La cita con Nacho Novo, como no podía ser de otra manera, es a las puertas del Ibrox Stadium. Acude en pantalón corto y camiseta corta, pues el tiempo acompaña en una tarde más veraniega que primaveral en Glasgow, donde las nubes brillan por su ausencia y el termómetro supera los 20 grados. En los poco más de 50 metros que separan la fachada de la tribuna principal del campo del Rangers de la tienda-museo que se edificó en una construcción más moderna, le paran hasta tres grupos de personas distintas, que son todas las que se cruzan en su camino. “¿Qué es Novo para vosotros?”. “Una leyenda”, exclama una aficionada que anima al gallego a volver a calzarse las botas. “Nos vendrías muy bien”, le dice. “No estoy ya para jugar. Soy demasiado mayor”, responde con una sonrisa.

No lo digo yo. Lo dicen los suyas. Es una leyenda para la afición del Rangers. ¿Cómo lo lleva?

—La verdad es que me parece bien, sobre todo cuando dejas de jugar sentir el calor de la gente es emocionante. Me tienen mucho cariño aquí y yo, la verdad, es que les quiero también mucho a ellos. Intento disfrutar de esos momentos con los aficionados.

Y eso que en privado me ha comentado que intenta pasar desapercibido, que prefiere estar en un segundo o tercer plano.

—Sí… Yo soy muy para mí, reservado. No me gusta exponerme mucho. Aquí, en Glasgow, no voy al centro nunca. Estoy en casa o voy a la montaña a caminar. No me gustan las aglomeraciones.

También ha comentado con la grabadora apagada que era por evitar encontrarse con determinada gente. La afición del Celtic le tiene por un enemigo…

—Me odian. La verdad es que me odian.

Suena un poco…

—Pero es lo que hay. Yo siempre he llevado esas cosas positivamente, porque significa que lo he hecho bien, ¿sabes? Aquí el fútbol se vive de una manera totalmente diferente a como se hace en el resto de sitios, la verdad. Hay mucho odio y eso es complicado. Pero bueno, yo siempre estoy con mi niño, me voy a las montañas, y ahí es donde estoy más tranquilo, la verdad.

¿Cómo se explica a alguien que no conoce nada de la rivalidad que existe en Glasgow entre las aficiones del Rangers y del Glasgow lo que se vive en la ciudad?

—Es todo política. Política y religión. Hoy en día por esto último igual no tanto, pero se mantiene esa tradición.

En una entrevista que concedió a ‘Relevo’ hace casi un año desveló que había sido amenazado de muerte por el IRA. ¿Qué pasó?

—He sufrido pintadas, algún daño en el coche, intentos de agresión… A mí esas cosas no me dan miedo. Soy del norte, que ya de por sí somos cabezones, y yo soy el primera cabezón. Insisto en que no me dan miedo, pero sí impresiona cuando tienes hijos y una familia. Pero bueno, que tampoco me lo tomé mal.

¿Cómo reaccionó cuando sufrió las amenazas?

—Me llamó la policía. Me citaron en comisaría y me lo dijeron. Me dijeron que me querían pegar un tiro y hasta el tipo de arma que iban a utilizar.

“Ojalá pudiera haber jugado yo en el Athletic. Es un club que siempre me ha llamado la atención por su filosofía"

¿Cuándo fue?

—En 2018.

Pese a que habla de ello con mucha naturalidad y entereza, se tuvo que ir de la ciudad por un tiempo.

—Sí, me mudé a Londres un tiempo. Pero ahora vivo de nuevo en Glasgow. En las afueras, pero de nuevo en la ciudad.

"Valverde es uno de los entrenadores que me hubiera gustado que me entrenara. Me fascina”

Hablemos de cosas más amables. Tiene varios títulos de entrenador y solo le queda el del último nivel, por lo que está capacitado para hablar de la figura de Ernesto Valverde. ¿Qué le parece?

—Me encanta. Es uno de los entrenadores que me hubiera gustado que me entrenara. Me fascina. La verdad es que mi entrenador favorito siempre ha sido Manolo Preciado. Recuerdo que me decía que el Athletic era un equipo al que quería entrenar. Pero no pudo cumplir ese sueño. Y yo comparto ese punto de vista. Ojalá pudiera haber jugado yo en el Athletic. Es un club que siempre me ha llamado la atención por su filosofía. Y ahí sigue, siempre en primera jugando con su gente. Mi padre jugó en el Betis y eso me atraía, pero el Athletic es como especial. Y eso, Valverde me gusta mucho como entrenador. Mira lo que logró el año pasado con ese título de Copa…

Nacho Novo posa en el exterior del Ibrox Stadium. Aitor Martínez

A Barry Ferguson, el técnico del Rangers, lo conoce bastante más. De hecho, jugó con él. ¿Cómo analiza su trabajo?

