El día que salió a entrenar al campo de Lezama con los guantes puestos, se puso en marcha la cuenta atrás para el regreso a la competición de Unai Simón. Han transcurrido algo más de cuatro meses desde que fuera intervenido de una dolencia en su muñeca derecha, el plazo que los médicos estimaron precisaría para la obtención del alta. Así pues, el dilatado proceso de recuperación se aproxima a su final, ya solo resta por conocer la fecha exacta en que volverá a ocupar la portería del Athletic. Puede ser mañana en el partido de Europa League que acoge San Mamés con motivo de la visita del IF Elfsborg sueco o en la jornada liguera del domingo frente al Rayo en Vallecas.
La decisión corresponde en última instancia a Ernesto Valverde, quien estima que Simón se halla en condiciones de actuar con garantías. Quedó claro cuando el pasado sábado su nombre fue incluido en la relación preliminar de 24 convocados para el derbi con la Real. Por si quedase alguna duda, en la lista definitiva también figuró Simón junto a Julen Agirrezabala, que fue el titular. Ningún jugador se sienta en el banquillo en una cita oficial si no está preparado para intervenir. Había que descartar un hombre para cumplir la normativa y ese fue Alex Padilla.
En el derbi, el protagonismo de Simón se concentró en los prolegómenos. Apareció sobre el césped de San Mamés portando el Trofeo Zamora que conquistó la pasada campaña. Posó ante la afición junto a la plantilla al completo con el galardón que le fue concedido por haber encajado solo 33 goles en 36 encuentros.
No constituye un secreto que Simón es el elegido para disputar el campeonato de la regularidad. Ahora quizás se haya olvidado que en un pasado no muy lejano se puso en cuestión quién debería ser el portero del Athletic. Entonces, el entrenador resolvió el asunto dejando meridianamente claro que su favorito era el de Murgia, cuya jerarquía permanece intacta pese al rendimiento ofrecido no solo por Agirrezabala, su relevo habitual, sino también por Padilla en las contadas ocasiones en que se han reclamado sus servicios.
En todo caso, la alternancia ha servido para constatar que no existe en el equipo una demarcación mejor cubierta. Entre Agirrezabala y Padilla se han encargado de que la ausencia de Simón en vez de un problema sea un mero contratiempo sin mayor relevancia. De hecho, el balance de goles en contra relativo al tramo de calendario consumido desde agosto confirma lo apuntado. En total son quince los goles recibidos por el Athletic al cabo de dieciocho compromisos, catorce de liga y cuatro de Europa League.
Números que se reparten de la siguiente forma: Agirrezabala ha jugado de inicio en quince ocasiones y recibido nueve goles, mientras que Padilla encajó seis en tres titularidades y dos suplencias: medio partido frente al Celta y los últimos minutos contra el Sevilla a causa de la roja directa que vio Agirrezabala.
Unai Simón entró en el quirófano el 18 de julio, a los cuatro días de proclamarse campeón continental en el Estadio Olímpico de Berlín. Durante los meses previos jugó infiltrado para atenuar la “inestabilidad en el escafoide-semilunar” de su muñeca derecha. Lesión que, según los especialistas, ni le incapacitaba ni tenía el riesgo de agravarse. Una iniciativa consensuada con el Athletic, así como que se operaría al acabar la participación de España en la Eurocopa.
Ello implicaba que Simón causaría baja durante la primera parte de la vigente temporada. Se dijo que la rehabilitación llevaría unos meses, aspecto este que fue precisado por el cirujano, quien situó su retorno cerca de las navidades. Justo horas antes de ser operado, Agirrezabala sufrió un aparatoso golpe en la zona lumbar ejercitándose en Lezama. Simón planteó la opción de aplazar la intervención, pero el club consideró que no merecía la pena. Lo de Agirrezabala, tres fracturas vertebrales, no iba a ser un impedimento para que el guipuzcoano estuviese preparado en un tiempo relativamente corto.
De modo que Padilla tomó parte en las dos primeras jornadas ligueras. Su comportamiento ante Getafe y Barcelona mereció grandes halagos. Agirrezabala le tomó el testigo en la tercera fecha del campeonato, en Mestalla. Pese a que tuvo alguna tarde no muy afortunada, no tardó en alcanzar el notable nivel que le ha caracterizado desde que diese el salto al primer equipo.
En adelante, Valverde dilucidará el reparto de responsabilidades en la portería. A diferencia de años precedentes, la agenda rojiblanca alterna hasta cuatro frentes: liga, Europa League, Copa y Supercopa. Hasta el verano, Simón siempre, salvo algún momento puntual, se encargó de la liga y Agirrezabala de la Copa, donde acaparó todas las rondas y la final culminada con el título. Una fórmula razonable, al menos de entrada, pudiera consistir en que el suplente habitual continúe jugando en Europa hasta que el equipo entre en el bombo copero y Simón lo haga en la liga. Pero cabe que el técnico haga una excepción y permita a este último estrenarse delante de la afición mañana mismo.