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Segundo mordisco

El Bizkaia BB no tuvo nunca el control del partido por culpa de una defensa muy endeble Los bilbainos quedan en riesgo dentro de un grupo muy igualado

Segundo mordisco

BILBAO

PARECE que el debut ante el Olympiacos fue una ilusión óptica, un espejismo. El Bizkaia Bilbao Basket no se está comportando en la Euroliga de la manera esperada. Dos salidas consecutivas ante los dos rivales teóricamente más débiles del grupo han mostrado a un equipo aún más endeble, que no ha logrado imponer esa superioridad que se le debe suponer al subcampeón de la Liga Endesa. Pero la teoría es papel mojado y el oficio y la experiencia que suponían un aval para estrenarse en la máxima competición no han asomado por ninguna parte en dos citas que acabaron con mal sabor de boca.

Después de ocho partidos, el Bizkaia BB sigue teniendo cuestiones pendientes. La primera de ellas, la defensa. Los de Fotis Katsikaris han pasado de lamentar que les pitaban muchas faltas a mostrarse muy frágiles en el uno contra uno. Cuando a alguien le sobrepasan con facilidad, poco importa lo que proponga el técnico. Los cambios defensivos propuestos ayer solo sirvieron para que Shermadini lo aprovechara para meter todos sus puntos debajo del aro y para que Leunen lanzara ocho triples, la mayoría de ellos sin una clara oposición.

El Bennet Cantú tuvo siempre la iniciativa desde el final del primer cuarto y el Bizkaia BB solo puso parche sobre parche, sin dar la impresión de tener un claro plan en el que confiar para tratar de darle la vuelta al marcador. Katsikaris probó de todo y casi nada le dio resultado, salvo acudir a Mumbrú y Banic de forma constante y algo previsible. Los quintetos en cancha provocan que el equipo esté algo descompensado. Con unos, juega sin tiradores y con otros, junta a Blums y Vasileiadis. Son dos formaciones demasiado diferentes. Pero, en cualquier caso, el Bizkaia BB está aún sin ritmo, sin explosividad. Se mueve, en defensa y en ataque, con demasiada lentitud.

Porque la Euroliga es otra cosa, está claro. No todos los días se tiene delante al Murcia. El que más lo está acusando es Aaron Jackson, que ayer como en Nancy fue víctima de la presión defensiva de sus rivales. Andrea Trinchieri lo tuvo claro y ordenó continuos defensas de dos contra uno en los bloqueos directos que desactivaron al base de Hartford. Sin la verticalidad del estadounidense, que renunció incluso a jugadas en las que debería imponer su velocidad y solo hizo un tiro en el tiempo que jugó, el Bizkaia BB se perdió en circulaciones inocuas que generaron pocas ventajas claras.

ni puntos ni creación El recurso a Raúl López y Josh Fisher tampoco funcionó porque no lo hicieron mucho mejor que Jackson al que Katsikaris señaló claramente al dejarle sin jugar los últimos 14 minutos del partido. Entre los tres bases del Bizkaia BB, se quedaron en cero puntos porque la defensa italiana puso todo el empeño en ello. De esta forma, Andrea Cinciarini se erigió en el dominador del partido desde el puesto de base. Incluso Basile se manejó con cierta solvencia en una posición que casi había olvidado.

En definitiva, el Bizkaia BB nadó siempre contra la corriente y no fue capaz, por errores propios, de colarse en el partido cuando el Cantú le abrió un resquicio. El tiro exterior está aparcado en el arsenal -solo tres triples anotados y cero puntos también de Vasileiadis-, justo lo contrario que los canturinos, que clavaron triples cada vez que los visitantes se aproximaron. Al final, el conjunto bilbaino regresó con otra derrota demasiado abultada que le pone en riesgo en un grupo muy igualado. La Euroliga ha abierto sus fauces y ha pegado dos buenos mordiscos a los hombres de negro, que han llenado sus mochilas de dudas y más presión aún para los partidos en el Bilbao Arena. Ganar fuera de casa sigue siendo la asignatura pendiente, pero más aún que el Bizkaia Bilbao Basket ponga en orden sus señas de identidad. Malo es hablar de actitud a estas alturas.