—Como jugador era duro. El típico futbolista británico. Seguramente ha sido uno de los mejores jugadores que ha salido de Escocia. Era un jugador muy bueno, con llegada. Un box to box. Fue capitán del Rangers muy joven, creo que con 18 años. Como entrenador cogió las riendas del equipo a finales de febrero. Él no tiene mucha experiencia, pero está bien rodeado por un equipo de trabajo que sí tiene más experiencia que él. Compensa esa falta de bagaje en los banquillos de la élite con mucho conocimiento. Y también ha madurado mucho como persona. Creo que le puede ir bien en los banquillos.

Aunque el equipo, especialmente en casa, no anda muy fino últimamente, hasta el punto de que suma cinco derrotas consecutivas en Ibrox, algo que no había sucedido nunca en la centenaria historia.

—Sí, parece que últimamente les está costando bastante más en casa y la verdad es que no sé por qué. A veces podría ser por un exceso de confianza. Pero no lo sé realmente. Estuve en la grada del Celtic Park viendo el último Old Firm, en el que ganamos, y ahí sí vi un equipo muy reconocible. Un Rangers del que sentirnos orgullosos, que se parece a eso que ha sido siempre y que compitió a un gran nivel. De hecho, ganamos en los últimos minutos. Diría que el equipo se contagió de la mentalidad de Barry (Ferguson) de cuando era jugador. Esa mentalidad suya de ganar siempre, de ser fuerte, duro, agresivo y entender el juego. Diría que es la primera vez en cuatro o cinco años en la que he visto a un Rangers que me ha gustado de verdad. Y se lo dije a Barry. Le dije que estábamos orgullosos de él. Aquí es duro ser entrenador del Rangers. Si ganas está todo perfecto, pero como pierdas dos partidos seguidos… No es fácil.

¿Y cómo ve al Rangers en términos generales?

—Es complicado… En Europa jugamos bien. El equipo quedó octavo en la liguilla, lo que no es nada sencillo. En Europa hemos estado bien. Es cierto que de vez en cuando nos relajamos, que a veces vamos ganando y muchas veces nos meten alguna, pero en liga está siendo distinto. Diría que los jugadores que tenemos son europeos por cómo entienden el fútbol, no tienen ese carácter británico. Y eso hace que en liga las cosas no estén yendo especialmente bien.

“He sufrido pintadas, algún daño en el coche, intentos de agresión… A mí esas cosas no me dan miedo. Soy del norte”

Son segundos, a trece puntos del Celtic, que tiene todo encaminado para lograr su 55º título de liga e igualar con ustedes en el número de trofeos domésticos.

—Es que en liga hemos tenido algunos petardazos. Parece que a los jugadores les cuesta asimilar que hay que jugar en campos como el Celtic Park o Ibrox, pero también en otros mucho más pequeños, sin tanto ambiente. Campos en los que el rival te da el balón y te está encimando todo el rato con un juego muy duro. Cuando yo jugaba en el Rangers en casa ganábamos esos partidos. Si perdías, perdías contra el Celtic. El equipo no tiene mucha consistencia y Barry está intentando cambiar eso, pero los jugadores son los que son.

Tatuaje del escudo del Glasgow Rangers en el gemelo.

Tatuaje del escudo del Glasgow Rangers en el gemelo.

¿Es la defensa la parcela más débil del equipo?

—Digamos que defensivamente nos meten muchos goles y algunos en situaciones que no deberían pasar. Pero claro, también desde fuera es más fácil de decir. A mí me han preguntado.

Ahora que el Rangers no atraviesa por su mejor momento, aunque ganó la liga hace cuatro años, la primera desde su regreso a la máxima categoría en 2016, ¿cómo viven sus aficionados esa superioridad del Celtic?

—El odio sigue ahí. Eso no cambia. Pero diría que en el tema futbolístico cada vez nos estamos acercando más al Celtic. He visto que se están dando pasos, pero el Celtic gana por inercia partido de liga que nosotros no. Esa es la diferencia. Hay que ganar al Hibernian, al St. Johnstone… Las ligas se ganan en esos partidos, no solo con el Old Firm.

Ante hemos comentado la mala racha del equipo en casa, donde acumulan cinco derrotas seguidas. ¿A qué se puede deber?

—Es complicado. Puede ser por la presión, porque se intimidan… no sé. Porque hay jugadores experimentados en la plantilla. Y claro, en la calle sí se habla de esas derrotas. Y conociendo a Berry Ferguson, seguro que él tampoco se ha callado las cosas en el vestuario.

¿Cómo ve la eliminatoria entre el Rangers y el Athletic?

—El Athletic es el favorito, pero puede pasar cualquier cosa. Si estamos bien, tendremos posibilidades.

¿En el entorno del Rangers también se considera favorito al conjunto bilbaino?

—Sí. No hay más que ver los partidos del Athletic, dónde están situados en liga y su trayectoria europea de esta temporada. Somo un equipo que jugamos mejor fuera de casa que en casa, así que habrá que ver qué pasa. A ver cómo se amolda el equipo al estilo de juego del Athletic. Los jugadores van a tener que mentalizarse para sufrir mucho. l