Síguenos en redes sociales:

En el Athletic es tiempo de mirarse por dentro

La clasificación dice bien a las claras cómo le va al equipo, pero no explica cuáles son las razones que hay detrás, eso lo sabe un Valverde que ya no puede disimular su inquietud

En el Athletic es tiempo de mirarse por dentroMiguel Acera

Le queda un partido al Athletic para cerrar la primera vuelta, el 3 de enero en El Sadar, y mediado dicho mes abrirá la segunda en el campo del Mallorca. Huelga comentar nada sobre el valor objetivo que entrañan estos dos cruces porque la clasificación está como está. Dar buena cuenta de Osasuna y Mallorca serviría como prólogo de un calendario donde todos los puntos que se sumen serán bienvenidos si, como cabe pensar, Europa continúa vigente como meta a conquistar. Con los 23 que posee a fecha de hoy, el Athletic se ha abocado a forzar una progresión importante en su manera de competir. O mejora sustancialmente su rendimiento o acabará en tierra de nadie.

De momento, aparece empatado con el séptimo, un Celta que tampoco es el paradigma de la fiabilidad; el Betis ya le aventaja en cinco puntos y el Espanyol dobla ese colchón. A su espalda figura el recién ascendido Elche, con uno menos, y detrás Sevilla y Getafe, a tres de distancia. La identidad de los citados aporta una valiosa información para saber cómo discurren las cosas por Lezama. Por cierto, todos ellos se hallan con una jornada menos que el Athletic.

En semejante coyuntura, lo de apretar el paso a lo largo de los próximos cinco meses, ha dejado de ser lo que conviene para convertirse en lo que toca. No hacerlo deparará un balance negativo cuando la temporada baje el telón. Al respecto, Ernesto Valverde hizo un cálculo elemental cuando indicó que doblando en la segunda mitad de la temporada los 26 puntos, que sería el mejor registro posible en el ecuador de la liga (previa victoria sobre Osasuna), no alcanzaría para plaza continental. El año anterior, por ejemplo, con 52 puntos el Rayo fue octavo, misma posición que ocupó el Villarreal hace dos años con 53.

La opción de emularse y volver a firmar una tarjeta con 70 o 68 puntos, que son los obtenidos por los rojiblancos en los ejercicios más recientes, ni se contempla. Según Valverde, el método a seguir en el futuro inmediato consistiría en “mirar con un ojo hacia adelante y con el otro hacía atrás”. A no ser que la frase esconda un sentido figurado, ajeno a la literalidad, esa forma de mirar es la común, a la que todos están abonados, excepto el primero y el último de la clasificación. Se deduce por tanto que el entrenador aboga por la prudencia, la modestia, por ir paso a paso, sin pretender buscar atajos, dado que el equipo ya ha dejado claro que no está capacitado para garantizar un salto cualitativo, al menos a corto plazo.

Puede que lo de aludir al “adelante y atrás” sea un recurso, una escapatoria para no fijarse en lo realmente trascendente y eludir reconocer que el lugar al que habría que dirigir la mirada es adentro. Merecería mucho la pena fijar la atención en lo que se cuece en el seno de la plantilla, en vez de mantenerse tan pendiente de lo que hacen o no los demás.

Cuando el funcionamiento es acorde al potencial y, por tanto, los resultados coinciden con las expectativas, no es preciso estar muy pendiente de cómo le va al resto. Ya estarán ellos pendientes de lo de uno. Pero el nivel del Athletic se encuentra muy por debajo del cálculo que razonablemente se hacía en su entorno y harían de puertas para adentro, de ahí que quizá deba preocuparse de cómo les va la feria a otros. Pero sin dejar de mirar dentro.

El gol

Tampoco se sostiene que si un delantero, utilizó a Guruzeta de modelo, falla cinco ocasiones el dato indicaría que su actuación fue muy buena. Añadió que el problema sería si no contase con oportunidades. Mientras el Athletic se mantuvo firme sin casi ceder puntos y ello le permitió encadenar un cuarto y un quinto puesto en la liga, era frecuente que fabricase un número bajo de ocasiones. Pasaba que subía una, dos o tres al marcador.

No ganaba por generar muchas llegadas al área, que es sin ir más lejos lo presenciado en la primera mitad contra el Espanyol. El secreto del éxito radicaba en su índice de eficacia, en el acierto. La pegada que lucía entonces se traducía en puntos y, además, ello era viable porque mantenía su área vedada. Encajaba muy poco y con esta premisa activa, el camino hacia la victoria se allana mucho.

Te puede interesar:

Ahora no defiende igual de bien y desde luego en ataque no es ni sombra de sí mismo. Las lesiones le han hecho mella, pero se suponía que a Valverde le habían confeccionado un plantel estupendo, con alternativas para cada demarcación y un fondo de armario superior al de cursos precedentes. Se ha puesto de manifiesto que no, que el grupo no da de sí y en gran medida se debe a que hay quienes juegan por ser quienes son o, si se quiere, han sido, pese a que ahora no reúnan las condiciones adecuadas, no digamos óptimas. Consecuencia: el rol estelar, la titularidad, les queda ancho y el colectivo lo nota. Y no solo ocurre en la delantera. He aquí un detalle de lo que pasa dentro.