El denominado Tourmalet al que tiene que hacer frente el Athletic en una sola semana se le hace muy duro ya desde la primera cuesta, que encaró ayer en el enfrentamiento ante el Real Madrid en un clásico que careció de historia prácticamente desde el minuto uno, ya que el conjunto de Xabi Alonso impuso su ley y pasó el rodillo ante un colectivo rojiblanco que solo tuvo algunas opciones en unos minutos del primer acto en los que Courtois evitó el 1-1 con dos grandes intervenciones.
Lo mejor: Los buenos minutos en el primer acto y la inspiración de Unai Simón
El clásico de anoche entre el Athletic y el Real Madrid dejó muy frío al mundo athleticzale, que no se esperaba una versión tan pequeña del colectivo de Ernesto Valverde en un pobre partido y en el que pocas cosas positivas puede sacarse en clave rojiblanca. San Mamés presenció un ejercicio de impotencia de los leones y solo se entusiasmó con ese arreón en el primer acto en el que llegaron las dos mejores ocasiones de un Athletic que se activó gracias a una presión que propició despistes puntuales de un Real Madrid que se sabía dueño y señor de la situación. Unos minutos interesantes en los que el equipo de Valverde rompió por el costado izquierdo, primero en un robo de Jauregizar que llegó hasta Gorka Guruzeta, que sacó un duro disparo con la izquierda que despejó Thibaut Courtois, pesadilla de los leones, ya que después el belga sacó una mano increíble en un golpeo franco de Alex Berenguer que la grada ya celebraba el empate.
Cierto es que el Athletic llegó a esos minutos ilusionantes gracias a la inspiración de Unai Simón, que, al igual que cuatro días antes en Valencia, estuvo a un nivel alto, ya en los primeros instantes abortó dos ocasiones, una muy clara de Kylian Mbappé, de los madridistas, aunque ya no pudo atajar una tercera, fruto del misil que lanzó el pichichi merengue y que supuso el 0-1. Se trató de un mero espejismo, porque Camavinga puso las cosas en su sitio al hacer el 0-2 cuando se acercaba el descanso. Fin de la película cuando solo se había proyectado la mitad del metraje.
Lo peor: El regreso a las debilidades defensivas y la falta de soluciones desde el banquillo
La puesta en escena no presagiaba un partido amable para el Athletic, que aplicó un plan conservado con la apuesta por una especie de trivote que no dio el fruto esperado. Ernesto Valverde quiso protegerse en la medular con la intención de sumar robos de balón y activar una mayor velocidad a las acciones ofensivas, misión que apenas tuvo indicios de resultar efectiva. Sobre todo, porque el Real Madrid supo leer el partido, sacó el rodillo y pulsó el botón de ganador liderado por un Kylian Mbappé demoledor, autor de dos de los tres goles de su equipo y que sacó a relucir las debilidades defensivas de un conjunto rojiblanco que afrontaba el clásico después de encadenar dos partidos consecutivos con la puerta a cero.
El partido pintaba mal para los intereses del Athletic, que carecía de credibilidad en las dos áreas, con lo que quedó a merced de un Real Madrid que sentenció antes el descanso. Valverde no dio con la tela para buscar soluciones a lo que se añadieron las malas actuaciones de jugadores referencia como los casos de Dani Vivian o Iñigo Ruiz de Galarreta, o la del mismo Aymeric Laporte, ya que estuvieron muy lejos de una buena versión. El fiasco era inevitable y este Athletic suma ya más derrotas en lo que va recorrido de liga, siete, que las totales del curso pasado, seis, una matemática que retrata la versión menor que lastra a este Athletic.