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Alavés 1-1 Athletic

El Athletic se desinfla y cede un empate ante el Alavés

Salió brioso, marcó Unai y luego bajó sus pulsaciones, no creó juego y el Alavés pudo lograr su premio

El Alavés-Athletic, en imágenesBorja Guerrero

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Derbi feo, trabado por la pegajosidad de los contendientes, donde brillaron por su ausencia el fútbol, entendido como una actividad asociativa, así como las situaciones de peligro. Alavés y Athletic se enzarzaron en una generosa pelea en la faceta física, aunque absolutamente huérfana de temple, criterio y precisión. Ambos pueden dar el empate por bueno, con lo ofrecido no podían aspirar a nada mejor ni esperar un desenlace distinto al registrado. En todo caso, unas tablas sin goles de por medio hubiesen reflejado con mayor fidelidad el rendimiento de unos y otros. Fue el típico encuentro exento de gracia, apenas sostenido por la incertidumbre que siempre alienta un marcador corto. Ni siquiera hubo espacio para la emoción, un aliciente que se asocia al riesgo, a las alternativas o a una actitud más valiente por parte de los protagonistas.

Esa inevitable sensación de haber presenciado un espectáculo de muy bajo nivel, señala especialmente al Athletic. Al Alavés, inmerso en una coyuntura delicada, se le podía exigir entrega, concentración, que minimizase errores para mantenerse con vida durante toda la tarde y, a modo de extra, que metiese una, si es que generaba algo de fundamento en ataque. Bueno, pues fue exactamente lo que plasmó sobre el césped de Mendizorrotza: orden, contundencia, tesón y bastante fiabilidad en defensa. Ello le permitió, con el derbi muy avanzado, neutralizar el valor del gol de Unai en el inicio y retirarse a la ducha con la convicción de haber cumplido con su parte.

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En cambio, el Athletic no alberga razones para estar satisfecho con lo realizado. Aparte de desperdiciar bazas tan significativas como un potencial superior al del rival y una dinámica de juego y marcadores excelente, tampoco supo rentabilizar la ventaja. El gol se antojaba el factor clave sobre el que gestionar el derbi, pero en vez de suponer un impulso se diría que tuvo el efecto opuesto. No es que se relajase, sencillamente sus prestaciones fueron bajando según se consumían los minutos, se olvidó de proponer con el balón, de construir, limitándose a contener. Pero resulta muy difícil frenar durante ochenta minutos a un enemigo necesitado sin crearle dudas, sin ponerle en apuros, sin hurgar en sus deficiencias. Lo acabó pagando con la pérdida de dos puntos.

Este domingo no fue el bloque incisivo que acostumbra y dejó que el Alavés se rehiciese y hallase el premio al sudor que invirtió ante una afición que no cesó de transmitirle su aliento. Un panorama que en absoluto se preveía después de comprobar la puesta en escena de los rojiblancos. Su poder intimidatorio fue determinante para orientar el partido. La presión alta ejercida desde el saque de centro supuso un auténtico quebradero de cabeza para el cuadro local, incapaz de sacar el balón de su área, lo que le llevó a utilizar el envío en largo. Método que se tradujo en múltiples pérdidas, facilitando esa labor de acoso y derribo que tan bien desarrollan los hombres de Valverde.

Encajonado el Alavés en su terreno, con sus piezas ofensivas completamente ajenas a lo que se cocía, el Athletic solo necesitó un par de llegadas para tomar la delantera. Un servicio al espacio de Iñaki Williams dejó a Unai completamente solo para encarar a Sivera y colocar el remate lejos de su alcance. Tenaglia habilitó la posición del goleador, tal como corroboró el VAR. Durísimo golpe para un Alavés que no dejó de sufrir y no asomó por los dominios de Simón hasta la acción que cerró el primer período.

Fueron muchos minutos disputados según el guion que proponía el cuadro visitante, que prácticamente nunca se sintió obligado a recular. No obstante, si se exceptúan un par de aproximaciones tras robo, en especial una de Jauregizar que no dirigió a portería, el Athletic fue perdiendo metros. El Alavés era incapaz de hacer daño, pero el tramo previo al descanso le convenció de que era posible llegar al área. Kike García era una isla, pero incomodaba a los centrales y abría una vía que sus compañeros no lograban explorar.

El segundo acto confirmó la tendencia previa. El Alavés entendió que le convenía adelantar la estructura, a riesgo de desproteger su espalda. No le quedaba oro remedio y sucedió que el Athletic se desvaneció. No emitió señales de estar en condiciones de retomar el mando. El asunto se iba torciendo y el ingreso de Sancet y Guruzeta se debe entender como un intento por alterar el paso de un adversario a cada rato más firme y atrevido con la pelota. No sirvió de nada. La citada pareja permaneció inédita, sin abastecimiento, a lo que se sumó que los Williams anduvieron de capa caída, sobre todo el pequeño, relevado más adelante, .

El gol firmado por Jordán fue el fruto del solitario remate que anotó el Alavés. Guridi recibió en el vértice derecho de la frontal y su violento tiro pasó entre varios hombres, incluido Paredes al que se le coló entre las piernas. Dicha circunstancia impidió que Simón reaccionase a tiempo, vio el balón muy encima y apenas logró frenarlo con un brazo, pero al quedar suelto, Jordán no tuvo oposición para remachar a bocajarro.

Ahí mismo podía el árbitro haber decretado el final. El Alavés se había crecido, la inercia le daba confianza y lógicamente no iba a exponer, mientras que enfrente ya no estaban para buscar la heroica. Vivian marcó en el añadido, a la salida de un córner, pero el árbitro sancionó su aparatoso empujón sobre Mouriño. Una mera anécdota en una tarde gris, donde el Athletic extravió las señas de identidad que había exhibido en el comienzo.

ALAVÉS: Sivera; Tenaglia, Abqar, Mouriño, Diarra; Blanco (Min. 72, Guevara), Jordán; Vicente, Carlos Martín (Min. 61, Stoichkov), Guridi; y Kike García.

ATHLETIC: Simón; De Marcos, Vivian, Paredes, Adama (Min. 46, Berchiche); Ruiz de Galarreta (Min. 78, Vesga), Jauregizar; Berenguer (Min. 60, Guruzeta), Unai Gómez (Min. 60, Sancet), Nico Williams (Min. 78, Djaló); e Iñaki Williams.

Goles: 0-1: Min. 10; Unai Gómez. 1-1: Min. 67; Jordán.

Árbitro: Sánchez Martínez (Comité Murciano). Amonestó con cartulina amarilla a los locales Blanco y Tenaglia, y a los visitantes Adama y Yuri.

Incidencias: Partido correspondiente a la decimo séptima jornada de LaLiga EA Sports disputado en el estadio de Mendizorrotza ante 19.239 espectadores.