinero por medio.

El caso es que Emir Preldzic debutó con Turquía en el último Europeo donde dejó de nuevo pinceladas de esa calidad y versatilidad que le llevaron a ser el segundo jugador que lograba un triple-doble en la Liga de Turquía. El Fenerbahçe Ulker lo amarró hasta 2014 después de que anotara 35 puntos y fuera el MVP de la final de la Copa. Aunque sus números en la actual Euroliga no sean descollantes (4,4 puntos, 3,9 puntos y 3,9 asistencias), cuando está en cancha condiciona tácticamente el partido. Lo mismo conduce el balón que postea o tira de fuera. Es el prototipo de jugador moderno, por eso y porque puede guardar en sus bolsillos tres pasaportes.