Llegar a ocho finales en once años es un gran bagaje, la recompensa a todo lo sembrado, para el Athletic. Sin embargo, el club rojiblanco no es el único que da alegrías a Bizkaia. De hecho, son muchos los deportistas y equipos del territorio que durante la última década se han colgado medallas y han levantado títulos; pero que también han lamentado tropezarse justo en el partido más importante de la temporada. Así, aunque es cierto que los pupilos de Marcelino son ya expertos en esto de jugar finales, las estadísticas cantan las derrotas. De once, solo dos victorias. Los títulos de la Supercopa. Por ello, el deporte vizcaino quiere ayudarles en el vital derbi ante la Real Sociedad. Darles el último empujón relatando su propia experiencia. De esta forma, la surfista Leticia Canales, el colegiado Juan Carlos García, el remero de Santurtzi Yeray Cayón, el karateka Xabier Pereda y la jugadora del Gernika Itziar Ariztimuño escriben su propio manual de supervivencia para salir triunfantes de la selva que puede ser una final.

Por un lado, Cayón apela al sentimiento de equipo, a la unión de todo el vestuario. A ese compañerismo que llevó a Santurtzi a saborear, tras 34 años sin catar la gloria, la Liga Euskolabel. Así, el remero ve cierto paralelismo entre la historia morada y la rojiblanca. Al fin y al cabo, ambos son clubes con una larga trayectoria y de vitrinas a rebosar; pero cuyos últimos éxitos -hasta que en 2020 Santurtzi se desquitó con una temporada para enmarcar- solo eran recordados por los seguidores más fieles. O más decanos. Pero Santurtzi y Athletic también se parecen en la conformación de sus plantillas. Esas que aúnan juventud con experiencia. “Los jóvenes teníamos ese punto de nervios que hace que en los entrenamientos previos le eches muchas ganas, pero por otro lado teníamos a los más veteranos que te piden cabeza y que todo ese trabajo explote justo en el momento adecuado”, dice Cayón. Por eso, el santurtziarra recomienda calma para los novatos y liderazgo para los más maduros: “Es necesaria esa mezcla para afrontar no solo las grandes citas, sino también el día a día. Las ganas y la ilusión se mezclan bien con el saber estar y la tranquilidad de quienes ya han vivido las grandes citas y saben lo que es ganarlas y también perderlas”.

Por otro lado, Leticia Canales habla de motivación y trayectoria. De echar la vista atrás para recordar todo el sudor que costó llegar hasta este momento: “Sí que es verdad que los deportistas trabajamos en vivir el momento y en centrarnos en la tarea inmediata, pero es inevitable que a veces la cabeza se te vaya antes de la final e imagines que puedes ganarla. Pero creo que eso es bueno”. Y sabe de lo que habla. La surfista no solo terminó el año pasado entre las diez mejores del circuito mundial QS, sino que además ha sido ocho veces campeona de España. Con todas las finales que conlleva haber ganado. Así, la sopelotarra cuenta la rutina que realiza antes de entrar el agua en la manga definitiva: “Siempre que llego a finales hago una recapitulación de todas las mangas que he tenido para llegar hasta ahí. Lo veo necesario para mejorar en cada eliminatoria, para ver los errores que he cometido y para no volver a cometerlos otra vez. Porque una final hay que ir a ganarla, después pasará lo que tenga que pasar. Pero hay que ir a ganarla”.

Con todo, la final de Copa entre Athletic y Real Sociedad no solo será disputada por estos dos conjuntos. También habrá otro elemento importantísimo para el que, llegar a este encuentro, también es especial: el cuerpo arbitral. Y de eso, de arbitrar finales, Juan Carlos García, árbitro de ACB y Euroliga, es un verdadero experto en estas lides. No obstante, el bilbaino tuvo “el privilegio” de dirigir la final de baloncesto de los Juegos Olímpicos Olímpicos de Río. Esa en la que Estados Unidos vapuleó a Serbia (66-96). “Fue una vivencia inolvidable, han pasado cinco años y aún así cada vez que lo recuerdo me recorre algo por el cuerpo… Estar en una final es indescriptible, pero estar en una olímpica, con la repercusión y el seguimiento que tiene tanto a nivel social como mediático… es una suerte poder vivirla y contarla. Son un privilegiado”, dice.

Aún así, a pesar de la complejidad que supone arbitrar una final, el consejo que le da al colegiado de la final es simple: estar concentrado. “Está sobradamente preparado y sabrá lo que hacer, pero la clave siempre es que mantener la concentración para hacer una correcta lectura del juego y aplicar el reglamento como hay que aplicarlo. No tengo ninguna duda de que estará muy motivado, espero que disfrute mucho”.

Itziar Ariztimuño también sabe lo que es jugar finales. Sabe lo que es hacerlo con su equipo y con la selección estatal. Y, además, sabe lo que es ganarlas y lo que es perderlas. La base del Lointek Gernika se proclamó campeona de Europa U20 en Hungría tras ganar a Serbia en un encuentro que no dejó lugar a dudas: 69-50. Pero cayó con el conjunto foral en la final de la Supercopa LF Endesa, la primera que disputaba el club gernikarra, ante el gran favorito: el Perfumerías Avenida (66-50). Así, Ariztimuño las ha tenido de todos los colores. Pero en todas recuerda un elemento común: la presión. “No es un partido más, lo vives de otra forma porque hay mucha más tensión en todos los movimientos. Tanto en ataque como en defensa. Sabes que en una final no te puedes permitir ningún fallo, es a vida o muerte. Y eso te da una chispa diferente”. Así, para la gernikarra, el equipo que consiga lidiar mejor con esa adrenalina, Athletic o Real Sociedad, estará mucho más cerca de la Copa.

Mente y cuerpo

“Los músculos se tensan y las piernas tiemblan. Y, cuando pasa eso, es mejor escuchar a tu cuerpo porque son reacciones normales que tienes que aprender a controlar”, reconoce Pereda. En octubre de 2017, el karateka vizcaino se proclamó campeón del mundo sub’21 en kata, la modalidad de su deporte que consiste en realizar una serie de movimientos coordinados y predeterminados en un combate imaginario. Fue el combate de su vida. Y lo ganó. Así que su sugerencia para el Athletic en este manual de supervivencia es claro: “Llegar hasta ahí es un sueño, pero gestionarlo no es fácil. Tienes que canalizar los nervios, el cansancio acumulado y la responsabilidad que ello conlleva. Todo eso requiere de concentración, así que presta atención sólo a lo que tu puedes controlar”.